Aunque no sea una fiesta oficial, el pasado 20 de julio, numerosos rusos a lo largo del país se reunieron alrededor de hogueras para bailar y cantar y celebrar una de las festividades más antiguas del país.
Se celebraba el Día de Perún, una antigua fiesta eslava dedicada al dios del trueno y los guerreros. Antiguamente era uno de los eventos más importantes y perdura en la Rusia actual. Se cree que en este día los hombres sacrificaban un gallo o un toro y lavaban sus armas en la sangre del animal. Evidentemente, no se celebra así hoy en día, dice Elizaveta Timoshkina, confundadora del grupo de cultura eslava Beli Bar (Leopardo Blanco). “Recuerdo que una vez trajeron un cordero al festival. La idea era sacrificarlo y cocinarlo por la noche. Sin embargo, al final nadie era capaz de matar el animal”, declara.
“El Día de Perún se celebra con hogueras y después con luchas de uno a uno entre los hombres”, explica Timoshkina. Los ganadores reciben unas insignias especiales, hechas de plata, bronce o cobre, con diseños basados en motivos funerarios encontrados en excavaciones arqueológicas.
En cuanto anochece, los hombres realizan una danza alrededor del fuego y unen sus manos. Tratan de alcanzar el máximo de velocidad sin caer sobre la hoguera, en una muestra de fuerza y agilidad.
“Si tuviera que nombrar las antiguas fiestas eslavas que siguen celebrándose actualmente, diría que las más popular es Máslenitsa, una especie de carnaval en el que se comen blinis (tortitas) durante una semana, se despide el invierno y se celebra la llegada de la primavera. Los eslavos lo celebraban alrededor del 20 de marzo”, dice Timoshkina. “También está el Día de Iván Kupala (el 24 de junio), alrededor del solsticio de verano; Karachun, vinculado al solsticio de inviernos, sobre el 22 de diciembre; el Día de Perún y Veles, en mitad de invierno, concretamente el 11 de febrero”.
En estas recreaciones de las festividades antiguas se practican también pasatiempos tradicionales, como la lucha a puño descubierto. Alexéi Leshachkov, historiador de las artes marciales, explica que los jóvenes comenzaban a luchar a una edad temprana y realizaban diferentes ejercicios. Había juegos como 'Muro contra muro', donde dos grupos trataban de expulsar a su oponente de una zona determinada o 'El rey de la colina', donde una persona trataba de quedarse en lo alto de una colina mientras el resto se esforzaba por sacarlo de ahí para convertirse en el nuevo rey.
Este historiador no cree que haya antiguas técnicas de artes marciales rusas y que las escuelas que han proliferado por el país ofreciendo este tipo de clases, lo hacen por cuestiones de marketing. “El arte marcial ruso es una amalgama de boxeo, sambo y kárate, aparecido a finales del siglo XX”, explica.
El retorno de las tradiciones eslavas tiene también una vertiente en la psicología aplicada. El grupo de coaching Ladoga, con sede en Moscú, incorpora a sus actividades ritos del pasado. Según la psicóloga del centro Olga Kolyada, la cultura tradicional contiene algunas claves para vivir feliz.
“Redescubrimos las formas de nuestros ancestros. Por ejemplo, los antiguos cantos eslavos, que utilizaban la voz para tratar de superar la pena. Utilizamos esas técnicas para ayudar a las personas a superar momentos traumáticos a través del uso de su voz”, explica.
Según Kolyada, la adhesión a una visión tradicional del mundo ayuda a no caer en la depresión. “Las costumbres de la antigua Rusia se organizaban de la siguiente manera: la primavera era una época para soñar y prepararse para crear; el verano era para actuar y tomar riesgos; el otoño, para recoger los frutos y el invierno, para concentrarse en el mundo interior. Una vez que alguien descubre esto y comienza a vivir según los ritmos de la naturaleza, y no según su calendario de vacaciones, es capar de realizar más cosas en su vida”.
Por su parte, para el sociólogo Alexéi Levinson, de la Escuela Superior de Economía de Moscú, el resurgimiento de estas tradiciones es reciente y va en aumento. “Es una tendencia internacional, similar a lo que ocurre en Inglaterra, Escocia o Escandinavia”, declara. “Las sociedades necesitan símbolos para mantener su identidad”.
Sin embargo, considera que esta vuelta a las tradiciones en la cultura popular es más bien superficial y son pocos los que se lo toman realmente en serio. “A los jóvenes les gusta poner algún elemento tradicional eslavo en la ropa, ya que es algo inusual”, declara. “Ser patriota se ha convertido en algo que está de moda en Rusia y apelar a la cultura del pasado es una manera de formar parte de esta tendencia”, concluye el sociólogo.
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