Fallece Borís Strugatski

Borís Strugatski. Fuente: ITAR-TASS

Borís Strugatski. Fuente: ITAR-TASS

La muerte de Borís Strugatski supone decir adiós a una época. Los hermanos Arkadi y Borís fueron los autores de ciencia ficción más fomosos de la URSS y numerosas obras suyas se adaptaron al cine.

Cuando en 1957 los hermanos Arkadi y Borís Strugatski comenzaron a escribir su primer libro, probablemente no se podían imaginar que diez años después se convertirían en los auténticos directores del pensamiento de un enorme país.

 

La popularidad de esta pareja de escritores en los años 60-70 era un auténtico disparate, eran más famosos que Eric María Remarque o Ernest Hemingway, que en aquel entonces eran los ídolos de la intelectualidad.

 

Sus libros, que ellos llamaban “relatos, fueron saliendo uno detrás de otro. Por la profundidad de los temas que trataban bien podían ser el inicio de muchas novelas y prácticamente todos ellos se convirtieron en bestsellers.

 

"El lunes empieza el sábado", "Qué difícil es ser dios", "Escarabajo en el hormiguero", "Mil millones de años antes del fin del mundo" y muchos otros que, a pesar de las enormes tiradas, desaparecían en un momento. Probablemente en aquellos años no había nadie a quien le gustara la lectura que no leyera a los Strugatski.

 

No solo eran los más famosos escritores de ciencia ficción de la URSS, sino que  fueron considerados clásicos en todo prácticamente todo el mundo.

 

Sus libros se tradujeron a más de 30 lenguas y, a comienzos de 1991, los Strugatski tenían en su haber 321 ediciones en 27 países diferentes. Como dijo uno de sus seguidores "a diferencia de toda una multitud de escritores de ciencia ficción, estos autores sabían lo que era un campo tensorial y la métrica de Schwarzschild".

 

El responsable de los campos de tensión en la pareja era el hermano menor, Borís. Él, a diferencia de su hermano humanista (Arkadi había terminado el Instituto Militar de Moscú de lenguas extranjeras y se diplomó en lenguas orientales y japonés), era físico hasta el tuétano, se graduó en el conocido instituto Mecánico-Tecnológico de LGU en astronomía y trabajó muchos años en el Observatorio de Pulkovski.

 

Durante mucho tiempo Borís se mantuvo a la sombra de su hermano mayor. La biografía de Arkadi Strugatski estaba más llena de acción y tragedias: la evacuación con el padre del bloqueo de Leningrado (el padre murió en sus brazos), el servicio militar en Orenburg, más de diez años en el ejército, la participación en la guerra soviético japonesa, un trabajo de muchos años como redactor, después sacó a la luz los primeros clásicos de la ciencia ficción soviética.

 

Borís era una persona casi normal. Es cierto que con 10 años vivió el terrible primer invierno del bloqueo de Leningrado del 41, pero a partir de ahí fue como el resto: terminó el colegio con buenas notas, estudió en el LGU, hizo su tesis, el Observatorio de Pulkovski y desde 1964 escritor profesional.

 

A partir de ese momento tan solo existen los libros. Libros en los que, con su hermano, realizaron quizá la tarea más importante y difícil de su vida: mostraron a la gente un futuro en el que apetecía vivir.

 

Su ciclo de novelas de varios tomos sobre el mundo Mediodía (llamado así por el título del primer libro del ciclo "Mediodía, siglo XXII") fue el segundo intento (después del libro de Iván Efremov) en la literatura soviética de describir una visión a gran escala de sociedad comunista. El segundo, el último y probablemente el más acertado.

 

Los protagonistas de Efremov están demasiado alejados. Pero los protagonistas del mundo de Mediodía son como nosotros, aunque mejores. Dicen tacos, sueñan, se enamoran, se lanzan a la busca de la decisión correcta, cometen errores e incluso delitos. Pero a pesar de todo,  son más limpios y más felices, simplemente porque viven en un mundo creado para gente feliz.

 

El mundo de Mediodía estaba absolutamente vivo y ahí es donde reside su fuerza, una fuerza que no ha remitido. Es sorprendente el hecho de que mientras nuestro país construía el comunismo, directores de cine llevaran a la pantalla todo tipo de obras de los hermanos Strugatski: "El hotel del alpinista muerto", "El lunes empieza el sábado", "Picnic junto al camino" (que se convirtió en el Stalker de Tarkovski), "Mil millones de años antes del fin del mundo", pero ninguna del ciclo del Mediodía.

 

Y de pronto ahora, cuando la idea de la construcción de un futuro feliz se ha suprimido, prácticamente al mismo tiempo se estrenaron dos grandes versiones cinematográficas de los libros más importantes de "Mediodía": "La isla habitada" y "Qué difícil es ser Dios". 

 

Casualidad o no, el dueto de los hermanos Strugatski no sobrevivió a la Unión Soviética. En 1991 el país se hace pedazos pero poco antes del Tratado de Belovesh, en octubre de 1991, la vida de Arkadi Strugatski se interrumpió.

 

El hermano menor se quedó solo y declaró que ya no existía el escritor llamado "hermanos Strugatski" y que nunca más existiría,  que continuaría "serrando el grueso tronco de la literatura con la habitual sierra de dos manos, aunque esta vez ya sin compañero".

 

En 20 años ha publicado (bajo el pseudónimo S. Vititski) tan solo dos libros. En los 90 salió "En busca de la predestinación o el vigésimo séptimo teorema de la ética" y "Este mundo impotente". Los últimos años fueron muy difíciles para él, tanto físicamente (Borís Natanovich tuvo varios infartos), como psicológicamente.

 

Muchos de sus seguidores no aceptaron la evolución de sus puntos de vista, Strugatski pasó de ser un romántico comunista a un ultraliberal, partidario de la terapia del shock y después un lúgubre escéptico. Tuvo que vivir mucho tiempo en un mundo en el que Mediodía había perdido. 

Ahora muchos dicen: "Ha muerto una época". Es algo que siempre se dice cuando muere una figura famosa, pero está vez es cierto.

 

Ya hace muchos años que nos abandonan los patriarcas, autores de una gran generación que ha hecho de la ciencia ficción una literatura de pleno derecho.

 

Han desaparecido Saimak y Asimov, Heinlein y Dick. Hace relativamente poco nos abandonaron Clarke y Lem, Schekley y Vonnegut. Este año ha barrido lo que quedaba en 2012 han muerto Harry Harrison, Ray Bradbury y Borís Strugatski.

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