En los siglos XVIII y XIX en Rusia, los productos se conservaban con el uso de lejía en polvo, ácido salicílico y ahumándolos con hierbas. Para un almacenamiento más prolongado, era necesario crear un ambiente libre de oxígeno, por lo que los productos se cubrían con jarabe de miel, cera de abeja o clara de huevo. La comida también se enterraba en arena, ceniza o grano. Se creía que si un producto no olía mal, seguía siendo comestible. No te aconsejamos que frotes la carne con azúcar, como recomendaba un libro de cocina publicado en 1808, pero podemos enseñarte platos que se pueden preparar con esos ingredientes que han perdido parte de su atractivo.
La solianka es una sopa que se puede preparar con cualquier tipo de carne que te encuentres en la nevera. Si tienes una salchicha que te ha sobrado, dos lonchas de salchichón, filete de pollo de la cena de anoche y algo de jamón del desayuno, tienes suficiente para prepararla. Añade a los ingredientes de la carne unos pepinos encurtidos, un par de aceitunas, un tomate triturado y un limón seco. Por extraño que suene, terminarás disfrutando de una deliciosa sopa.
Puedes encontrar una receta completa pinchando aquí.
Si no tienes nada destacado en tu nevera, puedes poner todo lo que te sobre en una zapekanka. Esta se puede hacer con cualquier resto (patatas, pasta) e incluso con gachas de avena de alforfón. La receta es bien simple: corta una cebolla en aros, y ralla queso. Pon la mitad de la avena de alforfón de ayer en una bandeja para hornear untada con aceite vegetal, pon encima la mitad de la mezcla de queso y cebollas. Espolvorea con hierbas y condimentos. Añade entonces otra capa de avena y queso. Vierte un huevo batido encima y ponlo en el horno 20 minutos.
Puedes encontrar otras recetas para la zapekanka pinchando aquí.
A la gente en Rusia le encantan las empanadillas, por lo que estas se preparan con una variedad infinita de rellenos. Puedes inventar tu propia versión: picar una salchicha o cualquier carne cocida que esté a punto de ponerse mala en tu nevera, hervirla a fuego lento con cebollas y zanahorias salteadas, restos de arroz y hierbas picadas. Solo te quedará preparar la envoltura de masa.
Pincha aquí para aprender unas cuantas formas de preparar pirozhkí.
Tal vez sueles comenzar tu mañana con un plato que se parece a la tortilla daguestaní, mandirmak, sólo que no lo sabías. Siguiendo la receta clásica, prepararla consiste en rebanar una cebolla en aros y saltearla en aceite vegetal hasta que esté medio cocida. Luego se le añade una capa de tomates en rodajas y otra de patatas crudas ralladas. Agrega sal y pimienta al gusto. Deja cocer a fuego lento todo durante 10 minutos. Mientras tanto, bate los huevos con sal y viértelos en las verduras, entonces hierve a fuego lento hasta que se cuezan. Para que las patatas se cocinen, necesitarás unos 25 minutos. Se da la vuelta a la tortilla cocida y se espolvorea con hierbas. Para una versión de crisis del plato, usa cualquier verdura pocha, restos de papas hervidas y huevos.
Si quieres saber más sobre la gastronomía caucásica, que, al parecer, es uno de los secretos de la longevidad de los pueblos de esta región, pincha aquí.
El pan rancio se puede convertir en un bocado delicioso (conocido como tostada francesa) si se remoja en una mezcla de queso rallado y huevos y se hornea o se fríe en una sartén. Además, el pan rancio se puede utilizar para hacer picatostes que se añaden a una sopa o una ensalada. El pan se corta en rodajas, se coloca en una bandeja para hornear, se introduce en el horno y se hornea hasta que se vuelva de color dorado. Pasados por una picadora de carne, los picatostes se convierten en migas de pan que se pueden espolvorear sobre chuletas Pozhárskiye o coliflor.
¿Sencillo, verdad? Si eres algo torpe con los fogones, pincha aquí para descubrir 7 sencillas cenas rusas pensadas para hombres que no se manejan en la cocina.
¿Qué hacer con el arroz sobrante? Mézclalo en forma de papilla de arroz con requesón, huevo, unas cucharadas de azúcar y harina y añade una pizca de vainilla. También puedes agregar pasas. Si la mezcla no es lo suficientemente dulce, añade azúcar. Si no es lo suficientemente viscosa, harina. Forma con la masa bolitas, enharínalas y fríelas en una sartén empleando aceite vegetal.
Si te sobró en el desayuno algo de saludable papilla de avena, date el gusto de comer galletas no tan saludables. Utilizando una batidora, bate el huevo con azúcar, añade las gachas de avena, bate todo un poco más y añade tres cucharadas de aceite vegetal refinado. Luego agrega polvo de hornear (0,5 cucharaditas), harina (100 g por 200 g de avena) y vainilla para darle sabor. Mezcla hasta alcanzar una masa consistente. Pon las galletas en una bandeja para hornear y mételas en el horno precalentado a 200°C durante 10-15 minutos. Puedes agregar pasas, albaricoques secos, ciruelas, pasas y dátiles a las galletas, sólo asegúrate de que no haya demasiado en el exterior para que no se queme.
Todas las bayas y verduras se pueden convertir en una salsa y los tomates muy maduros, en salsa de tomate. Por cierto, cualquier salsa sobrante siempre se puede guardar vertiéndola en una bandeja de hielo y congelándola. Del mismo modo, puedes guardar las hierbas viejas, mezclarlas en una licuadora con aceite de oliva y ajo o simplemente ponerlas en agua hervida. Podrás agregar estas hierbas preservadas a una sopa o a un guiso dentro de unos meses.
Si quieres conocer la receta de un sabroso postre hecho con sobras, pincha aquí.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: