De izquierda a derecha. Los actores Vladímir Vdovichenkov, Elena Lyadova, Román Madyanov, el director Andréi Zviaguintsev en el Festival de Cannes. Fuente: Denís Makarenjo/RIA Novosti.
1. El mayor éxito del cine ruso en 2014
Es la película rusa que más éxitos ha cosechado ya no este año, sino durante los últimos años. Su Globo de Oro es el primero que recibe una película rusa desde hace casi medio siglo (el anterior lo recibió la película Guerra y paz de Serguéi Bondarchuk). Además, Leviatán ha sido nominada para el Oscar a la mejor película en lengua extranjera. Por primera vez no se trata de una película de género o de época, sino de un drama de autor basado en la vida de la provincia rusa. Los académicos estadounidenses todavía no han visto en la gran pantalla esta cara de Rusia.
Además, tiene cuatro nominaciones a los premios de la Academia de Cine Europeo. Obtuvo el premio principal del festival de Londres y el premio al mejor guion de Cannes, una lista de premios bastante importante, aunque todavía no está completa.
En la actualidad, Zviáguintsev es el director ruso más importante. Su debut tardío, titulado El regreso, recibió en 2003 dos Leones de Oro en Venecia. El destierro, rodada en Europa con actores rusos y una actriz sueca, obtuvo en Cannes el premio al mejor protagonista masculino (Konstantín Lavronenko), y su film Elena recibió en el mismo festival el premio especial Un certain regard.
Leviatán es probablemente la mejor, la más compleja y la más intransigente de sus películas.
2. Crítica social
Leviatán es la película de mayor actualidad e intensidad que se ha rodado en Rusia en mucho tiempo. Su argumento trata sobre la confrontación entre un simple mecánico de automóviles y sus escasos aliados (su esposa, su hijo menor de edad, un amigo y compañero de trabajo que llega desde Moscú, abogado de profesión), contra el aparato del Estado. El alcalde de la pequeña ciudad invade la casa y las tierras del protagonista y planea arrebatárselas a toda costa.
Sin embargo, la película de Zviáguintsev no es solamente una condena hacia el sistema, sino un serio análisis de sus raíces: el problema no consiste en la corrupción y la conexión de todas las ramas del poder entre sí, sino en la bendición que otorga a todos estos turbios asuntos la principal autoridad moral, la Iglesia ortodoxa rusa.
3. Lectura metafórica
El film responde a las expectativas de los espectadores del cine ruso, aunque también les engaña. Sí, es un largo, lento y melancólico drama sobre la lóbrega vida de los habitantes de las provincias. El paisaje es agreste y pintoresco (esto es lo que se espera de Zviáguintsev desde su mágica películaEl retorno).
Los destinos de los personajes son complicados y trágicos. En cada plano (con una gran sensibilidad artística, no sólo cinematográfica), puede hacerse una lectura metafórica o simbolista: esto fascina a algunos y desespera a otros.
Por ejemplo, el propio Leviatán es un motivo bíblico, aunque por ahora no queda claro si es una serpiente o una ballena: en algunas escenas aparece un esqueleto de un animal marino, en otras asoma su cola en medio de la tempestad oceánica, y en otra un sacerdote se acerca al protagonista y le lee un mini-sermón sobre Jehová, de cuyo libro forma parte también el Leviatán.
Además, en el largometraje de Zviáguintsev hay algo que no acostumbra a haber en la industria cinematográfica metafísica rusa: un mensaje político directo, un gran trabajo por parte de los actores, unos diálogos realistas y una cierta dosis de humor negro.
4. Lenguaje universal y profundamente ruso
La mayoría de los partidarios de esta película, comenzando por la neozelandesa Jane Campion (que dirigía el jurado de Cannes que premió la película), no valora el retrato que en ella se hace de la Rusia de Putin, sino, por el contrario, su lenguaje universal.
Incluso para una persona que no entiende de política, Leviatán es un potente drama, puede que una tragedia al estilo clásico en la que la catarsis únicamente tiene lugar a través del dolor y la compasión. Tanto el humor de Zviáguintsev como su lírica y su mirada épica hacia el lugar del hombre en la naturaleza y en el universo resultan totalmente comprensibles para un espectador de cualquier país del mundo.
El argumento se basa inicialmente en la historia real del estadounidense Marvin Heemeyer, a quien intentaron arrebatar su casa y sus tierras: Heemeyer construyó un bulldozer y destruyó la mitad de su villa, incluido el edificio de la fábrica de cemento de la que provenía la extorsión. Después de ello acabó con su vida.
Leviatán de Zviáguintsev acaba de otro modo, pero el vínculo y el paralelismo con Estados Unidos son intrigantes. Tanto más cuanto que la banda sonora está tomada de la ópera Akenatón, del compositor estadounidense Philip Glass.
5. Referencias literarias
Zviáguintsev es más un hombre de cultura que un hombre de política. A pesar de la relevancia y la actualidad del film, el argumento de la rebelión a la desesperada de un hombre contra el Estado y el orden mundial, en la interpretación del director, está estrechamente ligado a la historia de la literatura mundial, comenzando por la Biblia, pasando por Michael Kohlhaas de Kleist y terminando por las mejores obras de la literatura clásica rusa: El jefe de estación de Pushkin, El capote de Gógol, Pobres gentes de Dostoievski, Lady Macbeth de Mtsensk de Leskov y toda la prosa tardía de Chéjov. Todo ello se refleja en Leviatán directa o indirectamente.
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