Fuente: RIA Novosti
En 1918, año del final de la Primera Guerra Mundial ,fueron muy frecuentes los casos en los que los soldados del Ejército Rojo cruzaban las líneas del frente y no se daban cuenta de que estaban en un campamento enemigo hasta que iniciaban una conversación. Para distinguirse de sus enemigos, en la primavera de 1918 el Ejército Rojo introdujo una marca especial en el pecho con la forma de unas ramas de laurel entrelazadas y una estrella roja en cuyo centro figuraba el emblema de la hoz y el martillo. De este modo, “el ejército de los obreros y los campesinos subrayaba su vínculo con el pueblo”.
Pero el elemento distintivo más visible del uniforme de un soldado del Ejército Rojo era la budiónovka (gorro que debe su nombre al militar soviético Semión Budiónni). El patrón de este gorro se diseñó antes de la guerra como tocado para los participantes en el desfile conmemorativo del aniversario de la dinastía gobernante.
Fuente: Ria Novosti
Durante la Guerra Civil el uso de la budiónovka se extendió en gran medida. Era un casco cubierto de tela con visera, cogotera y unas orejeras que caían a los lados. Cuando hacía calor se abotonaban arriba y cuando hacía frío se soltaban y se ataban bajo la barbilla. En la parte central llevaba cosida una gran estrella de tela cuyo color dependía del tipo de tropa al que pertenecía el soldado. La estrella de la infantería era roja, la de la caballería era azul y la de la artillería era naranja.
El Ejército Rojo, de base obrera y campesina, tenía unos principios muy distintos a los del anticuado ejército zarista. Por ejemplo, el Ejército Rojo no tenía cuerpo de oficiales, que eran considerados un vestigio del pasado, un elemento del autoritarismo.
Sin embargo, ningún ejército puede existir sin comandancia. En el Ejército Rojo mantuvieron los puestos de mando, limitándose únicamente a cambiar sus nombres. El coronel se convirtió en el komot (acrónimo de “komandir otdelenia”, el comandante de división), el general pasó a ser komdiv (“komandir divizii”, comandante de división). El rango más alto era el de komandarm (“komandúyushi armiei”, el comandante del ejército).
Además del cuerpo de oficiales, se eliminaron también los elementos distintivos especiales del uniforme de los rangos militares más altos, los cordones y las charreteras, y hubo que idear nuevas insignias. El grado ahora se definía por la cantidad de triángulos, cuadrados o rombos cosidos en las mangas de la guerrera o del capote. En las solapas de la ropa también se cosían insignias de distintos colores según el tipo de tropa.
Con el tiempo, el uniforme militar soviético fue perdiendo los originales elementos de la época revolucionaria y fue acercándose a los modelos existentes anteriormente en las tropas zaristas.
En 1924 se anularon todas las insignias cosidas en las mangas y solapas de la ropa. A partir de ese momento, el grado de un comandante únicamente se podía saber por los ojales del cuello, donde ahora se encontraban los cuadrados, triángulos y rombos que antes se llevaban en las mangas. Su tamaño ahora era menor y estaban hechos de metal.
En lugar de la budiónovka se introdujo un gorro idéntico para todos los tipos de tropas y rangos: una gorra con visera que llevaba una cinta con una estrella roja. Para las unidades de combate se introdujo el uso de un casco metálico diseñado para las tropas zaristas ya en el año 1916.
Los antiguos capotes con solapa fueron remplazados por unos nuevos que perduraron en el ejército con escasos cambios hasta principios del siglo XXI: hasta el invierno pasado, un soldado del ejército ruso moderno vestía igual que en 1920. Todos los soldados recibieron guerreras idénticas de color de camuflaje. En la parte posterior del cuello se añadió un trozo de tela de algodón blanca que protegía el cuello de los rasguños.
Fuente: TASS
El personal de mando del ejército recuperó ciertas distinciones en su uniforme. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, los grados militares revolucionarios fueron sustituidos por los tradicionales: los generales y los mariscales aparecieron de nuevo en el Ejército Rojo. La parte superior de su uniforme volvió a ser una guerrera con una sardineta de paño rojo y galones dorados.
A los oficiales se les concedió el derecho a llevar armas de mano, algo que no se había permitido desde la época de la Revolución. De nuevo volvieron a llevarse las papajas, unos gorros altos originarios del Cáucaso que solían llevar los oficiales del ejército zarista. Los soldados de caballerías les tenían un especial apego. Las charreteras, sin embargo, no volvieron al ejército hasta los años de la Segunda Guerra Mundial.
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