Rusia zarista (XVI - XX)
Los cosméticos y la moda eran ciertamente diferentes en los distintos estratos de la sociedad. La noción de "piel blanca, mejillas sonrosadas y cejas negras" siguió siendo popular durante mucho tiempo, especialmente entre las personas de las clases media y alta.
En los siglos XVI y XVII la palidez aristocrática fue la principal tendencia de belleza. Cuanto más pálida fueses, más rica parecerías, ya que los rostros morenos eran propios de los trabajadores del campo, expuestos al sol durante su trabajo. Los indolentes aristócratas de alto rango tenían más probabilidades de permanecer dentro o cubiertos.
Las mujeres se dieron cuenta de que el polvo ordinario no era lo mejor para blanquear suficientemente la cara, y el albayalde (el pigmento carbonato básico de plomo) no era perfecto, por la consistencia. Esto dio como resultado la aparición de las primeras cremas, que consistían en tiza triturada y cerusa mezclada con huevo y vinagre, que ayudaba a la usuaria a conseguir una piel pálida, lisa y brillante. El problema es que estas cremas se secaban y cuando sonreías corrías el riesgo de mostrar grietas en tu cara y darle un buen susto a tu pareja de té con pastas.
En el siglo XVII, las mujeres crearon el primer marcador, hecho de una mezcla de perlas auténticas disueltas en vinagre o jugo de limón que luego se secaba hasta que se convertía en polvo. Uno puede imaginarse un lema de marketing para la época: "¡Brilla como un zar!"
Dientes. ¿Blancos o negros?
La odontología casera era la práctica más extraña en cosmetología rusa. Tradicionalmente, los dientes se limpiaban con corteza de árbol, y los extranjeros se dieron cuenta de que… ¡algunas damas tenían los dientes negros!
La tiza se utilizaba como medio natural y barato para blanquear la dentadura, pero con este método se tardaba mucho tiempo y no era muy eficaz. Entonces la loción mercurial (una pasta hecha con compuestos de mercurio) se puso de moda. En dos o tres días se obtenían dientes perfectamente blancos. Su popularidad duró solo los meses en que sus usuarias descubrieron su toxicidad, cuando el esmalte se desmoronaba y los dientes comenzaban a pudrirse.En todas las épocas, las mujeres se copiaban. Por lógica, si una dama de clase alta tenía los dientes negros, entonces debía estar de moda. Las mujeres más pobres, en lugar del mortal mercurio, utilizaban manteca con hollín mezclado con pegamento de pescado.
Pedro el Grande prohibió el uso de compuestos de mercurio en cosmética.
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