Ha llegado el momento de abordar una de las cuestiones más candentes de la historia y decidir quién de los dos es mejor. No, la elección no es entre Batman y Superman, sino entre los dos barbudos más famosos de la literatura rusa. ¿De quiénes son las obras que exhibes orgullosamente en la mesa y con las que impresionas a los vecinos? ¿Cuál usas para el aislamiento del desván? ¿A quién citas con pretensiones cuando tomas una copa de vino o con lágrimas en los ojos mirando una botella de vodka?
En caso de que no los recuerdes bien, aquí te presentamos un breve resumen.
El principal psicólogo de la literatura rusa. Introdujo la palabra nadriv en la lengua rusa, que es difícil de traducir, así que no nos molestemos. Basta decir que se refiere a la angustia y al tormento que sufre el alma rusa. No hay medias tintas para los rusos. La vida es como un coche sin frenos, una elección entre lo excesivo o la nada absoluta. El amor no es real a menos que se sufra. Una borrachera que no te mata es un aperitivo.
Volviendo a Dostoievski por un segundo, creó al legendario Raskólnikov, un personaje perfecto para hacer memes con un hacha. “Raskólnikov te atrapará”, nos dicen los lectores en Facebook si por alguna razón se oponen a algo que hemos escrito.
En caso de que no lo supieras, escribió Guerra y paz, un mosaico literario de la vida rusa a principios del siglo XIX con descripciones muy detalladas de la guerra, las intrigas de la alta sociedad y el papel de la familia, el parentesco y el honor. Una y otra vez el lector se sorprende por su capacidad de meterse bajo la piel y en la médula ósea de su panoplia de personajes, desde la idealista Natasha hasta el belicoso Napoleón, y gran cantidad de otros a lo largo del camino.
Y no olvidemos Anna Karénina, injustamente eclipsada por la monumentalidad de Guerra y paz. La protagonista y víctima del que quizá sea el libro más grande de Rusia (y del mundo) sobre el amor y la traición, se lanza bajo un tren, convirtiéndose en otra gran aspirante a meme literario.
Demasiado deprimente. Sus libros hacen que los lectores coqueteen con el suicidio, lo que no es bueno para las futuras ventas. El principio central es que la salvación del alma está en la fe, pero no hay redención para el cuerpo, solo sufrimiento. Por otro lado, debido a exigencias editoriales muchas novelas se escribieron sobre la marcha, en muy poco tiempo. Necesitaba dinero para cubrir sus deudas, tanto de juego como de otro tipo.
Y lo que es peor, arruinó para siempre la imagen de San Petersburgo, convirtiéndola en una ciudad perennemente gris y sombría.
Demasiada verborrea. Cuando termina una frase no recuerdas cómo había empezado. Además, tiene moralidad en cantidades ingentes. Es tan molesto que la presencia del autor a veces eclipsa a sus personajes.
A pesar de todos los sermones, no practicó lo que decía. Discutió de manera interminable con su esposa y engendró muchos hijos.
Literatura rusa, ¿qué leer y cuándo? Te presentamos una guía accesible a este gran universo.
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