Psicología, perspectivas poco habituales, diagonales y geometría fueron las señas de identidad de Alexánder Ródchenko, uno de los pioneros de la fotografía soviética.
Ródchenko era un compañero de vanguardistas como Vladímir Maiakovski, Vladímir Tatlin y Kazimir Malévich, a quienes retrató en fotografías. También captó en imágenes el poco convencional y creativo ménage à trois que existió entre Maiakovski, su musa Lilia Brik y su esposo Ósip Brik.
Ródchenko creó la primera publicidad soviética, junto con Maiakovski, para una serie de clientes (Mosselprom, Goskinó, etc.). Fue el primero en empezar a hacer fotomontajes y collages y está considerado un pionero del diseño gráfico en la URSS.
Ródchenko pintó abstracciones geométricas, además estuvo fascinado por el suprematismo y el minimalismo. Impregnó su fotografía con el vanguardismo del momento.
Las imágenes de Ródchenko dieron forma a la imagen de la nueva “tierra de los soviéticos” en muchas mentes. Influyó en cómo deberían ser las calles y los edificios de apartamentos, en cómo deberían vivir, trabajar y relajarse los soviéticos.
Muchas de las obras del fotógrafo están dedicadas a escenas idílicas de la vida en el nuevo país. Fotografió a pioneros, atletas y miembros del Komsomol.
Ródchenko fotografió el mayor proyecto de construcción de la URSS por encargo del Estado. El canal del mar Blanco-Báltico fue construido con el sudor y la sangre de los prisioneros del gulag. Aunque todo estaba preparado (las autoridades se aseguraron de acicalar a los prisioneros para que no parecieran demasiado demacrados), Ródchenko seguía impresionado por el espectáculo: “No hay mejor ejemplo de cómo el trabajo por el bien del Estado soviético puede reformar a los que ayer eran enemigos”.
Ródchenko estuvo casado por lo civil con la artista de vanguardia Varvara Stepánova pero también mantuvo relaciones con su musa, Evguenia Lemberg. Esta es una de las últimas fotos de ella, tomada por Ródchenko, antes de su trágica muerte en un accidente de tren. Por cierto, la foto se vendió en una subasta en Christie's por 519.000 dólares.
Las autoridades soviéticas esperaban que los artistas elogiaran las virtudes de una mente sana en un cuerpo sano. Por cierto, la estética corporal es inherente a todos los regímenes totalitarios. Otro claro ejemplo es la película Olympia, de la director de cine favorita de Hitler, Leni Riefenstahl.
En las obras de Ródchenko los desfiles físicos, por no hablar de los simples ejercicios matutinos, se convirtieron en una celebración de realismo social. Pero como creador, encontró el estilo cada vez más insoportable: “Se acerca el 30º aniversario del poder soviético y todavía nada. La vida se está volviendo peor y más aburrida”. Después de la guerra, abandonó completamente las sesiones de fotos.
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