Angélica tiene un extraño y raro síndrome: hiperexcitabilidad sexual provocada por el sonido de los truenos. En una tormenta eléctrica se apagan los centros de control en su cerebro y tiene relaciones sexuales con el hombre que esté a su lado, sin embargo posteriormente sufre amnesia.
Esta comedia erótica de Alexánder Polínnikov tiene elementos de misticismo y una historia de detectives. El único momento histórico en el que un largometraje como este podía aparecer fueron los primeros años tras la caída de la URSS, cuando de repente cualquier cosa era posible. Tanto es así que a veces, la película roza la pornografía. Uno de los personajes incluso explica esta permisividad: “¡En otro lugar puede ser porno y aquí es una ayuda visual!”.
Esta loca película es un claro reflejo de su tiempo por su ausencia total de educación sexual, cultura y debido al alto grado de locura. Por ejemplo, los cineastas y las masas en general, pensaban que un terapeuta sexual era un especialista al que gente iba a tener relaciones sexuales...
Al principio de la película, Marina, una trabajadora social, va a un apartamento alquilado a las afueras de una ciudad de provincias para reunirse con su amante, que es un amigo de la familia. Posteriormente, después de una de esas salidas nocturnas, es violada por un agente de la policía local. Entonces comienza a ir al mismo suburbio para reunirse con su abusador.
La película de Angelina Níkonova trata una patología sexual similar al síndrome de Estocolmo, según la cual las víctimas desarrollan una obsesión por sus abusadores. En este sentido se parece un poco a El último tango en París (en general, la película provoca una sensación bastante opresiva). Esta película es también un buen estudio social, que explora temas similares a los de Elena, premiada en el festival de Cannes, de Andréi Zviáguintsev.
Una chica moscovita inicia un romance secreto con un constructor provincial. Pasan cinco años de corrupción mutua, degradación moral y, en medio, un par de cadáveres.
Los productores se refirieron a esta película de Yegor Baránov como un thriller erótico, pero carece de la tensión erótica de otros largometrajes como Instinto básico. Aquí el sexo es como una metáfora de la corrupción espiritual y moral en las grandes ciudades y no se muestra con frecuencia. Aunque cuando se explicita se hace con más delicadeza artística y sensual de lo que era habitual en el cine ruso en 2014. En otras palabras, Langosta es un intento por hacer un thriller erótico como un género serio y completo. Algunas personas piensan que no estuvo tan mal.
El debut televisivo del polémico director teatral Konstantín Bogomólov se ha convertido en toda una sensación. En esta miniserie de dos episodios se muestra cómo el sexo y las mujeres mantenidas son algo establecido en la alta sociedad moscovita. Es la típica historia de una chica de provincias que conquista la gran ciudad, y consigue ocupar su espacio. Lo que sigue son las vicisitudes de la vida cotidiana de una mujer mantenida entrelazada con un complot criminal.
En cuanto a la cantidad de desnudos filmados con mano experta, tanto femeninos como masculinos, la serie de televisión de Bogomólov compite con la cantidad de asesinatos de Juego de Tronos. El elenco es como una guía telefónica de hermosas y exitosas estrellas de cine rusas: Alexánder Kuznetsov, Sofía Ernst, Alexandra Rebionok. Esta serie de televisión gustará a quienes disfrutan con gráficas y sensuales escenas eróticas.
Esta película es el último intento (serio y exitoso) del cine ruso actual por explorar el género de drama erótico. Fidelidad, de Nigina Saifuláieva, se estrenó recientemente en Kinotavr, el principal festival de cine independiente de Rusia y recibió numerosas críticas favorables. El crítico Alexéi Filíppov señaló la aparición de un nicho único para el cine ruso, “donde saben cómo tener relaciones sexuales, hablar como en la vida real y existir fuera de los juicios morales”.
Se trata de la historia de un matrimonio en el enclave de Kaliningrado, ciudad rodeada de Europa por todas partes, no es sobre la emancipation sexual, sino sobre conversaciones a pecho descubierto dentro de una familia que se ha visto afectada por una crisis. Aquí el sexo forma parte integral de la vida espiritual, más que de la vida corporal, y el resultado es impresionante.
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