La película de Egor Abramenko ya se ha convertido en un éxito entre los críticos de cine de EEUU. En rottentomatoes.com tiene un 89 por ciento de aprobados. Aquí están los motivos por los que tú también deberías disfrutar de esta nueva cinta que combina terror con ciencia ficción.
Es un hecho curioso que Rusia, el primer país que envió un hombre al espacio en el siglo XX, ignorase el tema del espacio en su cine durante mucho tiempo. Para ser más precisos, en la URSS, los vuelos espaciales eran un elemento importante de las películas de ciencia ficción para adolescentes, pero no se produjeron grandes películas sobre vuelos interestelares. Con una excepción Solaris de Andréi Tarkovski, que ni siquiera intentó pretender ser una película entretenida destinada a una amplia audiencia.
Después de la desintegración de la URSS, la vida de los cosmonautas se plasmaba periódicamente en películas de arte y ensayo, pero un verdadero avance en la exploración de este tema llegó sólo en 2017, cuando se estrenaron no una sino dos películas sobre las aventuras de los cosmonautas soviéticos en el espacio La edad de los Pioneros y Salyut 7.
The Passenger, un cortometraje de Egor Abramenko donde se originó la idea de Sputnik, se estrenó ese mismo año. En The Passenger, un cosmonauta que ha regresado a la Tierra tiene que ocultar el hecho de que tiene un extraterrestre viviendo dentro de él, al que las novias del protagonista tienen que alimentar de vez en cuando. Los productores decidieron convertir el corto de Abramenko en una película de terror espacial. Alien, de Ridley Scott, y La Cosa, de John Carpenter, fueron fuentes obvias de inspiración. Este enfoque resultó ser una fórmula ganadora. Sputnik, con su relativamente bajo presupuesto (aprox. 3 millones de dólares), es un indiscutible entretenimiento, siendo una sólida película de terror en la que la acción tiene lugar en un crepúsculo casi permanente. El foco principal no se pone tanto en los efectos visuales en sí mismos, sino en los personajes, sus secretos y relaciones.
Sputnik pertenece al no muy común género de horror retro. La película se desarrolla en 1983, en un seguro instituto de investigación soviético localizado en el páramo de las estepas kazajas. El centro de investigación en sí es un cruce entre una unidad militar y un gulag. Aquí, los empleados del instituto viven en dormitorios, mientras que los prisioneros ocupan los barracones de al lado. En línea con la trama, a estos últimos les espera un destino poco envidiable. Tanto el personal como los prisioneros están custodiados por soldados armados. Estos detalles realzan enormemente el efecto de horror y el miedo a las realidades del estado totalitario se combina con elementos tradicionales del género, como el suspense melancólico.
Según la trama, un grupo de investigadores y militares, dirigidos por el misterioso coronel Semiradov (interpretado por Fiodor Bondarchuk), investiga con el cosmonauta Veshniakov (interpretado por Piotr Fiodorov) después de su regreso de un vuelo espacial. El segundo cosmonauta ha muerto; en cuanto a Veshniakov, el cosmonauta superviviente no tiene ni idea de que tiene un alienígena viviendo en su interior. Por supuesto, los militares están tentados de usar la criatura espacial como un arma, pero para empezar, sería bueno poder comunicarse con ella. Con este fin, Tatiana Klimova (interpretada por Oksana Akinshina), una doctora que ha sido retirada de su trabajo de investigación por ser demasiado independiente, es enviada desde Moscú. Pero la llegada de Klimova a Kazajistán lleva el desarrollo de los acontecimientos en una dirección completamente inesperada.
Sputnik también sigue las últimas tendencias del cine de género. La historia se centra en un fuerte personaje femenino, con el que incluso machos alfa curtidos como el Coronel Semiradov son puestos en su sitio Al mismo tiempo, el género de terror está presente de forma directa, no hay casi no hay sustos los de dar un salto en tu asiento y el suspense se crea de maneras más sofisticadas e inteligentes. Incluso el propio alienígena, al salir del cuerpo de Veshniakov, sirve más bien como metáfora de los demonios internos que el cosmonauta tiene y son, por supuesto, destructivos, pero en un momento decisivo pueden ser beneficiosos.
Los decorados fueron construidos especialmente y los trajes hechos a medida para los protagonistas de la película, que se desarrolla en 1983. Pero su principal propósito no es tanto recrear con precisión las modas y el estilo de la época, sino más bien producir una fantasía retro. El mundo del Sputnik es desesperanzador lugar totalitario de cine negro, donde los pasillos están inundados de una inquietante luz roja y los protagonistas habitan pequeñas habitaciones filmadas de una manera calculada para inducir claustrofobia, y cuando la acción estalla al aire libre, se ve que todo alrededor es un páramo casi sin vida que se extiende hasta el horizonte. Tal abundancia de detalles funciona perfectamente por sí misma, pero, junto con los demás elementos, hace que Sputnik sea algo más que otra película de serie B sobre el tema de la muerte, y decididamente la hace destacar entre sus análogos cinematográficos.
Sputnik también es capaz de sorprender al espectador con giros originales de la trama en más de una ocasión. Y esta es melodramática, algo que no es típico en las películas de terror de ciencia ficción. En la segunda mitad de la película, Sputnik, a grandes rasgos, se inclina más por el drama que por el cine de género, y el público que espera una sangrienta batalla final debería ser advertido. No hay ninguna (bueno, casi). En su lugar, hay una conclusión que todo el mundo entenderá. Una sobre la perseverancia y fuerza de voluntad, que necesariamente serán recompensadas.
La pandemia de coronavirus ha causado que las fechas de estreno de las grandes películas de Hollywood se pospongan al menos hasta la segunda mitad del año 2020. Numerosos cines online han intentado ofrecer alternativas. Pero las ofertas de calidad no han sido tan numerosas, a pesar de la abundancia de contenido, sobre todo en lo que se refiere a los largometrajes de suspense. En este contexto, el éxito de Sputnik entre los críticos occidentales puede considerarse un subproducto de esta escasez: la falta de películas de género de ciencia ficción de calidad obliga a la gente a sentarse y a fijarse en proyectos de este tipo, que normalmente se considerarían exóticos para un público de habla no rusa. Bueno, hay que admitir que, en medio de la escasez general de cosas para ver en el verano, Sputnik ciertamente parece un gran acierto.
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