La arquitectura de papel surgió a finales de los años 70 y 80 como un movimiento conceptual de jóvenes arquitectos y diseñadores que no querían formar parte de la corriente arquitectónica soviética y crearon su propia realidad paralela. Se podía encontrar en artículos de revistas, proyectos de concursos y en exposiciones.
Los arquitectos de papel combinaron audazmente diferentes estilos y épocas, miraron al pasado en busca de imágenes de la ciudad ideal y las extrapolaron al mundo del futuro. No se podía esperar seriamente que ninguna de sus ideas se hiciera realidad, pero muchos de los temas que plantearon más tarde resultaron ser fundamentales para la planificación urbana en todo el mundo. Algunos de ellos siguen siéndolo hoy en día. Russia Beyond ha reunido diez de los ejemplos más sorprendentes de la arquitectura de papel soviética.
Arquitectos: Alexánder Gutnov, Andréi Baburov, Iliá Lezhava y otros.
A finales de los años 50, un grupo de estudiantes del Instituto de Arquitectura de Moscú diseñó un proyecto para el distrito residencial del futuro con el nombre de Nuevo Elemento de Asentamiento (abreviatura rusa: NER). El trabajo en el proyecto continuó durante más de 15 años, pero nunca llegó a realizarse en la práctica. Sin embargo, recibió reconocimiento internacional y fue expuesto en la 14ª Trienal de Milán en 1968 y en la Expo 70 de Osaka.
Con el tiempo, las ideas clave de la NER han llegado a prevalecer en todo el urbanismo contemporáneo. Entre sus principios fundamentales están: La separación de las zonas de producción y espacios residenciales, la humanización del medio ambiente, la distribución uniforme de las personas y las infraestructuras y el desarrollo de los terrenos vacíos. Cronológicamente, el proyecto fue anterior a la arquitectura de papel, pero fue un importante componente ideológico de la misma.
Arquitectos: Iskander Galimov, Mijaíl Fadeiev
Muchas de las ideas de los arquitectos de papel estiraron los límites espaciales familiares en el deseo de encontrar nuevas formas para que la arquitectura existiese. Un ejemplo de ello es el diseño de una ciudad imaginaria de Iskander Galimov y Mijaíl Fadeiev. Muestra un gigantesco puente de piedra con vías de tren, casas, fábricas y locales comerciales situados en sus diferentes niveles.
Arquitecto: Konstantín Boim
Esta serie de bronces en miniatura consiste en réplicas de monumentos conocidos de la arquitectura que no existen en realidad. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, edificios emblemáticos de la civilización soviética como el Monumento a la Tercera Internacional (“Torre de Tatlin”) y el Palacio de los Soviets de Moscú. Según Konstantín Boim, estos monumentos inexistentes representan una historia alternativa de la arquitectura, no menos interesante que la que vemos fuera de nuestra ventana.
Arquitectos: Alexánder Brodski, Iliá Utkin
En este caso los arquitectos diseñaron una casa de muñecas con el nombre de Tótem, que parece de hecho un tótem sagrado de los indios, un objeto de culto pagano. Concebido como un juguete para niños, permite a cualquiera que lo posea “jugar a cualquier cosa”.
La estructura está diseñada en forma de un poste de madera maciza apoyado en cuatro robustos pies de madera. Una escalera de caracol está instalada en el interior, mientras que el espacio restante está dedicado al dominio de la infancia, pudiendo cambiar a voluntad según la imaginación de sus habitantes.
Arquitectos: Alexánder Brodski, Iliá Utkin
Esta obra conceptual es una especie de monumento que preserva la memoria de todos los edificios perdidos, independientemente de que hayan tenido o no importancia arquitectónica en su vida.
“Cada edificio perdido, incluso el más anodino, forma parte igualmente del museo, por lo que un modelo arquitectónico exacto del mismo se coloca en un nicho. Después de todo, está investido del alma del arquitecto, de los constructores y de las personas que vivieron en él, así como, simplemente, de los transeúntes al azar que miraron casualmente en su dirección”, es como los arquitectos describen su proyecto.
Arquitectos: Alexánder Brodski, Iliá Utkin
El proyecto del auditorio itinerante es una especie de encarnación de la noción de que “toda la ciudad es un teatro”. Los arquitectos representaron aquí cómo podría ser una ciudad “para todos”.
“Nuestro teatro no tiene un escenario permanente, sino que, en sus constantes andanzas por la ciudad, se detiene en los lugares más inesperados y levanta el telón a la caza de nuevas producciones, nuevos diseñadores de escenas y nuevos actores”, dice la descripción del proyecto.
“Las compañías profesionales pueden actuar en su escenario, e igualmente, un transeúnte solitario que realice una enigmática improvisación puede atraer de repente un aplauso salvaje tras captar la atención del público”.
Arquitectos: Alexánder Brodski, Iliá Utkin
En el diseño de este edificio, el punto de partida de los arquitectos fue la imagen del hombre y sus problemas. El patio interior aquí se compara con el mundo interior de alguien que no puede, o no quiere salir al exterior.
“Nuestro Atrio” es un embudo de espejo insertado en un edificio de piedra sin ventanas. El embudo tiene una superficie reflectante del lado del patio y es transparente cuando se ve desde el interior del edificio. Todos los espacios habitables dispuestos alrededor del perímetro (no importa si se les llama habitaciones, celdas, cámaras o salas) forman una única pared de vidrio que mira hacia el embudo. Los residentes del edificio se miran unos a otros desde sus habitaciones, pero ven la infinitud.”
Arquitecto: Serguéi Barjin
El arquitecto ideó una forma ingeniosa de desarmar las superpotencias militares mientras se convertía este proceso en arte de acción. Sugería fundir miles de misiles, quitarles las ojivas, construir rascacielos residenciales con ellos y colocarlos en las plazas de las ciudades como un recordatorio del aterrador pasado militar.
También sería una forma de abordar uno de los principales problemas en “tiempos de paz”: la escasez de viviendas.
Arquitectos: Sergei Barjin, Mijaíl Belov, Mijaíl Jazanov, Yekaterina Belova, Yelena Kozelkova
Este es otro proyecto que replanteaba el papel del teatro en la ciudad. Cada calle aquí se ha convertido en un auditorio y cada plaza en un escenario. Cada edificio del barrio juega su papel como taquilla del teatro, vestuario, café o baño. “El juego de espacios nunca cesa,” explicaron los arquitectos, “ya que es llevado a cabo por una perspectiva ‘artificial’ o ‘inversa’ tanto dentro como fuera del barrio de los teatros.”
Arquitectos: Mijaíl Filipov, Nadezhda Bronzova
El proyecto de un Arca de Noé moderno era un monumento a toda la civilización humana construida en un “paraíso” perdido. En él, los arquitectos han combinado nociones de la ciudad ideal de cada uno de los últimos 10 siglos. La última capa está fechada en 2001 y simboliza el sueño de preservar la cultura de muchos siglos.
El libro de Yuri Avakumov “Arquitectura de Papel. Una Antología” fue publicado dentro del programa de publicaciones del Museo de Arte Contemporáneo Garage, Moscú. Russia Beyond agradece al museo por su apoyo en la preparación de este artículo.
LEE MÁS: Arquitectura constructivista en los países del antiguo bloque oriental y postsoviético
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: