Hermann, oficial del ejército imperial ruso y de etnia alemana, tiene una pasión reprimida por los juegos de cartas: le gusta tanto el juego que observa constantemente a otros oficiales jugando a las cartas, pero nunca juega él mismo, porque no le sobra dinero para despilfarrar.
Además, al ser de etnia alemana, demuestra una fuerte disciplina financiera: no está dispuesto a arriesgar todo lo que tiene para ganar lo que no tiene en ese momento. Hermann cree creer en los principios de prudencia, moderación y diligencia, pero, en el fondo de su corazón, el hombre alberga un deseo reprimido de dinero rápido y fácil.
Una noche, Hermann se entera por un compañero de que su abuela -una anciana condesa- ha adquirido un secreto místico nada menos que del conde Saint-Germain, quien le enseñó el secreto de las tres cartas ganadoras. Profundamente impresionado por la historia, Hermann se obsesiona por obtener el secreto.
Para acceder a la anciana condesa empieza a perseguir a su joven pupila, llamada Lizaveta Ivánovna. Ganándose la imaginación de la joven, Hermann la convence para que le deje entrar en la casa para una cita nocturna.
Pero, en lugar de ir a la habitación de Lizaveta y profesarle su amor como ella espera que haga, Hermann se presenta ante la anciana condesa y le exige que le revele su secreto. Cuando ella se niega, Hermann amenaza a la anciana con una pistola descargada y ella muere de miedo.
Hermann escapa de la casa con la ayuda de Lizaveta, que se indigna al descubrir que las profesiones de amor de Hermann hacia ella no eran más que el velo de la codicia del hombre.
Temiendo una represalia por su pecado, Hermann asiste al funeral. Cuando se acerca al ataúd, una visión le aterroriza: la anciana condesa abre los ojos y le dirige una mirada maligna.
Esa misma noche, Hermann se queda dormido tras haber bebido mucho. Durante la noche, el hombre tiene una visión sobrenatural: un fantasma de la vieja condesa se le acerca y le promete revelarle el secreto de las tres cartas si Hermann promete jugar sólo una mano cada noche y casarse con su pupila Lizaveta. Hermann acepta y el fantasma le revela las cartas ganadoras: un tres, un siete y un as.
Al conocer el secreto de las tres cartas, Hermann se olvida de todo menos del juego. Se obsesiona con la combinación de tres, siete y as. Lleva todos sus ahorros a un salón de juego donde los hombres juegan haciendo grandes apuestas.
La primera noche, Hermann lo apuesta todo al tres y gana. La segunda noche, el hombre apuesta todo lo que tiene más sus últimas ganancias al siete y vuelve a ganar para indignación del dueño del salón.
La tercera noche, Hermann vuelve al salón y todo el mundo deja de apostar para ver la increíble jugada de Hermann. Siguiendo las instrucciones del fantasma de la vieja condesa, Hermann lo apuesta todo al as. Sin embargo, cuando abre la mano, ve la reina de picas en lugar del as. El lector no tiene claro si Hermann se equivoca accidentalmente al elegir la reina de picas en lugar del as ganador, confundido por su aterradora similitud con la vieja condesa, o si la intervención sobrenatural cambia la carta ganadora por la reina de picas perdedora.
En cualquier caso, Hermann lo pierde todo y huye despavorido del salón. En un breve epílogo, el autor revela que Hermann enloquece y es internado en un manicomio. Los lectores también se enteran de que Lizaveta está felizmente casada con un funcionario del Estado que gana un sueldo decente.
Alexánder Pushkin escribió el relato en 1833 y lo publicó al año siguiente. La historia de codicia humana y lo sobrenatural se hizo inmensamente popular entre los lectores de Rusia y Europa, inspirando óperas de compositores rusos y franceses, entre ellos Piotr Chaikovski.
En La dama de picas, Pushkin cuenta una historia sobre vicios humanos como la avaricia, la indiferencia y la hipocresía, así como el deseo de enriquecerse sin mucho esfuerzo.
El aparentemente autodisciplinado personaje de Hermann cae víctima de los vicios que acechan su corazón mucho antes de enterarse de la existencia de la vieja condesa y su secreto. Tentado por la perspectiva de enriquecerse, Hermann rompe el corazón de la joven y no siente ningún remordimiento. Provoca la muerte de la vieja condesa, pero no siente remordimientos. Finalmente, se ve privado de todo a causa de su egoísmo y codicia.
Sorprendentemente, la inspiración de la historia surgió de personajes de la vida real: una noble rusa llamada Natalia Golitsina y su nieto que, según una leyenda, acudió a su abuela en busca de ayuda tras perder una considerable cantidad de dinero jugando a las cartas. La leyenda cuenta que la anciana noble reveló a su nieto el secreto de las tres cartas ganadoras que le enseñó el conde Saint-Germain y, de este modo, le salvó.
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