Tatiana Drubich como Ana Karenina.
Serguéi Soloviov/Solivs, 2009La película Ana Karenina inspiró la imaginación de Soloviov durante años. Le llevó alrededor de 17 años realizarla, ya que recaudar fondos para la película resultó ser un verdadero desafío. Incluso nombró a su hija Ana en homenaje a Ana Karenina, ¡y valió la pena! Ana Drubich, una prometedora compositora (hija de Soloviov y Tatiana Drubich), escribió la banda sonora para la película de su padre.
Soloviov percibió la obra maestra de Lev Tolstói como una novela metafísica sobre la desgracia de la humanidad, viviendo sin conciencia de manera descarada. En contraste, la Ana de Soloviov (interpretada por la eternamente hermosa Tatiana Drubich) es una mujer de conciencia hipertrófica. Su ternura y sinceridad son contagiosas. “Si buscas la perfección, nunca estarás satisfecho”, escribió Lev Tolstói en su novela.
La película está ambientada en los primeros años de la posguerra, en el otoño de 1946, en una pequeña ciudad provincial de Kazajistán (entonces parte de la URSS). Iván Naidenov, un adolescente local apodado “El Gris”, pasa su tiempo criando palomas. Su pasión es compartida por muchos otros residentes de la ciudad. Y cuando aparece una paloma blanca angelical en el cielo, como si acabara de salir de una pintura de Pablo Picasso, todos quieren atraparla.
Es una batalla entre el bien y el mal, la amistad y la enemistad, la crueldad y la bondad, la esperanza frente a la traición.
Esta adaptación cinematográfica de una obra de teatro de Alfonso López Michelsen, el 24º presidente de Colombia, es una producción conjunta entre la URSS y Colombia.
Leonid Filatov y Tatiana Drubich en "Los elegidos".
Serguéi Soloviov/Mosfilm, 1982Se centra en un aristócrata alemán (brillantemente interpretado por Leonid Filatov) que odia la ideología nazi y huye a Sudamérica, donde vive su primo.
Tatiana Drubich y Leonid Filatov en "Los elegidos".
Serguéi Soloviov/Mosfilm, 1982En Colombia, se une a la “crema de la crema”: los “elegidos” que no tienen principios morales. “B.K.”, como lo llaman, conoce al amor de su vida, Olga, quien vive en un barrio pobre junto a su hijo de diez años. La juventud, la belleza, la inocencia y la amabilidad de Olga podrían hacer que el protagonista recupere el juicio.
Borís Tókarev y Tatiana Drubich en "Cien días después de la infancia".
Serguéi Soloviov/Mosfilm, 1975La película es tan conmovedora como su música, escrita por Isaac Schwartz, y tan hermosa como la época en que tienes 14 años y te enamoras por primera vez. Cien días después de la infancia es una fábula alegórica sobre el crecimiento, con un toque de tristeza chejoviana. Al igual que en La gaviota de Antón Chéjov, en la que cada personaje sufre por un amor no correspondido y pese a ello nadie logra preservar los sentimientos de quienes los aman.
Tatiana Drubich como Alika en "Assa".
Serguéi Soloviov/Mosfilm, 1987Assa capturó el espíritu de la Perestroika de Mijaíl Gorbachov mejor que ninguna otra película. Se estrenó en 1988, marcando un punto de inflexión entre las dos eras. Es definitivamente la película por la que se recordará a Serguéi Soloviov. La película se desarrolla en la ciudad turística de Yalta, frente al mar Negro, y cuenta con más giros de la trama que una novela de Agatha Christie.
En resumen, un joven músico sin futuro está enamorado de una hermosa enfermera. El problema es que Alika (interpretada por la impresionantemente hermosa Tatiana Drubich, quien era la esposa de Soloviov en aquel momento) es la amante de un gánster. La soñadora chica con grandes ojos tristes se encuentra dividida entre los dos hombres, uno de los cuales es un criminal y el otro es un hipster.
Víktor Tsoi y su banda "Kino" en "Assa".
Serguéi Soloviov/Mosfilm, 1987Soloviov rompió nuevas barreras cuando llenó su película de músicos de rock soviéticos underground. Con Serguéi Bugaev 'Africa' en el papel principal, Borís Grebenschikov, cantante principal de 'Aquarium', como compositor de la película y el legendario músico de rock Víktor Tsoi y su banda ‘Kino’ como protagonistas, Assa resultó ser un verdadero festín para los fanáticos de la música en la Unión Soviética. Aquellos que vieron la película no pudieron evitar cantar junto con la leyenda del rock Tsoi en el final de la película: “Cambio, esperamos el cambio”.
Soloviov describió su película como un “viaje a lo desconocido”.
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