Caminando por la calle, es posible que el museo pase desapercibido: se trata de un pequeño edificio pintado de negro con el rótulo "Moscú subterráneo". Detrás hay unas escaleras que llevan al antiguo refugio antinuclear civil de la refinería de azúcar Krasnoprésnenski Mantulin, construido en 1972. La planta de producción llevaba mucho tiempo cerrada, y el refugio para sus trabajadores parecía no servir para nada. Hace unos meses, el personal del museo empezó a rehabilitarlo: le devolvieron su aspecto auténtico y lo llenaron de objetos expuestos de sus colecciones personales.
Aquí no hay objetos ocultos tras el cristal de la vitrina: casi todo se puede tocar. La exposición está organizada de tal manera que el espectador se hace una idea completa de cómo están organizados los refugios y cómo es estar en ellos. Se puede, por ejemplo, hojear el número de 1972 del periódico Pravda, descubrir cómo se llevaba a cabo el tratamiento especial de los que venían de la zona contaminada y contemplar los trajes de defensa química y biológica. Y con tus propias manos accionar la palanca del sistema de purificación del aire.
Además de la impresionante colección de máscaras antigás, el museo cuenta con una cámara de protección especial para niños pequeños. Parece una gran bolsa de deporte con filtros y ventanas.
Con la ayuda de un laboratorio químico de campaña, se pueden reconocer sustancias venenosas. Frascos especiales con una pegatina en forma de calavera y huesos contienen reactivos con sus olores: por ejemplo, el aroma de manzana asada señala la presencia de gas mostaza.
Entre los diversos aparatos, los reproductores de música para discos tampoco están para decorar. Resulta que el vinilo es el soporte más fiable para situaciones de emergencia. A diferencia de una cinta magnética o una unidad flash, el disco no falla. Los discos de vinilo (¡se utilizan para alertar en caso de emergencia, por ejemplo, transmitiendo una alarma antiaérea.
Una de las salas del museo está dedicada a los búnkeres secretos con puntos de comunicación desde los que se puede seguir gobernando el país en caso de catástrofe. Los visitantes se sienten como en el cine: hay un montón de equipos diferentes: una máquina telegráfica que transmite mensajes en código Morse, teletipos, télex, teléfonos del gobierno.
En "Moscú subterráneo" se puede ver el lado oculto de la capital y conocer las leyendas e historias de las estructuras subterráneas de la ciudad. Por ejemplo, se considera que una de las más antiguas es la cámara subterránea del Tribunal del Tesoro de la Catedral del Arcángel: fue construida en 1485. Por cierto, en el museo se puede averiguar qué historias sobre la capital subterránea son ciertas y cuáles no, y cuántos de los búnkeres de Stalin hay realmente en Moscú. La teoría popular de que existen terribles vacíos bajo Moscú es una ficción.
Quizá todo el mundo conozca el metro de Moscú con sus estaciones palaciegas. Pero pocos han visto cómo es el metro por donde no pasan los pasajeros. Aquí se pueden ver fotos de túneles y pozos de ventilación, cantinas e incluso setas que crecen en abundancia en la vecindad de los trenes a toda prisa.
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