Los gustos del zar ruso, que reinó entre 1894 y 1917, eran bastante simples. Prefería la comida sencilla y sana a la elaborada. En su mesa apenas había espacio para los dulces y las tartas. Nicolás prefería las galletas al estilo inglés o las tostas de trigo.
Nicolás II era también un consagrado deportista que tenía muy en cuenta su salud. Por ello no es de extrañar su inclinación por los platos ligeros, fáciles de digerir. Hay una legendaria cita que le dijo al general Alexander Suróvov: “Schshi da kasha — pischsha nasha” (el shchi, una sopa a base de col, y las gachas, son nuesta comida) y tanto las sopas como las gachas eran habituales en su menú.
Otra cuestión de la mesa de Nicolás que era poco habitual de la dieta rusa es que apenas contenía pan. Esto se suplía con pastelillos rellenos.
El menú imperial se organizaba de una manera particular: el primer plato solía consistir de aves de corral. Pastelillos rellenos de aves. La ujá, sopa rusa tradicional a base de pescado, se solía acompañas de rasstegais, una especie de empanadillas abiertas normalmente rellenas de pescado.
Nicolás II también prefería la comida sosa. Solía condimentar los platos con pimienta y laurel. Sus platos se basaban en productos frescos y en las excelentes cualidades de los chefs imperiales. Había pocas excepciones a esta norma general. Una de ellas fue con motivo de la visita del Rama V, rey de Siam (posteriormente Tailandia) a San Petersburgo en 1897, cuando se utilizaron algunas especias para aderezar los platos.
Tras abdicar, Nicolás no pudo seguir utilizando ingredientes de alta calidad ni cocineros especializados. Básicamente subsistió a base de cebada perlada, puré de patata, arroz y pasta con setas.
Cualquier historia acerca de la mesa de Nicolás II tiene que incluir la historia de “nikolashka”, llamado así por el nombre del propio zar. Este aperitivo para después del chupito era muy popular entre los oficiales de la guardia de Nicolás II y la receta se le atribuye al propio zar. Una rodaja de limón con café molido mezclado con azúcar. Era perfecto para tomar después de un trago de cognac.
Este plato, como el resto de los favoritos de Nicolás, es muy fácil de preparar aunque eso no le quita que sea muy nutritivo y sabroso. Es una muy buena elección como cena familiar. Es posible cocinar cualquier parte del pollo, incluyendo las alas, los muslos y la pechuga. En principio es para cocinar en una estufa aunque actualmente lo haremos en un horno a una temperatura de 175ºC durante 20-25 minutos.
1. Pelar la cebolla y la zanahoria. Trozearlo. Pelar las patatas en pedazos alargados. Hervir el agua. Secar la carne de pollo y cortarlo en pedazos.
2. Echar el aceite en una sartén, calentar, y añadir la carne, la cebolla y la zanahoria. Añadir la sal, la pimienta y las espacias. Cocinar durante cinco minutos hasta que la carne quede marrón.
3. Añadir la harina, removerlo y cocinar durante cinco minutos más.
4. Añadir las patatas y mezclarlo con la carne. Echar agua hirviendo sobre la mezcla. Cubrirlo y cocer a fuego lento hasta que las patatas estén listas.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: