Foto de archivo/CGACPPD
Fue la mascarada más lujosa de todo el reinado del último zar ruso, Nicolás II. Estaba dedicada al 290º aniversario de la dinastía Románov y duró dos días. El primer día se ofreció un concierto con cena y bailes, y la mascarada se celebró el segundo día y pasó a la historia gracias a un álbum de fotografías en las que hasta el día de hoy siguen inspirándose muchos artistas.
Gran duquesa María Pávlovna
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A los 390 invitados se les propuso que llevaran vestidos tradicionales rusos del siglo XVII. Los bailes, acompañados por los miembros de la orquesta del palacio vestidos de trompetistas rusos, duraron hasta la una de la madrugada.
Gran duquesa Elizaveta Fiódorovna
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Además de los valses y mazurcas tradicionales, durante aquella velada se bailaron rondas y danzas rusas ideadas a propósito para la ocasión por el bailarín Félix Kshesinski, padre de la legendaria bailarina rusa Matilda Kshesinska.
Gran duque Andréi Vladímirovich
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Este grandioso acontecimiento fue recordado sobre todo por los lujosos vestidos de estilo ruso: las damas de la corte se pusieron prendas tradicionales rusas, sarafanes y kokóshniki bordados con piedras preciosas, y lucieron sus joyas familiares, mientras que los caballeros se exhibieron en exuberantes caftanes y sombreros de piel de boyardos, cetreros y militares.
Nicolás II
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Nicolás II hizo su aparición en un vestido del zar ruso del siglo XVII el zarívich Alexéi Mijáilovich de brocado de oro, y la emperatriz Alexandra Fiódorovna deslumbró a todo el mundo vestida como la primera esposa del mismo zar, la zarina María Ilínichna: en un vestido de brocado con un acabado satinado de plata y perlas y con brillantes y esmeraldas en la corona.
Alexandra Fiódorovna
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Una esmeralda gigante decoraba el pecho de Alexandra Fiódorovna. Todas estas joyas las reunió para la emperatriz el joyero de la corte Carl Fabergé. Según los precios actuales, el atuendo habría costado un mínimo de 10 millones de euros. Más tarde, la bailarina Tamara Karsávina recordaría: “Con aquella corona tan pesada, la emperatriz parecía un icono bizantino”.
Gran duque Borís Vladímirovich
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Las salas del Palacio de Invierno no volvieron a ver aquella grandeza, en sus espejos no volvió a reflejarse el brillo cegador de semejante cantidad de joyas. “Mientras nosotros bailábamos –recordaba más tarde el gran duque Alexánder Mijáilovich– en San Petersburgo había huelgas de trabajadores y unos nubarrones cada vez más espesos se cernían sobre el Extremo Oriente”.
Gran duquesa Ksenia Alexándrovna
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El gran duque Alexánder Mijáilovich escribía sobre los vestidos: “Ksenia [su esposa] llevaba un vestido de boyarda suntuosamente decorado con joyas que le iba muy bien...
Gran duque Alexánder Mijáilovich
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Yo llevaba un traje de cetrero compuesto por un caftán blanco y dorado, decorado en el pecho y en la espalda por águilas doradas, una camisa de seda rosa, una bombacha azul y unas botas de tafilete amarillas. El resto de los invitados se dejaron llevar por sus fantasías y sus gustos, aunque siempre dentro de la época del siglo XVII”.
Gran duque Mijaíl Alexándrovich
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La guerra ruso-japonesa, que comenzó un año después, y más tarde también la Revolución Rusa de 1905, junto con la crisis económica mundial, fueron el principio del fin del Imperio ruso, y la corte de San Petersburgo dejó de preocuparse por los bailes.
Sin embargo, el recuerdo de este “baile ruso” de 1903 se quiso conservar también durante la época soviética. En 1913, para celebrar el 300º aniversario de la dinastía Románov se editó una baraja de cartas llamada “Estilo ruso” que sigue reeditándose hoy en día.
Las cartas “Estilo ruso” sobrevivieron al imperio y a los Románov y se convirtieron en la baraja de cartas más popular de la URSS. Millones de ciudadanos soviéticos, jugando a las cartas en su dacha o en la playa, apostando en el famoso juego préferance, ni siquiera sospechaban que lo que sostenían en las manos era el recuerdo del último baile de disfraces del Imperio tuso.
Entre ellas vemos a la sota de tréboles vestida como el gran duque Mijaíl Alexándrovich, o a la de diamantes como el gran duque Andréi Vladímirovich. La dama de tréboles copia el vestido de la gran princesa Elizaveta Fiódorovna y la dama de diamantes recuerda a la hermana del zar, Ksenia Alexándrovna, vestida de boyarda.
Curiosamente, en esos dos vestidos (los de boyardas rusas con el típico tocado ruso llamado “kokoshnik”) se inspiró la diseñadora del vestuario de Star Wars cuando creó el vestido de viaje dorado de la reina Amidala.
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