Este instrumento nacional ruso consiste en cucharas de verdad con las que se comía en la antigua Rus.
Vladimir Smirnov/TASSA diferencia de las vuvuzelas sudafricanas, cuyo sonido en los estadios recordaba al zumbido furioso de un enjambre, las cucharas rusas podrían ser una buena idea. Si se tocan con habilidad, pueden conseguirse ritmos interesantes en cierto modo parecidos a los de las castañuelas españolas. Pero si hay muchas y no se consigue un ritmo demasiado acompasado, una cosa queda clara: el resultado será muy, pero que muy ruidoso.
Este instrumento nacional ruso consiste en cucharas de verdad con las que se comía en la antigua Rus. Solían fabricarse con distintos tipos de madera: de tilo, de álamo, de arce, de fresno, etc. Se desconoce el momento en que las cucharas se convirtieron en instrumento musical. La primera mención a ello se remonta al siglo XIII, aunque algunos historiadores insisten en que esto se produjo a finales del siglo XVIII.
La única diferencia respecto a las cucharas que se utilizan para comer es la resistencia. Para que las cucharas no se rompan generalmente se utilizan maderas gruesas y duras, como la de arce y la de abedul. Además, dependiendo de la madera también suenan distinto.
Una de las razones principales de la existencia de un instrumento nacional para los hinchas del mundial es la asociación cultural con el país anfitrión.
La idea surgió en 2010, cuando Rusia declaró oficialmente en Zúrich su intención de acoger el campeonato. No obstante, todavía no había llegado el momento de proponer las cucharas como instrumento musical.
Fuente: Chernov/RIA Novosti
El número de cucharas que se utilizan depende de la complejidad del ritmo y del nivel del intérprete. Pero resulta incluso difícil dominar el conjunto básico, compuesto de dos unidades: las cucharas tienen que introducirse entre los dedos de la mano. A los rusos también les cuesta usarlas la primera vez. De hecho, en Rusia muy poca gente toca este instrumento. Desde hace tiempo as cucharas se compran fundamentalmente como souvenir para turistas, que a duras penas sacan todo el partido posible de este objeto.
De un modo u otro, las cucharas no serán mainstream mientras solo las usen los conjuntos de música popular rusa. Y tampoco son silbatos que basta con soplar para hacer ruido.
Nugmánov ya ha tenido en cuenta este problema y ha desarrollado un asa de goma en forma de V que permite evitar horas de ensayo para poder tocar el instrumento. Gracias a este refuerzo, el instrumento ha comenzado a asociarse con la letra V y con la palabra latina “Victoria”, por lo que han comenzado a llamarse “las cucharas de la victoria”.
El asa de goma en forma de V permite evitar horas de ensayo para poder tocar el instrumento. Fuente: Servicio de prensa
Esta idea ya cuenta con la aprobación del presidente ruso Vladímir Putin. Nugmánov cuenta con recibir próximamente una subvención presidencial de un millón de rublos (17.100 dólares). En el proyecto de las “cucharas de la victoria” empezarán a participar especialistas en diseño industrial y se llevarán a cabo “algunas investigaciones científicas y sociológicas” (aparentemente, para no desquiciar a los espectadores).
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