Este rascacielos estalinista costó más de 2.630 millones de rublos soviéticos. Se gastó una suma astronómica sin miramientos. El significado simbólico de este edificio era más importante que cualquier otra cosa.
Era un auténtico monumento al gigantismo soviético y a la grandeza del país tras la victoria en la Gran Guerra Patria. Se trata del rascacielos más alto (235 metros junto con la aguja) de los siete rascacielos de Moscú.
El edificio fue cedido a la principal universidad del país en 1953. El rascacielos era, de hecho, una ciudad dentro de una ciudad para diez mil personas. En su territorio había toda la infraestructura necesaria: dormitorios, bibliotecas, oficina de correos, tiendas, oficina de telégrafos, museo, piscina, etc.
De hecho, fue el primer campus soviético. Si querías, podías quedarte en el "mundo exterior" durante todo el curso académico.
Lo interesante es que todas estas infraestructuras "adicionales" aparecieron allí por desesperación. Sencillamente, no había nada para ocupar el enorme edificio. Durante la construcción quedó claro que para muchas facultades de ciencias exactas era inadecuado: los químicos no tenían ventilación adecuada, los físicos necesitan un edificio bajo para mediciones precisas.
Así que hubo que destinar las zonas no utilizadas para pisos de profesores y dormitorios. Todo ello encubierto por un noble objetivo: hacer inseparables el estudio y la vida personal de los estudiantes.
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