Un hombre de la región siberiana de Irkutsk, Dmitri Lapáiev, de 30 años, se coló en el Palacio de Pávlovsk de San Petersburgo, rompió una ventana y accedió al museo, informaron medios de comunicación locales el pasado 16 de junio.
Pero eso no fue todo. Deambuló por los pasillos durante al menos cuatro horas e incluso entró en el dormitorio de la emperatriz María Fiódorovna, bebió alcohol y zigzagueó sobre el suelo de parqué. También se las arregló para robar algo chapado en oro antes de marcharse. Las payasadas de Lapáiev fueron descubiertas a la mañana siguiente por el personal del museo, que reveló que la pieza sustraída valía cinco millones de rublos (80.000 dólares).
La policía encontró a Lapáiev al día siguiente. Todavía estaba borracho y caminando por la Plaza Sennáia cargando la estatua afanada. Una vez detenido, explicó a los agentes que la había encontrado en una zanja, pero cuando un policía le mostró las pruebas en video, confesó. El turista siberiano ha sido confinado por un periodo de dos meses.
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