Marina Badiánova nunca imaginó que podría convertirse en un icono del mundo del cosplay en San Petersburgo, pero ahora sus hipnóticas caracterizaciones se pueden disfrutar a menudo regularmente en locales para frikis y amantes de la fantasía.
Todo comenzó con sus hijas y sobrinas, que experimentaron una gran afición por las sesiones de fotos temáticas. Marina creaba trajes para ellas asaltando sus propios armarios, tiendas de segunda mano y mercadillos. Para ella, era tarea fácil. “Vestir a chicas es como vestir a muñecas", contó a KP.
Las chicas abandonaron más tarde su pasatiempo, pero el entusiasmo de Marina no se apagó en absoluto. Al contrario, siguió navegando por la red en busca de inspiración, estudiando modelos y haciendo disfraces sólo por diversión. Un día un fotógrafo le pidió que participase en una sesión fotográfica y ella provocó un tsunami de giro de cuellos.
“Cuando aparecí, los fotógrafos dejaron a un lado a todas las bellezas en sus escotados vestidos sintéticos y persiguieron a una vieja...”, contó a 360TV. Marina recuerda su gran debut. El tema que eligió fue “cuentos de hadas que no son para niños”, es decir, relatos en los que la Reina Malvada puede casarse con el príncipe y el Lobo Malo puede cenarse a Caperucita Roja sin que los leñadores aparezcan para arruinarle el banquete.
Así que Marina improvisó la apariencia de una perfecta bruja del bosque, con el pelo sin peinar, con ropas raídas, llevando un bastón y una cesta llena de hierbas silvestres… De esas podrían regalarte un pedazo de su sabiduría o darte una manzana envenenada. De alguna manera, su manto andrajoso y su ramillete de segunda mano llamaron la atención de todos
Desde entonces, ha sido una ávida partícipe y organizadora de sesiones fotográficas al aire libre. Una diosa griega, una noble escocesa, una femme fatale steampunk, incluso una reina duende…su imaginación se dispara y casi no hay límite para su variedad de sus personajes.
“Me gusta la apariencia fantástica, pero también me siento a gusto con algo más moderno”, explicó en una entrevista concedida a Russia Beyond. “Me gustan todos los géneros excepto el aburrido”.
De hecho, sus sesiones de fotos son todo lo contrario a lo soso. Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, Marina participó en una marcha de sufragistas donde protestó, blandió el famoso periódico “Votes for women” y se peleó con algunos caballeros ataviados con sombreros de copa. Y cuando una amiga necesitó “hacer los deberes” de un curso de fotografía, se hicieron con una manada de corgis y consiguieron llevar a cabo una sesión fotográfica en aproximadamente una hora, y hablamos de modelaje profesional.
La inspiración, dice Marina, la encuentra en pequeñas cosas que ve en mercadillos y cosas así. Un broche peculiar, un sombrero victoriano o simplemente una tela vieja pueden llamarle la atención, hacer que las ideas fluyan, y, en poco tiempo, tiene un personaje nacido en su mente. El resto es fácil: buscar en Google diseños de vestidos, ver un tutorial de costura o simplemente improvisar por su cuenta con alfileres.
“Elijo detalles de una época concreta y diseño mis trajes en ese estilo"” dice Marina. “Así que me hago con trajes improvisados y atrevidos, pero los recreadores históricos se reirían de mí”.
Observando sus vestidos hechos a mano, increíblemente detallados, es difícil imaginar que nunca haya asistido a un taller de costura antes de convertirse en una especie de diseñadora-modelo. De hecho, Marina había trabajado en una empresa de construcción de metro toda su vida, probablemente lo más alejado que puede estarse de los corrillos artísticos dedicados a la moda.
A pesar de esto, ahora es famosa por crear personajes dramáticos y llenos de colorido, que parecen salidos de las páginas de un cuento de hadas. Marina admite, sin embargo, que actuó en un teatro de mímica “en su tierna juventud" durante 3 años enteros, así que no es una completa extraña al mundo artístico. Ahora, dice, aquella experiencia le ayuda a dar vida a los muchos personajes de los que se viste.
A los cinco años de comenzar esta afición más reciente, es un icono local del cosplay, aunque no se aplicaría este término a sí misma. A pesar del éxito, no tiene grandes planes para su “carrera”, pues para ella lo más importante es la alegría que obtiene en el proceso, la emoción de disfrazarse y el impulso creativo. “Así es como me divierto en mi jubilación", le dijo a KP.
Además, Marina explica que es la ocupada abuela de cinco niños, así que no dispone de mucho tiempo para aventurarse en el bosque con ropa elegante. Su familia, sin embargo, apoya plenamente su pasión, sus hijas y nietos a menudo participan en sesiones fotográficas divertidas y el marido de Marina le echa una mano con equipos de iluminación y otros materiales.
“Tengo 57 años y esto es maravilloso. Ser mayor es maravilloso. Si te pasa cualquier otra cosa, quiere decir que has vivido lo suficiente para experimentar”, dice filosóficamente Marina. Pero si hay algo que esta optimista abuela rusa demuestra, es que el arte y la creatividad no entienden de edad.
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