“Era mi duodécimo año viviendo junto al 'agua grande'. Estaba caminando por la calle Fontanka, mirando esta cosa (que según mis leyes personales del universo no tiene derecho a la existencia natural) y pensé en una cosa: ‘Espero que no sea radiactivo…” - escribe Julia Kotelnikova, residente de San Petersburgo, en su cuenta de Instagram.
Un fenómeno natural similar puede verse al principio o al final del invierno, sobre todo en San Petersburgo, en el río Nevá. También en 2020 se vieron coágulos que parecían patrones abstractos en el río Amur en Blagoveshchensk y en Moscú.
Los usuarios de las redes sociales comparan los patrones resultantes con la nata montada, la superficie de Júpiter, los cuadros escoceses, una manta, la espuma de la leche, el mármol e incluso las setas del té.
“Alguien se olvidó de sacar las albóndigas del Nevá”, escribe un usuario.
“Extraño hielo hoy. Es como si alguien hubiera pintado enormes peonías en el canal Moika. Así eran las ventanas de nuestra vieja dacha, cultivada por mi bisabuela Manefa Petrovna. Le gustaban mucho las flores. Era tan joven entonces que las peonías parecían más altas que yo, y cada flor era tan grande como mi cabeza. Hoy, en la Moika, es como si pudiera sentir su aroma largamente olvidado”, escribe Dmitri Vitushkin.
Estos patrones tienen un nombre propio: “manteca de hielo”.
En realidad, no son más que una gruesa capa de pequeños cristales de hielo, que aparecen en la superficie del agua cuando ésta se enfría por primera vez.
Este es el aspecto de la primera etapa de la formación de la corteza de hielo.
LEE MÁS: Así es el invierno en la mayor isla del lago Baikal
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: