“Todos los días, a las 10 de la mañana, los trabajadores de la fábrica de Skorojod empiezan a hacer gimnasia. Después de unas horas de trabajo, es necesario hacer una pequeña pausa para descansar. Por eso se ha introducido la gimnasia industrial en muchas empresas de nuestro país. Después de la gimnasia, el cansancio pasa rápidamente y se puede empezar a trabajar con nuevas energías”.
Las pausas de gimnasia no eran exclusivas de esta fábrica de zapatos, sino que se aplicaban en cualquier empresa y oficina de la Unión Soviética. Estas pausas se llamaban “gimnasia en el trabajo” (proizvodstvennaya gimnastika) y a veces “un minuto de ejercicio físico” (fizminutka).
En la época soviética se prestaba mucha atención al estilo de vida deportivo. Por supuesto, esto no significa que todos los ciudadanos fueran atletas. También había muchas actividades diferentes muy populares, desde competiciones de aficionados hasta turismo deportivo. Y también había personas encargadas de organizar las pausas para hacer ejercicio durante la jornada laboral.
La gimnasia en el trabajo se introdujo oficialmente en las fábricas y oficinas en 1956 a nivel estatal, aunque ya existía antes y se realizaba de vez en cuando. Pero tras un decreto del gobierno soviético, se implantó en todas partes.
Por regla general, las pausas para hacer ejercicio físico se hacían dos veces al día y duraban diez minutos. Era una o dos horas antes de la comida y una hora antes del final del trabajo. En ese momento, las cintas transportadoras de muchas fábricas incluso se detenían y todos los trabajadores hacían ejercicios.
Entre 1961 y 1991, los días laborables se emitía un programa especial de diez minutos en la emisora de radio de toda la Unión (Radio-1). A las 11 de la mañana, las voces saludaban a los soviéticos y les invitaban a hacer algunos ejercicios.
A principios de los años 70, apareció en las grandes fábricas y oficinas un puesto de monitor de gimnasia, que se encargaba de la organización de esta actividad (y de otros eventos deportivos). En los años 80, esta experiencia se extendió a las granjas colectivas (koljoses) y a las escuelas.
Los ejercicios eran bastante sencillos: caminar, estirar, agacharse, ponerse en cuclillas. Incluso las personas mayores podían participar. Estos pequeños descansos podían mejorar la productividad laboral, la disciplina y ayudar a preservar la salud de los trabajadores.
Sin embargo, la realización de los ejercicios era mayoritariamente voluntaria. Algunos no querían interrumpir el flujo de trabajo, otros simplemente eran perezosos.
“Por casualidad, trabajé en una fábrica de joyas en la URSS. Allí, dos veces por turno, todos, sin excepción, realizaban una sencilla gimnasia ‘industrial’”, recuerda un internauta. “Yo era muy joven entonces y, al principio, me parecía una tontería. Pero, tras un par de meses de trabajo sedentario, ya me alegraba de calentar y hacía esta gimnasia con alegría. Sólo ahora me doy cuenta de lo genial que era”.
Durante la perestroika, la gimnasia se convirtió en algo formal y dejó de practicarse con el colapso de la URSS. Sin embargo, algunas empresas rusas intentan recuperar esta tradición.
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