El desmán ruso no se parece a ningún mamífero que hayas visto antes. Es ciego como un topo, vive en el agua y tiene dedos palmeados como un ornitorrinco. Tiene una extraña nariz en forma de trompa que le permite “ver” y palpar en su casa excavada. Mientras tanto, su cola es similar a la de una rata, pero más gruesa en la base. Otra característica interesante es su tendencia a segregar un intenso olor a almizcle, tan fuerte que estar cerca del desmán ruso puede ser una verdadera prueba de resistencia.
El desmán ruso no es resistente al estrés: es capaz de morir de miedo o de un ruido fuerte, o ante la mera perspectiva de una pelea con un compañero... o incluso por un fuerte olor a pegamento.
Por último, es el único mamífero al que podemos añadir cómodamente el adjetivo “ruso”: la criatura apareció aquí hace unos 30 millones de años. La especie tiene cinco subespecies, de las cuales cuatro se han extinguido en el último millón de años. Y la especie restante sólo ha conseguido mantenerse viva en territorio ruso.
Fósil viviente
El desmán ruso es muy exigente con su hábitat. Sólo puede vivir en acuíferos subterráneos, es decir, en lagos situados en la desembocadura de los ríos que se inundan en primavera y salen de sus orillas, uniéndose a la masa de agua más grande. El animal aprovecha esta época para aumentar sus filas: la población se mezcla, procrea y forma nuevas familias.
Mientras tanto, es muy importante que el acuífero no se congele en invierno y que las orillas sean lo suficientemente altas como para que los pequeños mamíferos hagan sus madrigueras; los agujeros se utilizan para diversos fines: algunos para criar, otros para descansar de la crianza y otros, para salir a la superficie, ya que el animal no puede estar bajo el agua más de cinco minutos.
El largo morro del desmán ruso, con sus pelos gruesos, le ayuda a desplazarse por el laberíntico sistema de “cañerías”. A ello contribuye el penetrante olor que segrega, que le ayuda a marcar su camino. Y utiliza su “trompa” para aspirar literalmente el alimento: limo, bichos, moluscos, etc.
Las investigaciones paleontológicas afirman que el desmán ruso ha permanecido prácticamente inalterado durante millones de años. Estos animales se denominan fósiles vivientes. Pero su número es extremadamente reducido, estimándose en sólo 6.000 individuos, según un censo de 2020. Sólo se pueden encontrar en las cuencas de Rusia Central y han sido incluidos en la Lista Roja de especies en peligro de extinción en la categoría 1 - especies que están en grave riesgo de extinción. La única categoría superior es la 0, que significa que es “muy probable” que la especie esté ya extinta.
Un olor que tira para atrás
Su débil visión y su lentitud hacen que el desmán ruso esté prácticamente indefenso ante los depredadores, pero la mayoría prefiere evitarlo, debido al ya mencionado fuerte olor que segrega. Sin embargo, esta secreción es al mismo tiempo la razón por la que está tan amenazado en primer lugar: todo gracias a los humanos, que lo han cazado durante siglos por esa glándula productora de almizcle. Las colas se cortaban, se secaban y se colgaban en los armarios para mantener alejadas las plagas.
El Dr. Iván Lepejin escribió en 1769: “Creo que el olor puede ser realmente más fuerte que el del almizcle de castor... No podía sostener el desmán ruso en mis manos durante más de cinco minutos sin que me diera un patatús”. Esto supone un problema evidente a la hora de utilizar el aroma para ahuyentar a los bichos del armario, hasta el punto de que Lepejin también escribió que “sentarse al lado [la gente que se atreve a hacerlo] sólo es posible si uno tiene la nariz muy congestionada”.
El médico también añadió que las pieles del desmán ruso no interesan a nadie por la misma razón: su fuerte olor. Pero, esto cambió a principios del siglo XIX. La piel se convirtió en una mercancía valiosa por su aspecto, concretamente por su brillo, grosor y resistencia al agua, debido a una diferencia en la estructura de los pelos, que son más gruesos en los extremos, en lugar de en la base. Esta característica permite al animal salir del agua, darse unas cuantas sacudidas y volver a estar bien seco. El pelaje solía costar más que el de un castor. Y, para entonces, la secreción almizclada había empezado a ser valorada por algo más que por la gente que quería utilizarla para conservar su ropa. Se exportaba a Francia para utilizarla en los perfumes, ya que hacía que el aroma fuera más duradero. Así que se puede decir que la piel y el olor se han convertido en la perdición del desmán ruso, lo que le ha llevado a una amenaza muy real de extinción.
Declive mortal
Había otros factores antropogénicos que amenazaban a la población, como las inundaciones de las llanuras aluviales, la constricción de las centrales hidroeléctricas (que suelen inundar los hábitats del desmán ruso), la deforestación, la ganadería, la contaminación de los acuíferos y el cambio climático. En 1920, el gobierno soviético anunció la prohibición de la caza del desmán ruso para recuperar su número. Funcionó y se levantó la prohibición, lo que provocó de nuevo una matanza masiva. En 1957, las criaturas obtuvieron el estatus de protección. Sin embargo, una amenaza diferente se cernía sobre ellos.
“Antes de la década de 1990, su población era de 70.000 ejemplares y se mantenía más o menos estable”, explica Aleksemi Zimenko, director del Centro de Preservación Natural. Pero, las redes de pesca chinas le afectaron con fuerza. “Las redes se abandonan a menudo... y, a principios de la década de 2000, han provocado un declive de la población de desmanes rusos hasta llegar a sólo 25.000 individuos”.
Tras la prohibición de importar dichas redes y cañas de pescar eléctricas, el número se ha estabilizado, pero no ha crecido. La importación de materiales basados en líneas de pesca sigue estando permitida.
El desmán ruso puede morir de casi todo
Una de las formas de hacer crecer la población de desmanes rusos es ponerla bajo protección en áreas especialmente zonificadas y reservas naturales o hacerla crecer en viveros. Pero esto último presenta grandes problemas: Los desmanes rusos en cautividad pueden morir de cualquier cosa.
“Los desmanes rusos muestran una resistencia al estrés extremadamente baja”, dice María Onufrenia, que, junto con su marido, ha estado estudiando e intentando aumentar la población del animal. "Una criatura a la que cuidaba murió simplemente porque la cogí en brazos. Un día, estaba taladrando algo en el sótano y un par de desmanes rusos -probablemente aterrorizados por el sonido- simplemente enfermaron y murieron. Y, una vez, estaba arreglando algo con pegamento y la criatura murió por el fuerte olor".
Un desmán ruso no puede ser agarrado por el cuerpo, sólo por la cola. Sólo puede ser alimentado en el mismo lugar y situación. Cualquier cambio circunstancial puede provocar que el animal empiece a pelear con sus hermanos y enferme. Incluso pueden enfermar por una dieta incorrecta, perder peso y morir a consecuencia de ello. Cuando la criatura enferma, su pelaje se moja, se aletarga y pierde peso. Se siente visiblemente mal. Cada vez que esto ocurre, hay que investigar la causa. Si el culpable es un metabolismo alterado, se recetan vitaminas y minerales. Pero a veces es imposible saberlo·, dice la doctora Marina Rutóvskaia.
Cuando se prepara para luchar contra un hermano, el desmán ruso se levanta sobre sus patas traseras y se paraliza. La pelea puede ser mortal sin ni siquiera empezar. “Una vez dos machos adultos acabaron en una trampa. Estábamos intentando quitar la red cuando uno de ellos se levantó sobre sus patas traseras preparándose para la lucha. Pero no llegó a golpear; el otro simplemente cayó muerto”, cuenta Onufrenia.
La mayor dificultad del desmán ruso es que simplemente no quiere multiplicarse en cautividad. Y, si esto ocurre, es toda una misión aparte preservar las crías. El estrés puede hacer que un desmán ruso se coma a sus propios hijos. La criatura también es monógama, y selecciona una pareja para toda la vida: si uno muriera, el otro acabaría sufriendo y, con toda probabilidad, también moriría pronto.
Desde 2010, los científicos intentan al menos vigilar la población (contándola y preservando las condiciones ideales para su supervivencia en las reservas) y evitar la captura y el reasentamiento de los desmanes rusos en diferentes lugares. En 2020, por ejemplo, sólo contaron 190 individuos en 120 lagos, lo que es extremadamente bajo. Y arriesgar la vida de uno solo no es deseable. Además, hay ocasiones en las que, saliendo a buscar una población, los científicos no consiguen dar con un solo individuo en toda la temporada. La comunidad tiene un chiste de humor negro sobre esto: “¿Acaso existe el desmán ruso?”
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