"En algún momento me di cuenta de que hay que fijar un precio que te parezca estupendo y poner otros 20.000 encima. Tienes que valorar tu propio trabajo. Hace un par de años, Stepán Jristofórov, conocido en el mundo del arte como Brickspacer, dijo: "Es más fácil encontrar un cliente por un precio bajo, pero también te tratarán como un saco de patatas”.
Entonces tenía 21 años y realmente sabía de lo que hablaba: hoy vende sus criptopinturas por miles de dólares, crea gráficos para Ariana Grande y Jeembo, compone anuncios para Puma y Pepsi. Su obra ha sido expuesta en la Neo Shibuya Media Gallery de Tokio, y la revista Forbes lo nombró uno de los "30 rusos menores de 30 años más prometedores" en 2021.
Uno de sus últimos trabajos es un anuncio para el Alfa-Bank, uno de los más importantes del país, en el que un oso de peluche (propiedad del diseñador) en 3D animado destroza la fachada de los medios de comunicación del rascacielos Moscow City con una tarjeta de crédito gigante y sale volando sobre ella, como en un airsurfer, revoloteando entre las torres.
La popularidad de Brickspacer se debe a las redes sociales, donde publica sus obras. Si observamos su trayectoria, podemos afirmar que se ha hecho a sí mismo, de principio a fin.
"Nunca fui a la escuela de arte y en general niego toda la historia, porque hay abuelos sentados que no saben nada", es la postura radical de Jristofórov sobre la educación artística académica. Realmente no ha estudiado en ningún sitio y es autodidacta.
Desde los 12 años busca por su cuenta material de infografía en Internet y comenzó con sencillos encargos. "Empecé a ganar haciendo portadas para el canal de YouTube de un bloguero que hacía reseñas de Lego, y era un asco. Pero pagaban por ello: 2.000 rublos por portada, y para mí, un colegial, era un buen dinero", relató el artista.
Al final del décimo grado, consiguió un trabajo en un estudio de diseño de movimiento como junior. A los propietarios, dice, no les importó que sólo tuviera 15 años, porque vieron en él un potencial.
Mientras desarrollaba sus habilidades, en algún momento se dio cuenta de que tenía que hacerse un nombre. El artista apostó por los vídeos virales para las redes sociales. Al principio hizo animaciones fotograma a fotograma, probó diferentes formatos, y finalmente su primer vídeo viral reunió 16.000 visitas. La audiencia de Brickspacer pasó de 16.000 a 100.000 suscriptores en un solo mes. Era un vídeo de ballenas volando sobre Moscú.
"Fue el fin del mundo, me di cuenta de que había despegado y después de ese vídeo empecé a hacer hincapié en los gráficos", dice Brickspacer.
Después de sus ballenas, llegaron proyectos que daban dinero. Entre sus clientes se encuentran Gazprom, grandes marcas de ropa italianas, el popular colectivo pop-rave Little Big, el rapero Face y otros proyectos comerciales.
Cuando surgió la NFT y todo el tema de las criptomonedas, Brickspacer fue el primero en Rusia y la CEI en monetizar su trabajo en plataformas especializadas.
Uno de estos trabajos se creó a raíz de un tuit del entonces jefe de Roscosmos, Dmitri Rogozin, sobre el explorador de Marte Perseverance. La obra "Lo primero que vieron los estadounidenses en Marte", con una imagen de Rogozin, se compró en el Mercado de la Fundación por 6.600 dólares.
Y sus ballenas sobre Moscú, tituladas "Stop Killing Us", llegaron a costar 9.300 dólares al año después de haber sido creadas en otro mercado NFT.
Sus proyectos comerciales con grandes marcas también se están haciendo populares. Por ejemplo, tarjetas interactivas con "historias típicamente rusas" para Yota con nueve anuncios digitales de NFT.
Protagonizado por lobos, hacen cola, descansan en los bancos cercanos a los edificios, toman té en el compartimento de un típico tren ruso y se dan un festín.
Los títulos de las obras también son reveladores: "May Day", "Pit on the Road", "Panelka". Una serie paródica sobre la vida en Rusia se llama CryptoRussia.
Brickspacer admite que lo que publica en las redes sociales se le ocurre en segundos, explicando su talento como "una simple observación visual". Y para ayudar a los artistas como él, Jristofórov ha creado un canal de Telegram, NFT Bastards (ahora el mayor canal en lengua rusa, con 37.000 suscriptores), y ha fundado una agencia para ayudar a los artistas, a los artistas y a las marcas a llegar a la NFT sin pisar a los demás.
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