Los sobornos no son un fenómeno exclusivamente ruso. Es algo habitual en muchos países.
Aunque sí es cierto que hay algunas particularidades rusas en lo que respecta a la corrupción. La más destacable quizá sea el sistema conocido como kormlenie (alimentación, en español) que se formó tan pronto como el propio Gobierno. La gestión y administración de los amplios territorios de Rusia era una tarea compleja; era físicamente complicado pagar un salario a los oficiales que estaban en regiones distantes y para las autoridades locales y las fuerzas de seguridad era más fácil cambiar sus servicios por bienes producidos por la población. El trueque era más común que el dinero en la mayoría de las transacciones.
Actualmente esta práctica se consideraría un sistema de sobornos. Pero en aquella época (siglos XIV y XV), los servicios estatales no se consideraban con una actividad financiada por el estado sino por la propia población. Los empleados estatales apenas recibían un salario así que las entregas de la gente eran la principal fuente de ingresos.
Si miramos más profundamente, había muchos tipos de soborno. Póchest - ofertas antes de un acuerdo concreto, pominki - ofertas cuando el acuerdo estaba cerrado, y posul - la promesa de un soborno por una decisión a favor en los tribunales. Solamente se consideraba ilegal esta última.
En esta situación resulta difícil diferenciar entre acciones legales e ilegales. El aparato central era incapaz de controlar todo lo que ocurría en las diferentes provincias. En algunos casos había investigaciones, pero solían ocurrir cuando los oficiales estatales querían pedir todavía más a la gente.
A pesar de los intentos de los mandatarios, desde Iván el Terrible a Stalin, por erradicar esas prácticas, de alguna manera han sobrevivido y se mantienen en la mentalidad de la gente hasta el día de hoy.
Mostramos seis famosos ejemplos de sobornos que ilustran la historia de la corrupción en Rusia antes de la caída de la URSS.
La primera persona en perder su vida debido a la corrupción fue un diácono al que cazaron aceptando un ganso lleno de monedas, como soborno. Lo llevaron a la plaza del mercado, donde fue descuartizado. Ocurrió en 1556, unos pocos años después de que Iván el Terrible introdujera la pena de muerte por soborno, en 1550.
Iván el Terrible introdujo la pena de muerte por soborno en 1550.
Durante sus más de 37 años en el poder, Iván el Terrible mandó ejecutar a más de 8.000 trabajadores estatales, lo que supone alrededor de un 34% del total de los oficiales que le sirvieron.
Poca gente sabe que en la historia de Rusia hubo una rebelión contra la corrupción.
El episodio es conocido como Disturbio de la Sal. Tuvo lugar en 1648, durante el reinado del zar Alexis I (1645-1676) y se debió al aumento de los impuestos y a la consiguiente subida del precio de la sal. La rebelión provocó la muerte de dos oficiales corruptos: Piotr Trajaonítov y Leonti Pleshéiev.
El segundo había recibido sobornos de casos que él dirigía en los tribunales y creó un grupo de información que inventaba cargos falsos contra personas inocentes. Intentaban extorsionar a estas personas que enviaba a prisión. Por su parte, Trajaonitov trataba de manera despiadada a sus trabajadores, e incluso no les pagaba.
Durante el reinado de Pedro el Grande (1689-1725), la lucha contra la corrupción también fue una prioridad. Es ilustrativa la historia de Alexéi Nésterov, un fiscal encargado de examinar secretamente el trabajo del aparato del estado con el objetivo de encontrar casos de corrupción. Tras informar al zar sobre un gobernador de Siberia, que permitía el comercio ilegal de tabaco y fue ejecutado en San Petersburgo, Nésterov se vio envuelto en unas acusaciones de corrupción.
Fue denunciado, lo torturaron y admitió haber recibido sobornos de varias personas, que querían mejorar su posición en el aparato estatal. También recibió dinero de los productores de alcohol. El propio zar asistió a la ejecución. Sus dos subordinados principales fueron ejecutados antes de que a él lo torturaran y decapitaran. Las cabezas de los condenados se colocaron en lo alto de unas lanzas y sus cuerpos se colocaron en unas ruedas.
Catalina II también trató de erradicar la corrupción aunque, según sugiere un testimonio, su actitud era menos despiadada que la de sus predecesores. “Nuestro corazón se estremeció cuando oímos que un registrador, Yákov Renberg, había tomado dinero de todas las personas a las que había jurado lealtad”, escribió. “Lo hemos mandado a Siberia a un exilio eterno y a que haga trabajos forzados, solo por compasión. La justicia demanda que por una violación de la ley tan grave sea condenado a la pena capital”.
En las memorias del siglo XIX hay muchos testimonios de primera mano sobre sobornos. Uno de ellos es un documento de la provincia de Perm, que se encuentra en los archivos de los Golitsin, una familia noble que tenía allí un terreno.
Los documentos muestran que los nobles no podían evitar pagar a las autoridades, una muestra más de que esto era una tradición extendida y antigua. Los oficiales locales recibían a principios del siglo XIX sobornos en forma de productos como harina, pan, azúcar o frutas, entre otros. Posteriormente, los pagos se hicieron con dinero. Los Golitsin los hicieron durante años, pagaron a los oficiales de provincias y a los tribunales.
En la URSS también hubo casos de corrupción y había posiciones en el aparato del estado que permitían hacer dinero de manera fácil. Durante el estricto mandato de Stalin se redujo la corrupción pero luego volvió. Uno de los ejemplos más famosos fue el caso del algodón, también llamado el caso uzbeko, que involucró a 18.000 personas que dieron y recibieron sobornos.
Cartel sociético.
Foto de archivoEn total se abrieron 800 casos y más de 4.000 personas fueron enviadas a prisión. Este gigantesco caso de corrupción se centró en el algodón que la República Socialista de Uzbekistán proporcionaba a toda la URSS. Los trenes que supuestamente transportaban el algodón de la mejor calidad a menudo estaban vacíos con un producto de baja calidad. Los oficiales uzbekos pagaban a los que supuestamente recibían los envíos de algodón y tomaban el dinero del Kremlin a cambio de las entregas ficticias.
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