Wells se acercó a Stalin con ciertas sospechas y prejuicios.
SputnikWells conoció y entrevistó a Iósif Stalin en 1934, durante la última visita del escritor a Moscú. Su conversación cambió de forma dramática la percepción de Wells sobre Stalin, que se había formado previamente bajo la influencia de los escritos de Lev Trotski sobre el líder soviético. En 1934, los dos líderes comunistas eran amargos enemigos, y Trotski criticó duramente a Stalin desde su exilio en México.
“Confieso que me acerqué a Stalin con ciertas sospechas y prejuicios. En mi mente, me había construido una imagen de fanático muy reservado y egocéntrico, un déspota sin vicios, un celoso monopolizador del poder. Me había inclinado a tomar el papel de Trotski en su contra. [...] La autobiografía de Trotski, y más particularmente el segundo volumen, había modelado este juicio, por lo que esperaba encontrarme con un hombre despiadado, duro, posiblemente doctrinario y autosuficiente en Moscú; un montañés georgiano cuyo espíritu nunca había abandonado completamente su valle nativo”, escribió Wells en su propia autobiografía.
Wells conoció y entrevistó a Iósif Stalin en 1934, durante la última visita del escritor a Moscú.
Global Look PressEl “montañés” logró, sin embargo, cambiar la opinión del escritor británico. “Nunca he conocido a un hombre más franco, justo y honesto, y a estas cualidades se debe (a nada oculto y siniestro) su enorme e indiscutible influencia en Rusia. Antes de verlo, pensaba que podría estar donde estaba porque los hombres le temían, pero me doy cuenta de que debe su posición al hecho de que nadie le teme y todo el mundo confía en él”.
Impresionado por los resultados del plan de industrialización soviética, Wells también llegó a la conclusión de que “bajo su mando, Rusia no estaba siendo simplemente tiranizada y oprimida; estaba siendo gobernada y progresaba”. Estas impresiones se refieren al período anterior a las Grandes Purgas de 1937, que más a menudo se asocian con el nombre de Stalin.
Vladímir Lenin (a la izquierda) y Herbert Wells en el Kremlin.
Hemfreez/SputnikLa reunión de Wells con el primer gobernante soviético, Vladímir Lenin, siguió un patrón similar. Como confesó el escritor, no le gustaba el fundador del estado soviético, al menos antes de encontrarse con él personalmente en el otoño de 1920. “Estaba dispuesto a ser hostil hacia él”, y “había venido esperando luchar con un marxista doctrinario”, escribió Wells en Rusia en las tinieblas, un ensayo que escribió tras el viaje.
El escritor británico “no encontró nada de eso”, y dejó para la posteridad una amigable descripción del líder soviético: Lenin tenía “una cara agradable, cambiante, pardusca, con una sonrisa viva y la costumbre (debido quizás a algún problema para enfocar) de frotarse un ojo mientras hacía alguna pausa en su charla”.
Aquel hombre hizo algo más que sorprender a Wells o impresionarlo positivamente, Lenin rehabilitó al comunismo en la mente de Wells. “Gracias a él me di cuenta de que el comunismo podía, después de todo, y a pesar de Marx, ser enormemente creativo. Después de los fastidiosos fanáticos de la guerra de clases que me había estado encontrando entre los comunistas, [...], este pequeño hombre asombroso, con su franca admisión de lo inmenso y complicado del proyecto del comunismo y su simple compromiso en su realización, fue muy refrescante. Al menos tiene una visión de un mundo que ha cambiado y que ha planeado construir de nuevo”, escribió Wells. Sin embargo, calificó al líder soviético de “soñador” porque la fascinación de Lenin por la electrificación de toda Rusia le parecía utópica.
Retrato de Fiodor Chaliapin, obra de Borís Kustódiev.
Dominio públicoHubo otros, además de políticos, con los que Wells se reunió en Rusia. En 1920, el escritor conoció al famoso cantante Fiódor Chaliapin. Lo consideraba “ciertamente una de las cosas más maravillosas de Rusia en la actualidad... Es el Artista (con mayúscula), desafiante y magnífico”.
Wells mencionó que el caché del artista era de unos 200.000 rublos, lo que equivalía a unas 15 libras. La enorme devastación resultante de la Revolución y la Guerra Civil hizo que al cantante a veces se le pagase con harina, huevos o similares. E incluso estos bienes eran difíciles de conseguir en algunos momentos, pero el cantante recibía lo que pedía porque “Chaliapin en huelga dejaría un agujero demasiado sombrío en ambiente teatral de San Petersburgo”.
Sin embargo, el agujero apareció dos años más tarde cuando Chaliapin, el primer Artista Popular de la República Soviética, dejó Rusia para no regresar jamás.
No tiene nada que ver con H.G Wells, pero otro famoso que quedó impresionado con Rusia fue Arnold Schwarzenegger.
Haz click aquí si quieres suscribirte a nuestros boletines semanales.
La ley de derechos de autor de la Federación de Rusia prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Russia Beyond sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: