“Miraban al joven negro como si fuera un milagro, lo rodeaban, lo llenaban de saludos y preguntas. Pero este tipo de curiosidad afectaba a su autoestima... Se sentía como una especie de raro animal”, escribió el poeta Alexánder Pushkin en el siglo XIX, en su novela histórica, El moro de Pedro el Grande, que describía la vida del africano Ibrahim, en la corte del zar.
Pushkin tenía razones personales para escribir esta novela. Ibrahim fue una figura histórica, un esclavo africano que prosperó en Rusia y se convirtió en noble. Llegó a establecer una dinastía y Pushkin era su bisnieto.
Monumento a Abram Hannibal en la región de Pskov.
Ludushka/WikipediaHan pasado varios siglos, así que resulta difícil determinar exactamente de dónde procedía Ibrahim (1696 - 1781). Las versiones más antiguas de su biografía sugieren que nació en Etiopía, pero una investigación posterior de Dieudonné Gnammankou, eslavista de Benin, insiste en que Ibrahim era de Camerún.
Independientemente de su origen, todo apunta a que fue secuestrado por los turcos y llegó a la corte rusa a través de la trata de esclavos. Pedro el Grande trató bien a Ibrahim y no sólo le concedió la libertad, sino que lo bautizó como Abram Petróvich Gannibal, (en honor al famoso comandante norteafricano de la antigua Cartago).
Retrato de Pedro el Grande con un paje negro.
Baron Gustav von MardefeldIbrahim hizo cursos militares y de ingeniería, estudió en Francia y trabajó como secretario del Emperador. Gnammankou enfatiza que Gannibal ayudó a desarrollar las relaciones ruso-francesas cuando visitó París junto con su soberano.
“El africano, o debería decir el africano-ruso, presenció y ayudó a establecer relaciones diplomáticas, científicas y culturales entre los dos grandes países europeos: Rusia y Francia”, afirmó Gnammankou en una entrevista con la agencia rusa TASS.
Aunque Gannibal también tuvo dificultades. Después de la muerte de Pedro el Grande en 1725, cayó en desgracia y el nuevo mandatario de Rusia lo envió a Siberia. Cuando la hija de Pedro, Isabel, subió al trono, Gannibal volvió a disfrutar de la propiedad y tuvo una vida larga y 11 hijos. Entre ellos se encontraba el abuelo de Pushkin, Ósip Gannibal, por lo que el poeta siempre recordó su herencia africana.
La historia de Gannibal es poco habitual pero no fue la única. En los siglos XVIII y XIX muchas personas sirvieron en la corte rusa como araps, lo que, según el diccionario de Vladímir Dal de 1863, significaba “una persona de piel negra de los países cálidos, principalmente de África”. El segundo significado era “portero”, a lo que se solían dedicar los negros en la corte.
Presunto retrato de Abram Hannibal.
Legion MediaSophie Buxhoeveden, dama de honor de la emperatriz Alejandra (esposa de Nicolás II), recordó: “Los sirvientes negros, vestidos con ropas orientales, le daban un sabor especial y exótico a todo el palacio”. Su presencia simbolizaba lo grande y poderoso que era el imperio, abarcando todo el mundo con su influencia.
Quizá suene racista, pero era una práctica común en las cortes de la mayoría de los monarquías europeas de la época, y tenían un buen salario.
“Los araps eran de los pocos en el palacio del zar que tenían un sueldo, y era bastante alto”, explica el historiador Ígor Zimín en su libro, La corte de los emperadores rusos. La mayoría de los sirvientes trabajaban por alojamiento y comida.
En el siglo XIX, para muchos africanos que vivían en EE UU, Rusia suponía una oportunidad para encontrar una vida mejor, para escapar de la brutalidad de la esclavitud estadounidense.
“El primer arap estadounidense en la corte rusa fue un antiguo ayuda de cámara del enviado de EE UU a San Petersburgo, que consiguió empleo en 1810. Parece que la noticia de su buen trabajo se difundió rápidamente por los puertos estadounidenses y muchos aventureros negros fueron rápidamente a Rusia. Sobre todo iban como marineros, en los pocos barcos que se dirigían a San Petersburgo”, escribe Zimín.
Sin embargo, la competencia laboral era dura y durante el reinado de Nicolás I (1825-1855) solo hubo ocho araps en la corte. Las emperatrices anteriores tenían docenas de sirvientes negros. Zimín explica que era más apreciado cuanto más negro y alto fuera. Además, cualquiera que quisiera servir en la corte estaba obligado a ser bautizado como cristiano (no necesariamente ortodoxo).
No solo fueron negros estadounidenses los que ejercieron de araps. Nina Tarásova, trabajadora en el Hermitage, cuenta la historia de George Maria, de la colonia portuguesa de Cabo Verde, que sirvió en la corte zarista durante muchos años y permaneció en Rusia mucho tiempo después de la abdicación de Nicolás II.
“Ambos hijos lucharon en la Gran Guerra Patria, uno murió y el otro llegó al Día de la Victoria”, explicó Tarásova.
George Maria, de la colonia portuguesa de Cabo Verde, sirvió en la corte zarista durante muchos años.
Dominio públicoComo puedes ver, algunos echaron profundas raíces en Rusia. Aunque en general, sus mejores días terminaron con la caída del Imperio ruso en 1917. En la época soviética los africanos y afroamericanos tuvieron otras oportunidades en el país. Venían como estudiantes, ingenieros y líderes socialistas. Pero esa es otra historia.
Aquí contamos la increíble historia de ‘Nueva Moscú’, la fallida colonia rusa en África.
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