Retrato de Gueorgui Zhúkov, obra de P. Korin, 1945.
Global Look PressAlexánder Suvórov no perdió una sola batalla durante su larga carrera militar. De unas 60 victorias conseguidas, la más difícil de obtener fue probablemente el asedio de la fortaleza de Izmaíl, en Turquía en 1790.
Fue durante la guerra ruso-turca y la fortaleza de Izmaíl, ubicada en el Danubio, ocupaba una posición estratégica clave. Estaba bien fortificada: tenía muros altos y una zanja de 10 metros de profundidad. Su guarnición estaba formada por unos 35.000 soldados (la mitad de los cuales eran jenízaros, tropas de élite turcas), mientras que Suvórov disponía de unos 31.000 soldados.
Sin embargo, el desequilibrio de fuerzas no parecía molestar a Suvórov. Envió un audaz mensaje a los turcos: “Tienen 24 horas para deliberar y después obtener la libertad. Mi primer disparo significará el cautiverio. El asalto, la muerte.” La respuesta del jefe de defensa de la ciudad fue igualmente descarada: “Es más probable que el Danubio empiece a fluir hacia atrás y que el sol caiga sobre la Tierra que Izmaíl se rinda”.
Asalto de la fortaleza Izmaíl.
E. Danilevski, V.SibirskiSuvórov entrenó durante seis días a sus soldados para enseñarles a superar zanjas y muros y luego atacó la fortaleza, antes del amanecer y desde tres direcciones. Los turcos estaban algo desorientados por aquel movimiento, no esperaban un golpe desde tres ángulos. La batalla fue feroz, ya que los turcos defendieron la ciudad con vehemencia. Sin embargo, por la mañana los rusos tomaron la fortificación exterior y entraron en la ciudad. La lucha en las calles provocó un baño de sangre.
“Hubo disparos desde todos los edificios.... No sólo los hombres lucharon sino también las mujeres, que atacaron a los rusos con dagas en las manos, como si estuvieran buscando la muerte desesperadamente... Los techos ardientes se desplomaban... Varios miles de caballos escaparon de los establos en llamas y corrían locamente por las calles aumentando el caos”, escribió un historiador ruso del siglo XIX acerca de la épica batalla (enlace en ruso).
A las 4 de la tarde la fortaleza cayó. Los turcos sufrieron 26.000 bajas, mientras que 9.000 se convirtieron en prisioneros. El lado ruso perdió alrededor de 2.200 soldados. Años más tarde, Suvórov confesó que “uno puede atreverse a atacar una fortaleza así solo una vez en la vida”.
Otro líder militar ruso, el comandante naval del siglo XVIII, Fiódor Ushakov, tampoco perdió ni una sola batalla. También se puede afirmar que bajo su supervisión no se perdió ningún barco ni ningún marinero a sus órdenes fue tomado prisionero.
Durante la mayoría de las batallas que libró, Ushakov luchó contra los turcos en el sur de Rusia. A diferencia de las tradicionalmente buenas fuerzas terrestres rusas, la Flota del mar Negro todavía se estaba desarrollando a finales de siglo y parecía que no era rival para su homólogo turco, por lo que esta evitaba entablar grandes batallas con los turcos. Sin embargo, todo esto cambió cuando en marzo de 1790 Ushakov fue puesto al mando. Puso especial énfasis en el entrenamiento de sus hombres y unidades y rompió con la rígida tradición existente en el desarrollo de las batallas marítimas, apoyando enfoques más flexibles e innovadores que permitían a los barcos maniobrar activamente durante el combate.
Este enfoque innovador dio sus primeros frutos durante la batalla de Tendra (frente a las costas de Bulgaria) en septiembre de 1790. La flota otomana era mayor: 14 acorazados contra 10 bajo el mando de Ushakov. Sin embargo, Ushakov decidió atacar, concentrando el fuego de cañón en los principales buques turcos. Los turcos no pudieron resistir y se retiraron en medio del pánico. “Nuestra flota estuvo persiguiendo y golpeando al enemigo hasta el final”, informó Ushakov más tarde. La persecución duró dos días. Los rusos lograron hundir el buque insignia del enemigo y capturar otro buque de guerra. En total, los turcos perdieron seis buques y más de 2.000 de sus soldados. Las pérdidas rusas fueron de 21 muertos y 25 heridos.
Batalla naval de Tendra.
Alexánder Blinkov“La batalla de Tendra pasó a formar parte de la historia de la teoría naval mundial. El almirante Ushakov fue… un innovador en términos de tácticas de maniobra en las batallas navales, que resultaron eficaces y acabaron con el dominio de Turquía en el mar Negro”, afirmó un historiador militar ruso.
Este comandante mostró su talento en la época soviética, durante la Segunda Guerra Mundial. Gueorgui Zhúkov fue nombrado cuatro veces Héroe de la Unión Soviética y recibió muchas condecoraciones diferentes. Representó a la URSS cuando Alemania se rindió oficialmente y fue él quien organizó el Desfile de la Victoria de Moscú en junio de 1945.
Zhúkov desempeñó un papel crucial en la planificación y ejecución de operaciones clave del Ejército Rojo en el frente germano-soviético, incluida la última: la batalla de Berlín, cuando su Primer Frente Bielorruso atacó posiciones alemanas bien fortificadas.
El asalto comenzó en la noche del 16 de abril con un bombardeo de artillería increíblemente poderoso y coordinado. Luego, antes del amanecer, los tanques entraron en combate apoyados por la infantería. Esto fue posible gracias a la ayuda de grandes focos, que se instalaron detrás de las tropas que avanzaban.
Gueorgui Zhúkov (a la izquierda) con otros líderes militares soviéticos en Berlín, 1945.
DPA/Global Look PressEn tan solo dos semanas, el 1 de mayo, la bandera roja ondeaba sobre el Reichstag: Alemania había sido derrotada. Muchos historiadores elogian el genio militar de Zhúkov y algunos incluso lo llaman el “Paganini del arte de la guerra”.
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