Cuando en diciembre de 1941 el Ejército Rojo inició su contraataque cerca de Moscú, la Wehrmacht se vio obligada a retroceder hasta unos 300 km de la capital. “Por primera vez en esta guerra di la orden de retirar una gran parte del frente”, tuvo que admitir Adolf Hitler. Sin embargo, las esperanzas de los comandantes soviéticos de derrotar el Centro de Grupos del Ejército Alemán en poco tiempo resultaron prematuras.
A pesar de la colosal presión de las tropas soviéticas, los alemanes lograron afianzarse en una cabeza de puente entre las ciudades de Rzhev y Viazma, a sólo 200 km de Moscú. Durante varios años este saliente fue una espina clavada en los comandantes soviéticos: la Wehrmacht podía lanzar un nuevo ataque hacia la capital desde ella en cualquier momento.
Fue aquí, entre octubre de 1941 y marzo de 1943, donde tuvo lugar una de las batallas más sangrientas de toda la Segunda Guerra Mundial: la batalla de Rzhev. Cabe señalar que la URSS no utilizó este término, pues consideró cada ofensiva del Ejército Rojo para destruir la peligrosa cabeza de puente como una operación separada. Varios historiadores contemporáneos también mantienen este punto de vista.
Los alemanes convirtieron el saliente de Rzhev-Viazma en una verdadera fortaleza. Sólo frente a Rzhev, construyeron 559 fuertes y refugios de tierra y madera, y siete kilómetros de zanjas anti-tanque. Hasta la mitad de todas las fuerzas del Centro de Grupos del Ejército se concentraron en el área. La propaganda alemana la proclamó “la línea inexpugnable del Führer”, afirmando que “la pérdida de Rzhev equivaldría a la pérdida de la mitad de Berlín”.
Según el historiador Alexéi Isaev, Rzhev se convirtió en el “Verdún de la Segunda Guerra Mundial”. Y Este no era lugar para una guerra relámpago, pero las prolongadas y agotadoras batallas de posiciones que tuvieron lugar aquí trituraron cientos de miles de vidas como en una picadora de carne.
Habiendo sufrido un importante revés en el invierno de 1942, el Ejército Rojo hizo un nuevo intento por dar la vuelta a la situación en verano. Pero como resultado de subestimar las capacidades del enemigo, los errores cometidos por los comandantes soviéticos (frecuentes ataques frontales) y la disipación de esfuerzos, el asalto del grupo de medio millón de efectivos en la Primera Operación Ofensiva Rzhev-Sichovka no logró atravesar las múltiples líneas de defensa del enemigo. “Miles de piezas de metralla de los proyectiles, como escorpiones venenosos, desgarran a los hombres, mutilando los cuerpos y la tierra... '¡Adelante! Adelante!’ gritan los oficiales supervivientes antes de caer muertos entre sus propios soldados”, recordaría Borís Gorbachovski, comandante de un escuadrón de infantería de la 215ª División de Fusileros.
Sufriendo grandes pérdidas, las fuerzas soviéticas lograron avanzar sólo unas docenas de kilómetros en territorio enemigo durante las batallas de verano y otoño. Llovía mucho, lo que complicaba enormemente las operaciones aéreas y la ofensiva general del Ejército Rojo. “En la trinchera, el agua casi llegaba hasta las rodillas, bajo el agua estaban los cuerpos de nuestros hombres y los cadáveres de las tropas alemanas; algo suave y resbaladizo se desplazaba bajo los pies, y tú, balanceándote en el fondo desigual del foro, intentabas esquivar los golpes mortales y con todas tus fuerzas tratabas de devolverlo”, es así como Petr Mijin, comandante de un pelotón de la 52ª División de Fusileros, recordó la lucha cuerpo a cuerpo con el enemigo. El 27 de septiembre, unidades del 30º Ejército incluso entraron por la fuerza en Rzhev, pero fueron repelidas por los refuerzos enemigos recién llegados.
Sin embargo, los alemanes también pagaron un alto precio en “la picadora de Carne de Rzhev” en el verano y otoño de 1942. En varias semanas de lucha contra la división más grande de la Wehrmacht, la Grossdeutschland (“Gran Alemania”) con hasta 18.000 hombres, las bajas de unos 10.000 muertos y heridos. En muchos regimientos del 9º Ejército del Coronel General Walther Model que defendía el saliente Rzhev-Viazma, todos los veteranos que habían pasado por las campañas polaca y francesa, así como el ataque contra la URSS de 1941, resultaron muertos. Fueron reemplazados por nuevos reclutas de Europa Occidental que no tenían experiencia en combate.
La historiadora Svetlana Gerasimova señala en su análisis titulado “El matadero de Rzhev. La victoria perdida de Zhukov” que “para Hitler se convirtió en una cuestión de prestigio tomar Stalingrado y no entregar Rzhev; para Stalin fue tomar Rzhev y no renunciar a Stalingrado”. La primera operación ofensiva Rzhev-Sichovka no cumplió este objetivo, pero frustró los preparativos para una nueva ofensiva contra Moscú y logró atraer a la batalla a una serie de divisiones alemanas que habían sido designadas para ser trasladadas al sur, donde ya estaba comenzando la batalla de Stalingrado.
La segunda ofensiva Rzhev-Sichovka (Operación Marte) es mucho menos conocida que su “gemela”, la Operación Urano en Stalingrado. El Ejército Rojo se embarcó en la Operación Marte el 25 de noviembre, una semana después de Urano, teniendo más soldados y artillería a su disposición en el área de Rzhev que en Stalingrado. Pero no tuvo éxito en atrapar el 9º Ejército de Model en un movimiento de pinza como lo hizo con el 6º Ejército de Friedrich Paulus: Allí no había tropas rumanas débiles defendiendo los flancos y los ataques soviéticos continuaron siendo repelidos por la bien preparada defensa enemiga. A mediados de diciembre de 1942 la ofensiva Rzhev del Ejército Rojo finalmente se agotó. La Operación Marte no logró sus objetivos, pero tuvo el efecto de fijar sobre el terreno algunas divisiones alemanas e impedir que se dirigieran hacia Stalingrado para ayudar al 6º Ejército rodeado.
Después del desastre de Stalingrado y la toma de Velikiye Luki por las tropas soviéticas en la retaguardia de los ejércitos 4º y 9º, las tropas alemanas situadas en el saliente de Rzhev-Viazma se encontraron al borde del desastre. Como resultado, en la Operación Büffel (“Búfalo”) en marzo de 1943 abandonaron por completo el saliente, y la amenaza a Moscú fue finalmente eliminada.
En opinión de Alexei Isayev, los combates en Rzhev no sólo contribuyeron al éxito del Ejército Rojo en Stalingrado, sino que también ayudaron indirectamente al triunfo soviético en la batalla de Kursk en el verano de 1943.
El 9º Ejército de Walther Model, muy agotado y habiendo perdido tantos soldados experimentados en el curso de la Batalla de Rzhev, fue incapaz de recuperar su capacidad de combate antes del comienzo del combate, y su ofensiva en el sector septentrional del saliente del Kursk, considerado crucial, se paralizó casi inmediatamente.
Como resultado de una de las batallas más sangrientas de toda la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Rojo perdió más de 1,3 millones de efectivos entre muertos, heridos, desaparecidos y capturados en el período comprendido entre octubre de 1941 y marzo de 1943. Las pérdidas alemanas se calculan entre 400 y 700.000. “Los huesos nunca fueron retirados de los campos de batalla”, dijo un residente de la ciudad de Gzhatsk al sur de Rzhev a la gente que había venido de Moscú después de la guerra en busca de restos de la batalla: “En algunos lugares los bulldozers amontonaron los cuerpos, pero en otros los campos fueron simplemente arados, con huesos y todo. Se ponía en marcha el tractor y luego se miraba fijamente delante de uno, hacia a algún abedul lejano, para no desviarte al ver lo que iba desenterrando el tractor...”
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