El culto a la personalidad de Stalin era tan intenso en la URSS que la gente solía estar dispuesta a regalar sus posesiones más valiosas con tal de complacerlo.
Los regalos más extravagantes se hacían en toda la Unión Soviética, así como en otros países, como China, por ejemplo. En la mayoría de los casos, la gente se desvivía por complacer al único líder de la URSS.
En algunas ocasiones, eran tantos que se exponían a la vista del público. Esto ocurrió en el 70º aniversario de Stalin, el 21 de diciembre de 1949.
En total, se recibieron más de 23.000 regalos que se exhibieron en la exposición.
"El Triunfo de la Madre Patria Victoriosa", Mijaíl Jmelko
Mijaíl Jmelko/Galería TretiakovLos dirigentes de la República Soviética de Ucrania enviaron a Stalin un cuadro épico titulado “El triunfo de la patria victoriosa”, del artista Mijaíl Jmelko. El cuadro representaba el histórico Desfile de la Victoria del 24 de junio de 1945 con un detalle sorprendente. Representaba la escena en la que los soldados soviéticos lanzaban los estandartes de las tropas derrotadas de Hitler al pie del Mausoleo de Lenin.
Por su obra, el artista fue condecorado con el Premio Stalin en 1950. En la actualidad, el cuadro se conserva en la Galería Tretiakov.
De Azerbaiyán, Stalin recibió una alfombra hecha a mano que tenía su retrato en el centro. La alfombra era gigantesca: su tamaño era de 70 metros cuadrados, tenía 35 millones de nudos y fue tejida por 70 tejedores. Hoy en día, la alfombra se conserva en el Museo Nacional de Arte de Azerbaiyán.
Los trabajadores de la Fábrica de Vidrio Artístico de Leningrado regalaron a Stalin un jarrón gigante que fue bautizado como Jarrón del Jubileo. Pesaba 1.200 kg y tenía más de tres metros de altura. El jarrón, que estaba sobre un enorme pedestal, tenía un retrato de Stalin y estaba decorado con estrellas de rubí.
Uno de los regalos más inusuales, hecho por los trabajadores polacos de la aviación de Lodz, fue un teléfono hecho en forma de globo terráqueo en el que la palanca parecía una hoz y el receptor del teléfono, un martillo: dos símbolos que representaban a los trabajadores y campesinos soviéticos. Por ello, el teléfono se parecía al escudo soviético. Sin embargo, Stalin nunca lo utilizó.
Stalin era conocido por su ardiente a fumar en pipa. En una ocasión, recibió una muy inusual de un grupo de ajedrecistas estadounidenses: estaba magistralmente decorada con figuras talladas de Roosevelt y Stalin sentados en una mesa y jugando al ajedrez.
Los regalos que llegaron de fuera de la URSS eran igual de impresionantes. Por ejemplo, una delegación gubernamental de la República Popular China en la URSS obsequió a Stalin con un colmillo de elefante cubierto de una maravillosa y fina talla que representaba un dragón en las nubes.
Otro increíble regalo hecho de marfil fue un truco chino llamado “Una bola dentro de una bola”, hecho de una pieza sólida de marfil. Las esferas interiores están fresadas a través de agujeros en las esferas exteriores. A través de la exquisita hendidura del interior de cada esfera, una persona puede ver esferas cada vez más pequeñas. El diámetro de la esfera más grande, por su parte, es de sólo 10 cm.
En 1949 Stalin recibió un regalo de un particular no identificado de Brasil. La lámpara de mesa estaba hecha de caparazón de armadillo y piel de serpiente.
Entre los regalos que recibió Stalin en su 70º aniversario se encontraba una bandeja con el mapa de América Latina hecho con las alas de las mariposas Morpho Menelaus.
Después de que la vizcondesa Nancy Astor, la primera mujer en ser miembro del Parlamento en Gran Bretaña, conociera a Stalin en 1931, le envió un regalo único: una jarra peculiarmente fea con un oso ruso sosteniendo a Napoleón. Es posible que este objeto fuera el único que se fabricó, ya que no se tiene constancia de que nadie tuviera algo similar.
Un jarrón de terracota de la región de Toscana se convirtió en uno de los artículos más extravagantes de la exposición de regalos al líder soviético en 1949. Al exponer el jarrón, las autoridades taparon los grabados eróticos, para no corromper la moral del pueblo soviético.
Un regalo de los trabajadores brasileños a Stalin.
Olesya Kurpyaeva/RGLEE MÁS: ¿Por qué Stalin temía a su madre?
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