'America', 1986-12 / 1983-09 / 1984-02 / 1983-09 / Archivo
Al final de la Segunda Guerra Mundial, la embajada de EE UU en Moscú presionó para lanzar una revista que contara a los lectores soviéticos la vida en su país. Después de que los estadounidenses recibieran el permiso de los diplomáticos soviéticos en 1945, no tardó en publicarse el primer número de la revista.
El prólogo editorial del primer número de la revista America esbozaba el propósito y la política editorial de la publicación:
“Esta revista trata [...] sobre el pueblo estadounidense: cómo viven, trabajan y se divierten los estadounidenses. Sus estados de ánimo y deseos, sus preocupaciones y aspiraciones y sus momentos de descanso y ocio - todo esto intentaremos captarlo en las páginas de la revista [...]
Intentaremos mostrar lo que los estadounidenses piensan y hacen, lo que leen y de lo que hablan. En éste y en los siguientes números de America, el lector encontrará muchos artículos reimpresos de las revistas más comunes, leídas por millones de estadounidenses”.
Sin acceso a Internet, a Hollywood o a otras señas de identidad de la cultura popular estadounidense, la revista era la única forma de conocer la vida al otro lado del telón de acero, para aquellos ciudadanos soviéticos que pudieran hacerse con uno de los escasos ejemplares.
Sin embargo, desde el principio, el gobierno soviético adoptó una postura escéptica ante la iniciativa estadounidense e insistió en que el único propósito de la revista era promover el papel y la importancia de EE UU en la Segunda Guerra Mundial, así como las tradiciones e instituciones estadounidenses.
De hecho, la imagen de la vida en EE UU, tal y como la retrataba la revista, era sorprendentemente buena en comparación con lo que el pueblo soviético estaba viviendo en la URSS.
La revista anunciaba magistralmente la abundancia de bienes y oportunidades en el mundo capitalista. Por ejemplo, un tema central de uno de los números de la revista era el empleo de los jóvenes.
“Es un placer trabajar en el estadio. Puedes ver todos los partidos gratis”, citaba la revista a un joven de 17 años, Michael Burman, que ganaba 3,35 dólares la hora, según los editores. Colby Reynolds, otro adolescente que aparecía en el número, trabajaba en un rancho y consiguió ahorrar lo suficiente para comprarse una moto, el sueño de todo adolescente en la URSS.
A veces, la revista publicaba artículos reproducidos en otras revistas estadounidenses. Por ejemplo, un artículo de Better Homes and Gardens (Mejores casas y jardínes) reimpreso en America debió escandalizar a los hogares soviéticos, ya que presentaba lujosos interiores inéditos en la Unión Soviética.
La revista también era famosa por sus reportajes fotográficos. Cubrían todos los aspectos de la vida en los EE UU en fotos y proporcionaban una rara visión a los ciudadanos soviéticos de cómo eran las ciudades estadounidenses.
En general, la revista contaba sobre todo con historias de personas. Todos los temas se presentaban a través del prisma de los estadounidenses de a pie, adolescentes, estudiantes, trabajadores, agricultores, políticos y residentes de ciudades grandes y pequeñas.
La redacción prestaba mucha atención a las ilustraciones. Realizaban reportajes fotográficos excepcionales que tenían un gran impacto en el pueblo soviético que leía la revista.
Con el tiempo, la tirada de la revista pasó de 10.000 a 50.000 ejemplares por número. La condición de nación aliada ayudó a los estadounidenses a proteger y ampliar la única vía de acceso a los lectores soviéticos en medio de la férrea censura soviética.
Al iniciarse la Guerra Fría, el gobierno soviético se planteó prohibir totalmente la circulación de la revista o confiscar el 80% de la tirada de cada número y compensar las pérdidas de la editorial soviética con cargo al presupuesto del Estado.
En 1952, Estados Unidos dejó de publicar la revista en la URSS como señal de protesta por la presión que sufría la publicación.
Sin embargo, reanudó la distribución de la revista en la URSS en 1965, porque los gobiernos soviético y estadounidense acordaron permitirse mutuamente la publicación de una revista en los dos países respectivos con una tirada limitada de 30.000 ejemplares por número.
Sin embargo, las autoridades soviéticas se propusieron neutralizar la influencia de la revista afinando la contrapropaganda y asegurándose de refutar las cifras y los hechos proporcionados por la revista y de denunciar el “modo de vida americano”.
Cuando Mijaíl Gorbachov puso en marcha la política de la perestroika en la segunda mitad de la década de 1980, se levantaron todas las restricciones relacionadas con la circulación de la revista en la URSS y los ejemplares se vendieron libremente en los quioscos.
La revista siguió publicándose hasta 1994 -tres años después del colapso de la Unión Soviética-, cuando se vio obligada a cerrar, debido a dificultades financieras.
Hoy en día, todavía es posible comprar una colección limitada de la revista en Rusia por unos 300 dólares.
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