El trono de hueso es una auténtica obra de arte. Está decorado con placas talladas que representan escenas de la vida del rey David, figuras de tritones, cupidos e hipocampos. Un lujo evocador y sin duda una reliquia real. Pero, ¿a qué monarca perteneció?
Según la leyenda, este trono estaba en la dote de la zarevna Sofía Paleólogo, esposa de Iván III. Para las oraciones solemnes a las que asistía el zar, se trasladaba a los templos del Kremlin. A finales del siglo XIX, el escultor Mark Antokolski esculpió una figura de Iván el Terrible sentado en un trono tallado; el efecto era tan sorprendente que surgió como por sí sola la leyenda de que pertenecía a este gobernante en particular.
El trono se convirtió en un auténtico éxito de exposiciones: se exhibió en París y Londres, y el escultor empezó a recibir encargos para crear copias de autor.
¿Cómo apareció la obra maestra de hueso en Moscú? No fue traída de Bizancio, ¡sino que se creó en la Sala de Armería bajo el zar Alexéi Mijáilovich! Y el trono se utilizó varias veces en las coronaciones: Alejandro II y Nicolás II.
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