El turismo ruso en Marbella está en alza y así lo demuestran las actividades realizadas este año, entre ellas el Festival de Cine Ruso del pasado enero, donde se reunieron a las mejores estrellas de reparto de la industria de este país.
Pero no se trata sólo de turismo. En la Costa del Sol reside con carácter permanente una comunidad eslava importante. Ciudadanos de Ucrania, Georgia y Rusia conviven juntos y comparten algunas actividades y eventos. En Málaga existen empadronados 4.171 ciudadanos de la Federación Rusa.
Pero una comunidad requiere de determinados servicios, que ellos mismos también demandan. Productos como la kasha, la smetana o el pescado seco se pueden encontrar en tiendas especializadas y regentadas por rusos. Se puede escuchar una radio local en ruso o leer periódicos en la lengua de Pushkin, incluso el periódico local más importante, Diario Sur, tiene una edición especial en ruso. Hay empresas que venden suscripciones a canales privados de televisión en lengua eslava. Incluso se proyecta una catedral de grandes dimensiones en Marbella.
Alexánder y Oxana Kirnos son una pareja de empresarios que le sacan partido a este emergente mercado. Llevan diez años en Marbella y regentan una tienda de alimentos rusos y ucranianos. Nos explicaron que en esta ciudad las diferencias políticas entre ucranianos, georgianos y rusos no existen y conviven como si fueran una auténtica comunidad.
En definitiva, este nicho de mercado tiene un gran potencial. Y las autoridades marbellíes lo saben, de ahí el apoyo mostrado en todo lo que es la promoción de la cultura rusa en la ciudad malagueña.
Todo esto hay que enmarcarlo dentro de los esfuerzos realizados por las instituciones andaluzas por atraer este tipo de turismo, que gasta muy por encima de la media.
Recientemente, incluso se planteó la idea de abrir una oficina permanente en Moscú para la promoción del turismo en la ciudad de Málaga.
RusRadioMarbella encargados de organizar el evento Made in URSS, y la agencia PRinternationalpretendieron ofrecer una muestra que tenía en cuenta la identidad soviética, es decir, la fusión cultural que durante 82 años unió a diferentes nacionalidades euroasiáticas.
Como sostiene Evguenia Popova, directora de la agencia, “la muestra de artistas que han venido son lo mejor de las antiguas repúblicas soviéticas, que aunque ya no formen parte de Rusia comparten ciertos aspectos como la lengua, que todavía no se ha perdido del todo”.
Sin embargo no había nada en el evento que nos recordase a las rigideces soviéticas. La comunidad rusa está perfectamente asentada en Marbella, hay una élite de 'alto standing' que se mueve como pez en el agua en este ambiente.
El inicio de la noche corrió a cargo de la agrupación 'Sardarapat' que mostraron todo un elenco de danzas de las antiguas repúblicas soviéticas. La espectacularidad de sus bailes exóticos y orientalizantes agradó al público asistente.
La hipnótica danza del grupo dio paso a las actuaciones de Vladímir Presniakov y Natalia Podolskaya, cuyos ritmos y melodías recordaron mucho a la década de los 80. Sin duda, las poses de Presniakov no tienen nada que envidiar a la de David Coverdale (del grupo norteamericano Whitesnake).
El jazz de Ígor Butman no dejó a nadie impasible, con un repertorio potente que moduló desde las melodías más tranquilas y melódicas hasta las más frenéticas y arriesgadas. No en vano Bill Clinton, en una gala organizada por Vladímir Putin en el Kremlin, lo calificó como “uno de los mejores saxofonistas de la actualidad”.
|
Para concluir esa noche el rapero Gooru subió al escenario con una puesta en escena acompañada de imágenes cinematográficas de alto presupuesto. Su cuerpo musculoso y cara de pocos amigos contrastaba con las melodías comerciales y empalagosas, que no obstante, parecieron gustar a la audiencia.
La segunda noche de Made in URSS no tuvo tanta afluencia de público como la primera, a pesar de que Nadia Mijalkova venía a presentar su última película como actriz, Amor con acento en la que interpreta a una mujer soltera que se enamora de un pretendiente divorciado con hijo. Una película bastante simpática que aboga por el entendimiento de georgianos y rusos, mediante un romanticismo muy eslavo.
Los últimos artistas que tocaron fueron Nino Katamadze y Artiom Kacharyan que revolucionaron a la audiencia bajándose del escenario e implicándola directamente. La fusión rock de Nino aseguró más de una hora de entretenimiento en el que hubo “jam sesión” incluida con Artiom Kacharyan y Gooru.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.
Suscríbete
a nuestro boletín
Reciba en su buzón el boletín informativo con los mejores artículos sobre Rusia: