Un 28% de la población quiere a un zar dirigiendo el país.
Alexander Vilf/RIA NovostiCerca de una cuarta parte de los rusos (un 28 %) no tiene nada en contra de recuperar la monarquía en el país. Estos son los resultados de una encuesta reciente del Centro Ruso de Estudio de la Opinión Pública (VTsIOM). Aunque el asunto no va más allá de pequeñas conversaciones locales. En realidad, en el gobierno nadie ha puesto sobre la mesa el tema del regreso de la monarquía. El portavoz de la Duma Estatal opina que este cambio del orden político es “poco probable”, y Vladímir Putin se muestra poco optimista y “con bastante frialdad” al respecto.
Lo que más sorprende es otra cosa. Entre los partidarios de la monarquía aparece por primera vez una aplastante mayoría de jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, es decir, personas de la misma edad que los participantes en las recientes manifestaciones en unas 100 ciudades de Rusia. Habitantes de Moscú y San Petersburgo, usuarios activos de internet y votantes de partidos no parlamentarios son, según la encuesta, la mayoría entre los monárquicos, aunque no aparecen en los medios de comunicación ni en las plataformas informáticas. La cuestión sobre quién debería convertirse en zar en caso de cambio de régimen se debate activamente en internet.
"Mi padre es demócrata liberal, mi madre y mi hermano son apolíticos. Desde pequeño me interesa la historia, a la que me he dedicado también fuera del colegio, y poco a poco he llegado al monarquismo", cuenta a RBTH Alik Danielián, de 18 años. Este joven administra en la red social rusa más popular, VKontakte, el grupo “Monarquía. Enclave”, con casi 14.000 suscriptores.
Según Danielián, las razones de la generación más joven para apoyar la monarquía son “muy sencillas”: las personas mayores, con el cerebro lavado por el comunismo, poco a poco van dejando paso a los jóvenes. Y solo ellos se dan cuenta cada vez más de la inviabilidad de la república moderna.
"La república no da a luz a personas capaces de gobernar un país, sino a personas capaces de ganar unas elecciones, de hacerse con su pedazo del pastel", comenta Alik, que está convencido de que con la monarquía las cosas cambiarían. Según él, se trata de un sistema excelente de reproducción de una élite gobernante preparada para dirigir el país desde la infancia. Y lo más importante, esta élite no tendría que dedicarse a la política ni ensuciarse las manos en asuntos turbios para conseguir el poder.
Participantes de la "Marcha del Zar" en Moscú, con motivo del cuarto centenario de la dinastía Romanov. Fuente: Alexander Vilf/RIA Novosti
Esta misma idea aparece proclamada por jóvenes monárquicos en otros grupos sobre el tema en redes sociales. La idea común es que hay que acabar con las pugnas por el poder, según señala en una entrevista para RBTH el director del Departamento de Investigación del VTsIOM, Stepán Lvov. O, por decirlo de otro modo, hay que conseguir una mayor estabilidad. En todo lo demás no existe una opinión común. Se debate sobre si la rusa debería ser una monarquía absoluta con un gobernante que concentre todo el poder en sus manos, o una monarquía parlamentaria como la española o la británica. En cualquier caso, en el imaginario de los jóvenes este sistema resta libertad y democracia, pero resulta más eficaz.
"En nuestro país ya no quedan personas que hayan vivido una monarquía, de modo que no es la experiencia personal lo que influye en la opinión. Además, la nueva generación carece de las “vacunas antimonárquicas” de la generación anterior, a la que en el colegio explicaban que la monarquía es algo arcaico, oscuro y negativo. El sistema educativo actual no tiene como objetivo formar una opinión negativa en este sentido. De ahí el resultado”, constata Lvov.
Actualmente en Rusia solo existe un partido monárquico registrado oficialmente, el Partido Monárquico de Rusia, con 47 sedes regionales. Sin embargo, los monárquicos rara vez aparecen en los medios de comunicación, y cuando lo hacen se les trata de “excéntricos de ciudad”.
Estos grupos se han hecho conocidos por distintos actos, como la quema de libros de J. K. Rowling y de Vladímir Sorokin, el sabotaje al desfile gay en Moscú, el entierro de un mono de juguete en una campaña antidarwinista, el eslogan “¡Ortodoxia o muerte!” (declarado extremista por un tribunal) y la intención de comprar a Kiribati tres islas inhabitadas del océano Pacífico para recrear en ellas la monarquía rusa (la propuesta, idea de un millonario ruso, fue rechazada).
Antón Bakov, líder del Partido Monárquico de Rusia. Fuente: Vitaliy Belousov/RIA Novosti
Por todo ello, no resulta nada sorprendente que la mayoría de la población considere extravagantes a los monárquicos, comenta a RBTH el politólogo y director de la organización independiente Grupo de Expertos Políticos Konstantín Kalachov.
“Las organizaciones monárquicas son la parte exótica de la vida política”, comenta el experto. Las sociedades de nobles, muy populares en los años 90, se extinguieron debido a la aparición de muchas organizaciones que desacreditaron el fenómeno de la aristocracia repartiendo a discreción títulos de príncipes y barones, recuerda Kalachov.
Pero los verdaderos monárquicos por ahora prefieren “ahorrar fuerzas y esperar”, comenta Alik. El joven no ve la posibilidad de que se conviertan en una fuerza concreta en menos de 10 años, y toda su actividad actual se reduce a reuniones de clubes, círculos evangélicos o asambleas de la Unión de descendientes del Regimiento Izmailovski. El nombre de este último no es más que un título elocuente, sus miembros no son descendientes reales, pero a los monárquicos les gusta. Este tipo de clubes tienen entre 15 y 30 miembros. A la pregunta sobre qué tipo de actividades llevan a cabo, Alik responde: “Varias cosas, desde reuniones hasta conversaciones con un sacerdote y presentaciones”. También se debate acerca de figuras de la “derecha europea”, como Donald Trump o Marine Le Pen, “pero sin fanatismo”. “A nosotros nos interesa el auge de la derecha en el mundo, ¿por qué no alegrarnos de ello?”, comenta el joven.
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