La primera vez que se habló sobre la necesidad de una nueva ojiva fue a principios de siglo. Ahora se llevan a cabo ensayos estatales de esta nueva arma letal. Después de concluir los ensayos en 2018, se planea la entrega de esta bomba a las Fuerzas Armadas rusas.
Durante la campaña siria, Rusia utilizó con frecuencia las bombas FAB-500, producidas hace medio siglo.
Cabe señalar que estas municiones eran obsoletas técnica y moralmente, aunque a menudo habían sido parcialmente modificadas. Cada uno de ellas estaba equipado con un sistema de dirección. Básicamente, las armas no guiadas se convirtieron en munición de precisión que ayudó a las Fuerzas Aeroespaciales Rusas a evitar bajas civiles durante su lucha contra el Daesh.
Sin embargo, este material creado hace 50 años no resulta apropiado para emplearse en misiones de combate el en futuro contra alguno de las potencias mundiales, dado que todos los modernos sistemas antiaéreos podrían derribarla. Además, las bombas de caída libre pueden ser ya detectadas por los sistemas electromagnéticos gracias a su firma radárica.
Esto además amenaza las vidas de los pilotos, así como el éxito de las operaciones.
En consecuencia, el Ejército ruso vio que tenía una reserva para la creación de una nueva arma, que ocuparía un nicho libre en cuanto a munición de aviación se refiere.
En los próximos años, la FAB-500 será reemplazada por la bomba ‘Drel’.
Esta es un ingenio explosivo de racimo con 15 elementos que contienen una gran cantidad de contundentes proyectiles de cobre.
Las bombas de aviación de caída libre (no guiadas) son mucho más baratas para el Gobierno que los misiles de alta precisión, principalmente porque carecen del motor a reacción de los misiles. También, la masa explosiva de estas bombas de 500 kg de calibre (el mismo que la ‘Drel’ ), ocupan el 70 por ciento de su peso total. En otras palabras, una ojiva contiene más de 370 kg de sustancia explosiva llena de proyectiles de cobre que, con la explosión, saldrán volando en todas las direcciones a una velocidad de tres kilómetros por segundo.
La nueva bomba, en cambio, puede ser lanzada sobre el enemigo a una distancia de 30 kilómetros y gracias al sistema GLONASS será capaz de alcanzar su objetivo con mucha precisión (a diferencia de lo que ocurre con el resto de bombas de caída libre del último siglo).
Por si fuera poco, en el futuro, la industria de defensa planea equiparlas con un motor de alta energía, lo que aumentará radicalmente el alcance operativo de la ‘Drel’ .
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