Tarusa es una pequeño ciudad que se encuentra a un par de horas en coche de Moscú. En un pequeño edificio hay un cartel que dice “Armas Lobaev”. A primera vista parece poco llamativo, pero detrás de sus puertas se encuentra una planta que fabrica algunos de los rifles de francotirador más poderosos del mundo.
A mediados de abril los medios de comunicación occidentales comenzaron a informar sobre la existencia de este lugar y sus productos, lo que hizo que la compañía “tomara el mundo por asalto”.
El alboroto creado en el Reino Unido tomó a los fabricantes por sorpresa. “Los británicos están aburridos de la cuarentena, así que buscan online cosas exóticas en el extranjero”, se ríe Yuri Sinichkin, uno de los desarrolladores del rifle de mayor alcance del mundo, el SVLK-14S Sumrak.
La amplia difusión del artículo y el ruido que provocó, atrajo a miles de usuarios a la página web de Armas Lobaev, aunque todavía no hay grandes pedidos (el Sumrak cuesta unas 30.000 libras esterlinas (37.000 dólares). El coronavirus y el bloqueo están haciendo que se rehaga la lista de compras esenciales.
“El rifle está diseñado para uso deportivo y para disparar a largas distancias de francotiradores. Ese es su principal propósito, no matar terroristas en algún lugar de Siria. Es un juguete de lujo”, dice el diseñador.
El Sumrak (que significa “crepúsculo” en ruso) se basa en la simplicidad y la precisión. “No tiene unidades adicionales, puertos de expulsión o accesorios. Tiene una acción más rígida, un cañón reforzado y una carga única. El Sumrak no tiene cargador como otros rifles sino que se carga con una bala antes de cada disparo como los cañones de largo alcance de gran calibre de la Segunda Guerra Mundial”, explica Sinichkin.
El rifle ya tiene en su haber varios récords mundiales: disparar a un alcance de más de 2,5 km y avistar a una distancia de 4,2 km.
“Simplemente no hay necesidad de modificar el rifle. Ahora estamos experimentando con disparos nocturnos a distancias de 2,5 km. Hemos establecido un nuevo récord de luz diurna, ahora queremos hacer lo mismo en condiciones de oscuridad total”, dice el diseñador.
El Sumrak fue diseñado para disparar cartuchos de .408 CheyTac (10,3 mm), que salen del cañón a más de 900 m/s.
“Estos cartuchos pueden perforar un riel de metal de 3 cm de espesor. Imaginen lo que pasaría si un proyectil de este tipo golpeara al enemigo. Ninguna armadura corporal lo soportaría”, señaló el ingeniero.
Además puede funcionar en temperaturas extremas que van de -40 a +65°C en cualquier condición climática. El único inconveniente significativo es el peso. El Sumrak pesa casi 10 kg, sin contar las miras, que añaden otros 2-4 kg.
Esto significa que no se puede ir a esquiar campo a través con esta arma a la espalda, pero es genial para situaciones de lanzamiento en el campo de tiro.
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