El conflicto en Nagorno Karabaj mostró cómo será la guerra del futuro: enjambres de drones kamikaze persiguiendo al enemigo y apuntando a tanques, sistemas antiaéreos y de misiles, vehículos individuales y grupos de soldados.Todo el proceso se transmite por videocámara y luego se puede ver por Internet.
Todo ocurre como si fuera un videojuego en el que cada misión se puede repetir hasta conseguir el mejor resultado.
Por otra parte, otra realidad de nuestra época es que un hombre puede matar a otro sin mirarle a los ojos.
El desarrollo de la electrónica y de la computación ha cambiado mucho la planificación y la realización de las acciones de guerra. Para invadir un país y colocar el régimen que se quiera ya no es necesario recurrir a la violencia directa y resulta suficiente lanzar una “revolución de colores” en redes sociales y que la gente salga a la calle a exigir un cambio de poder.
También hay tecnologías para dirigir grupos en el combate “real”. Estos sistemas integran en una unidad los humanos y los vehículos de combate.
El pasado agosto, en la exposición Ármiya-2020 celebrada en la región de Moscú, el Ministerio de Defensa de Rusia presentó una computadora en forma de tablet. Este dispositivo en miniatura es un moderno puesto de mando de artillería. La tableta está conectada a través de canales de comunicación cerrados al sistema de control de batalla táctico unificado, recibe un mapa del terreno, muestra las posiciones y los objetivos, cuya información se transmite desde diversos medios de reconocimiento. También recibe datos de complejos meteorológicos y estaciones balísticas. El comandante de la batería solo tiene que pulsar la pantalla táctil con un lápiz o un dedo para marcar el objetivo y dar la orden de atacar. Anteriormente, los artilleros y quienes manejaban los morteros hacían este trabajo usando papel y lápiz.
Las “tablets tácticas” se encuentran en todos los modelos modernos de los tanques rusos: Т-72B3, Т-90МS y Т-14 Armata. Están instaladas también en las unidades de artillería autopropulsadas Msta-S, Koalitsia-SV e incluso en los bombarderos de primera línea. En este último sistema se llama SVP-24 Gefest. La tablet se asocia con un soldado individual en el terreno que observa el campo de batalla. También tienen sus propias baterías los comandantes de batería de artillería, de tanques o de los cañones autopropulsados. Aunque no recibe directamente la designación del objetivo sino que la transmite a la aeronave. Además, los combatientes reciben información de los vehículos que se encuentran en su área de responsabilidad y también de las armas que llevan. Lo siguiente es una cuestión de tecnología: se hace clic en el objetivo, se selecciona la bomba y un par de minutos después el piloto la envía a las coordenadas especificadas. Gracias a este sistema, los Su-24 rusos fueron muy eficaces eliminando a terroristas en Siria.
La guerra digital en el frente también incluye la sistemas de supresión radio-electrónica. El ejército ruso cuenta con más de 18: Krasuja, Borisoglebsk-2, Alurgit, Infauna y muchos otros. Estos dispositivos no solo pueden proteger los vehículos y el personal de los ataques de misiles y bombas de alta precisión, sino que también pueden hacer “invisibles” a las tropas. Esto significa que los soldados y oficiales rusos se pueden comunicar por radio e intercambiar datos entre equipos sobre el terreno mientras los medios de ataque del enemigo son incapaces de detectarlos.
Por ejemplo, Krasuja crea una supresión radioelectrónica que afecta a las aeronaves, los misiles de crucero y los vehículos aéreos no tripulados en un radio de 250 km. Esto es mucha distancia incluso en un conflicto militar completo. Debido a que estos vehículos pueden colocarse a cierta distancia unos de otros, son capaces de cubrir todo el frente de batalla con una cúpula impenetrable. Krasuja se ha utilizado en Siria desde 2016 para proteger la base aérea rusa de Jmeimim y durante este tiempo no ha caído ni un solo dron kamikaze en su territorio.
Sin embargo, este dominio sirve solamente para contrarrestar un enemigo técnicamente inferior. Nagorno-Karabaj es un ejemplo de ello. Las fuerzas azeríes, armadas con aviones no tripulados turcos e israelíes, eran claramente superiores a las fuerzas armenias menos equipadas.
Pero en caso de una guerra entre Moscú y Washington, en Siria, por ejemplo, la electrónica y los aparatos no contarían realmente. Ambos bandos tendrían acceso a sistemas de control de campo y robots y el conflicto rápidamente se convertiría en una guerra terrestre clásica, como las del siglo XX, en la que se usarían tanques y artillería, antes de que se produjera un intercambio de ataques nucleares.
Los propios estadounidenses lo dejaron claro en la “Revisión de la postura nuclear” (NPR), publicada en febrero de 2018. Esbozan claramente los métodos que usarían para contrarrestar a Rusia, China, Irán y Corea del Norte. Afirman que podrían llegar a utilizar bombas nucleares de pequeño rendimiento, de 5 kilotones. Además de emplear tanques, artillería y aviación táctica, este tipo de estrategia nuclear “evitaría” que un conflicto local se convirtiera en un conflicto mundial. Por ejemplo, podrían destruir un portaviones o un objeto cultural o de importancia estratégica, antes de ofrecerse a sentarse a la mesa de negociaciones y hablar de un acuerdo de paz.
Una señal de un conflicto no nuclear que todavía no se ha resuelto y que tendría la posibilidad de que se produjera una escalada nuclear podría ser lo que ocurre en Europa. EE UU ha desplegado una brigada blindada en Europa oriental y ha entregado aviones F-16 Eurofighter y nuevos escuadrones de F-35 Lightning a Polonia y Finlandia.
Tampoco es que Rusia se esté tomando todo esto a la ligera. En previsión de un conflicto global junto a sus fronteras, la región de Kaliningrado (el enclave ruso en Europa) podría recibir el complejo táctico Iskander-M, que utiliza misiles 9M729. En la zona ya hay interceptores rusos MiG-31BM de gran altitud, que llevan misiles hipersónicos Kinzhal.
Además, han salido de los fondos de reserva los temibles y devastadores cañones y morteros de la era de la Guerra Fría - el 2S7M Malka de 203 mm y el mortero móvil 2S4 Tyulpán de 240 mm. En el pasado se usaron para disparar minas nucleares y sirvieron para enfatizar la superioridad regional soviética en la frontera con Alemania Occidental, dejando en suspenso los planes de la OTAN de atacar a la URSS.
Por último, el presidente Vladímir Putin ha aprobado la política de disuasión nuclear de Rusia, que establece en términos inequívocos que el Kremlin se reserva el derecho de utilizar armas nucleares si se produce una escalada de la tensión que supone una grave amenaza para Rusia.
Iskander-M
SputnikNo hay garantías de que Rusia o EE UU vayan a contenerse. Recientemente Washington se retiró del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), que regulaba la cantidad de equipamiento y tropas que se podían estacionar en las fronteras de la OTAN con Rusia. Lo mismo ocurrió con el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF). Actualmente los estadounidenses pueden colocar sus misiles de crucero Tomahawk en Polonia y Rumania. Rusia, por su parte, contrarrestará este despliegue con los misiles de crucero Kalibr 9M729 de ataque terrestre, estacionados en la región de Kaliningrado.
Tampoco existe el Tratado de Cielos Abiertos, que permitía a los militares occidentales y rusos realizar vuelos de vigilancia aérea sobre todo el territorio de los firmantes de acuerdo.
Lo más aterrador de todo esto es que el uso de armas ordinarias por parte de las superpotencias provoca el desbordamiento fronterizo de los conflictos locales. En pocas palabras, pueden dar lugar a un conflicto en el que sea imposible derrotar al enemigo sin utilizar armas mucho más fuertes. Mientras tanto, ambas partes tienen gran cantidad de misiles para la destrucción mutua asegurada (MAD). Lo interesante es que también están robotizados.
En la última reunión entre el comando de defensa de Rusia y el complejo militar-industrial a mediados de noviembre de 2020 en Sochi, Putin anunció que casi se había completado un centro de última generación para el comando de la fuerza nuclear. La instalación sube la apuesta en términos de la capacidad de analizar la situación en el campo de batalla y es más resistente a las interferencias de radio, entre los diversos centros de comando y las unidades estacionadas en el frente, incluso si se produce un ataque nuclear.
Occidente ha comparado el anuncio con el sistema Perímetro de la Guerra Fría, también conocido como Mano Muerta. En caso de que haya una ruptura de comunicación entre el jefe de estado y el arsenal de misiles estratégicos del país, la tarea la asumirá la inteligencia artificial. La computadora lanzará cohetes estacionados en todo el territorio de Rusia usando coordenadas establecidas.
La guerra está siendo digitalizada continuamente. El elemento humano está quedando al margen y asume un papel de espectador. Las máquinas se encargan de los cálculos, mientras que el resultado de la batalla a menudo depende de robots terrestres y aéreos. Mientras tanto, la perspectiva de que el conflicto se extienda y provoque una guerra nuclear global que aniquile toda la vida en la tierra sigue siendo peligrosamente alta.
El autor del artículo es editor de una publicación militar independiente.
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