Rostov del Don es famosa por la belleza de sus habitantes, pero esta ciudad del sur de Rusia tiene además una rica historia.
Legion MediaIncluso en los días más calurosos (y en verano la temperatura en Rostov del Don llega a los 40 grados), la mayoría de las chicas rara vez salen de casa sin maquillaje y tacones.
Los cosacos del Don siempre han sido famosos por su valerosidad y su independencia. En muchas ocasiones, las mujeres no sólo han tenido que educar a sus hijos y llevar los asuntos de la casa, sino que también se han visto obligadas a tomar las armas. En el río Don confluyen más de 100 grupos étnicos: rusos, armenios, griegos, georgianos, turcos, hebreos… El sol del sur y su ubicación entre Europa y Asia dieron lugar a la original apariencia y al temperamento de los cosacos.
Rostov del Don fue fundada como ciudad aduanera para recaudar los impuestos de los productos importados al Imperio ruso desde Turquía. Los tiempos cambiaron, las relaciones diplomáticas entre Rusia y Turquía se truncaron y la ciudad aduanera se convirtió rápidamente en una ciudad fortaleza.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas alemanas ocuparon Rostov en dos ocasiones: en otoño de 1941 y en verano de 1942. Prácticamente toda la ciudad quedó en ruinas, los edificios de los teatros, instituciones, escuelas y hospitales fueron bombardeados y quemados. Rostov del Don fue una de las diez ciudades de Rusia que más daños sufrieron tras la guerra.
Esta antigua ciudad construida en el siglo XVIII reúne características de todos los grupos étnicos que la poblaron: allí las sinagogas conviven con las mezquitas, así como con iglesias ortodoxas griegas, católicas y de los antiguos creyentes y con templos budistas.
El edificio más antiguo de Rostov es la Santa Cruz, parte de un monasterio armenio destruido.
El edificio más conocido de la ciudad es el teatro Gorki, una obra maestra del constructivismo con la forma de un tractor gigante. Arquitectos de relevancia mundial como Le Corbusier y Oscar Niemeyer han declarado que este teatro es la joya de la arquitectura soviética.
Otro lugar interesante de visitar en Rostov son los almacenes Paramónov. Este un lugar a la orilla del Don siempre tuvo una particularidad única que los ingenieros aprovecharon para diseñar un complejo de almacenes: en la orilla del río durante todo el año fluyen manantiales con una temperatura constante de 9 grados. El agua de los manantiales canalizada daba a los almacenes de grano un efecto de refrigerador natural, creando un microclima constante.
Las antiguas canalizaciones fueron destruidas junto con los edificios, pero los manantiales siguen fluyendo. El agua ha formado la piscina más sorprendente de Rusia. No existe nada parecido en todo el mundo. Dentro de unas altas paredes de ladrillo se encuentra el agua más pura. En verano se calienta por el sol y en invierno el manantial no se congela, es más, junto a las paredes crece césped natural durante todo el año. Además, el fondo de esta “piscina” es de arena blanca.
La fama sobre la criminalidad en Rostov-papa, como siguen llamando a esta ciudad, se forjó hace más de cien años. La presencia de un gran puerto, su localización estratégica en el cruce de las carreteras principales y su activo comercio contribuyeron a que esta ciudad atrajera, además de a comerciantes y viajeros, a numerosos delincuentes.
La avenida Kírovski era antiguamente una concentración de locales de mala muerte. Esta zona llena de delincuentes se llamaba Bogatianovka y fue en ella donde nació el apodo “Rostov-papa”. En nuestros días es el centro de la ciudad, una zona totalmente segura.
En las avenidas Voroshílovski y Budiónnovski (este es ahora el distrito central de moda) también había numerosos burdeles y restaurantes baratos. Los tahúres, carteristas y artistas ambulantes (bandidos que no se limitaban a un solo lugar) pasaban allí los días y por las noches se iban a sus respectivas ocupaciones. La maestría de los ladrones de Rostov era altamente apreciada incluso por la policía soviética. Se cuenta que en una ocasión, a petición de la policía, un carterista robó a un turista estadounidense su pasaporte porque querían comprobar sus papeles. El carterista hizo su trabajo y después incluso devolvió el documento sin que su dueño se apercibiera de ello.
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