Unos 45.000 km y 45 países más tarde, los dos héroes se encuentran al final de la etapa africana de su gira mundial, en la República del Congo. O, al menos, ahí es donde dejaron su fiel bujanka (literalmente, “pan de molde”), el cariñoso nombre dado a esta icónica camioneta UAZ de Rusia.
La ubicación actual de los moscovitas Alexánder Morózov y Nikolái Balandinski es, por el momento, de vuelta en Moscú. Según Bujanka Travel, el blog de Facebook dedicado a su viaje alrededor del mundo, se están tomando un descanso antes de regresar a África en mayo para continuar su viaje desde la capital del Congo, Brazzaville.
En enero, Morózov y Balandinski cruzaron el ecuador por primera vez, en Gabón. Esto fue después de que sus viajes los llevasen a través de toda Europa: por Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Polonia, Lituania, Austria, República Checa, Liechtenstein, Suiza, Italia, Francia, Mónaco, Andorra, España y Gibraltar. Todo esto antes de que, finalmente, llegaran a Marruecos.
Desde allí, los aventureros se dirigieron hacia la costa oeste de África, a través de Benín, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea-Bissau, Guinea, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Ghana y Togo. La segunda etapa africana de la gira atravesó Nigeria, Camerún y el Congo.
El proyecto, de dos años de duración, comenzó en octubre de 2017 y continuará en América Latina, la tercera etapa de la gira. Pero antes de eso, el Congo, Angola, Namibia y Sudáfrica esperan. Allí, la bujanka subirá a bordo de un gran barco hacia Sudamérica.
Lo que es verdaderamente asombroso de esta criatura vintage es el hecho de que casi nunca se avería. Unos 45.000 km ya recorridos y los dos viajeros sólo perdieron dos ejes y la tapa del depósito de combustible.
La mejor parte de sus viajes, según Morózov, es el idilio que vive con todo. Siempre ha sido un ávido fan del novelista de aventuras James Fenimore Cooper, desde su infancia, y también es ingeniero automotriz. “Si vas a viajar por el mundo, un coche es lo que debes usar”, contó al periódico Yugo-Vostochni Kurier. “Y de alguna manera, este pasatiempo mío se transformó en una profesión: reunir a grupos de individuos con ideas afines y llevarlos de viaje por todo el mundo. Así es como me gano la vida”.
Añade que, contrariamente a la creencia popular, el viaje en sí no ha sido una empresa enormemente costosa. La pareja no ha gastado más de 3.000 dólares cada tres semanas. Y, por supuesto, los paquetes turísticos no te permiten experimentar la magia de la naturaleza africana en el sentido más auténtico.
“No es en absoluto lo que esperábamos ver”, confiesa Morózov cuando se le pregunta por el paisaje africano occidental. “Resulta que todos los animales que esperábamos encontrarnos han sido confinados en reservas naturales, donde están protegidos para que los turistas los vean”, dice. “Estábamos en África Occidental: Guinea, Liberia, Gabón y otros lugares. Este es una zona muerta para el turismo, un planeta diferente: la superpoblación y la pobreza más abyecta se mezclan artificialmente con tecnología moderna”.
Las carreteras rurales africanas le recuerdan a Morózov la campiña rusa. “No hay carreteras. Sólo direcciones... tuvimos que hacer un gran giro en U en Guinea… los mapas no correspondían a lo que teníamos delante: donde aparecía un camino marcado en el mapa, había jungla en su lugar”.
Solo puede decir cosas buenas de la bujanka: “Es bueno que la UAZ sea todo terreno, lo que significa que, si se queda atascada, será en en lugares a los que otros vehículos ni siquiera llegarían. De vuelta en Sierra Leona, nos metimos en un lodo que parecía insuperable, pero no tuvimos problemas para atravesarlo”, dice. “Y la cosa es dura, 45.000 km sin problemas. Pero cuando se trata de sacarles dinero a los conductores, nuestros policías podrían aprender mucho de los africanos”, agrega.
Los llamados “hoteles de cero estrellas cero” no son nada divertidos. Hay al menos 25 ºC por la noche, pero eso no significa que te vayas a sentir cómodo: la malaria es endémica en ciertos lugares con el inicio de la estación húmeda, por lo que el intrépido dúo tuvo que dormir envuelto en mosquiteras.
El lugar que más les gustó a los aventureros rusos fue Nigeria. Morózov quedó especialmente impresionado por las mujeres, ríe.
Mientras la pareja se recupera en Moscú, la bujanka descansa en el Congo, a la espera de su regreso. A mediados de mayo comenzará la tercera etapa del viaje, desde Sudáfrica hacia América Latina.
Puedes seguirles en su página web y en su perfil de Facebook.
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