Mirni es una ciudad situada en la República de Sajá-Yakutia, a más de 5.000 al este de Moscú. Allí, en la cuenca del río Viliui, Rusia cuenta con su propio Valle de la Muerte. A finales del siglo XIX, el explorador ruso Richard Maack recopiló una serie de extraños cuentos que contaban los lugareños sobre la actividad paranormal en este lugar.
Uno de los ríos locales se llama Olguydaj, que significa “lugar con calderos”. Otro arroyo se llama Algyi Timirnit (“gran caldero hundido”). Los lugareños le contaron a Maack que los gigantescos recipientes están enterrados en la tierra, tienen los bordes afilados como cuchillas de afeitar y están hechos de metal rojo. Algunos de los recipientes sobresalieron un poco y quienes pasaron una noche debajo de ellos se despertaron sintiéndose enfermos, débiles y con la cabeza adolorida. En el siglo XIX, los lugareños afirmaban haber encontrado gigantes de un solo ojo y vestidos de metal, durmiendo debajo de los calderos.
Las historias sobre las esferas misteriosas continuaron hasta la década de 1930. Desde los años 70, numerosas expediciones han intentado localizar los calderos, pero no han tenido éxito. Los cazadores locales evitan ir al Valle de la Muerte y dicen que el terreno cambia tanto que no pueden recordar dónde estaban los objetos. Investigaciones posteriores han demostrado que los extraños efectos quizá estuvieran provocados por gases volcánicos tóxicos, provenientes del subsuelo. Creen que también es la causa de la confusión experimentada por la población local; los gases tóxicos confundieron sus sentidos y provocaron el cansancio. Es también la razón por la que el área está tan mal investigada.
Los aficionados a las historias de terror y los interesados en lo paranormal viajan con frecuencia a la región de Krasnoyarsk. En lo profundo de la taiga, a unos 3.700 km de Moscú, se encuentra el Cementerio del Diablo. El lugar ha desconcertado a la gente desde principios de los años 80, cuando se publicó un artículo en una popular revista científica soviética. Sin embargo, se sigue discutiendo acerca de la ubicación exacta del lugar.
Muchos lugareños cuentan la misma historia. Cuando trasladaban sus rebaños de vacas de un pueblo a otro, se encontraron con un lugar extraño: un gran campo vacío de tierra negra cubierto de cadáveres de animales salvajes, aves y vacas. Las hojas verdes se volvían negras al colocarlas en el suelo. Las personas sufrían un insoportable dolor en la cabeza, los dientes y el estómago cuando estaban cerca del lugar. Con frecuencia, las brújulas, los relojes y otros dispositivos dejaban de funcionar, lo que dificultaba el estudio de la anomalía. Además, la gente se perdía a menudo en los bosques cercanos y vagaba sin rumbo durante horas.
Para llegar hay que viajar en barco y luego caminar unos 50 km a través de las aguas poco profundas. No es posible hacerlo sin guía, aunque ningún local se atreve a acercarse a menos de un kilómetro. Hubo guías que dejaron solos a los exploradores; regresaban, iban a la iglesia y solo entonces volvían al pueblo. Durante la época soviética hubo varias expediciones que llegaron al lugar. Hay dos explicaciones fiables sobre lo que allí ocurre.
En primer lugar, la anomalía apareció después del evento de Tunguska de 1908, cuando un meteorito cayó en la zona. Quizá partes del bólido se hundieron bajo tierra y el magnetismo es lo que provoca las anomalías. Los campos magnéticos fuertes pueden afectar las formas de vida basadas en el carbono, como los mamíferos y las plantas. Otra versión afirma que un incendio subterráneo de carbón está produciendo una especie de gas carbónico que envenena a animales y plantas. Sin embargo, todavía no se ha esclarecido del todo.
Algunos sospechan que un grupo de empresarios sin escrúpulos ha creado un “Cementerio del Diablo” falso muy cerca del verdadero, y que cobran mucho dinero a turistas ingenuos por llegar al lugar, aunque en realidad este sitio carece de importancia y es bastante seguro.
En el distrito de Urzhum, a 40 km de la ciudad de Kírov (unos 750 km de Moscú), se encuentra el “Lago del Diablo” (shaitán significa “diablo” en tártaro). El profundo lago ovalado, rodeado de hermosos bosques, no es, ni mucho menos, el lugar favorito de la gente local. Debido a su sombría fama, nadie pesca ni nada allí.
Una característica destacable del lugar son las pequeñas islas con césped y árboles, que flotan en la superficie del lago. Además, cuenta también con fuentes de agua subterráneas, que tienen un zumbido bajo pero que se oye en las profundidades del bosque. De ahí le viene el nombre diabólico.
Los lugareños afirman que hace miles de años tuvo lugar una gran batalla entre dos tribus: una adoraba a los dioses buenos, mientras que sus oponentes rezaban al espíritu maligno, que hipnotizaba a los “chicos buenos” y los engañaba para que se suicidaran. Las lágrimas imparables de sus esposas e hijos formaron un lago, que se convirtió en el refugio subacuático del demonio. Él es quien hace que broten las fuentes, y por eso nadie se atreve a nadar en el lugar.
La ciencia, sin embargo, cuenta con su propia explicación. Pero la verdad es aún más asombrosa que la leyenda. A unos 11 m de profundidad, la base del lago es una cavidad en la cima de una vasta “esponja” geológica, formada por piedra caliza. El fondo tiene numerosas aberturas, cavidades y cuevas. Además debajo hay arroyos que fluyen con fuerza. Hubo partes del fondo que colapsaron con el paso del tiempo, lo que provocó que las cavidades se bloquearan y aumentara la presión. En ocasiones estas obstruidas áreas del subsuelo se abren de golpe, provocando que las fuentes lleguen a la superficie y se eleven hasta los 10 m de altura. Con mayor frecuencia, el agua burbujea hacia arriba en lugares aleatorios, creando el mencionado zumbido. Esto es más habitual durante el deshielo de primavera, así como después de abundantes lluvias.
Los arroyos submarinos son también la causa de las islas flotantes, que son arrancadas de la costa junto con los árboles en crecimiento. Las corrientes subterráneas las impulsan y tienen mucha fuerza.
En el siglo XIX, un terrateniente local llamado Mosólov se dio cuenta de que sus campesinos estaban cortando madera ilegalmente en sus bosques. Entonces, se le ocurrió un terrible castigo. En lugar de multarlos, ordenó que los llevaran en un bote hasta el centro del lago, y desde allí les obligó a nadar hasta la orilla. Se dice que la medida detuvo inmediatamente la tala ilegal de árboles y provocó que la gente local temiera el lago. Desde entonces, los rusos se han vuelto más valientes y ahora es un lugar popular, especialmente famoso por la pesca.
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