San Petersburgo impresiona por su atmósfera del pasado imperial de Rusia: Calles anchas, edificios imponentes, puentes pintorescos y lujosos jardines. Camine por la calle Sadóvaya hasta el Canal del Cisne y llegará al principal parque de la ciudad, el Jardín de Verano (Letni Sad). Diseñado a principios del siglo XVIII, esconde muchos secretos, ¡y ahora podrá conocerlos todos!
Casa y jardín de verano en San Petersburgo, 1716.
Alexéi ZubovEl Jardín de Verano fue creado en 1704 por orden de Pedro el Grande, que quería construir un gran jardín como el de otras capitales europeas. El jardín seguía el modelo del parque de Versalles, pero el emperador ruso quería superar a su homólogo francés, Luis IV. Así que Pedro contrató a los mejores arquitectos de la época: Rastrelli y Trezzini.
Según las reglas de la jardinería elegante, los callejones del parque se plantaron con arbustos uniformemente recortados. Los cuatro lados bordeados por estos "muros verdes" se llenaron de adornos de jardín: Estanques, fuentes y esculturas de mármol italiano.
Al principio, sólo se podía visitar el parque por invitación personal de Pedro el Grande, pero con el tiempo se abrió a toda la sociedad educada y se convirtió en un lugar muy querido por nobles e intelectuales.
Una leyenda romántica cuenta que un lord británico visitó la ciudad durante las Noches Blancas. Su barco remontó el Nevá y atracó cerca del Jardín de Verano. Encantado por la majestuosa belleza del parque, el lord se negó a desembarcar, diciendo que sería inútil porque nunca vería nada más hermoso.
“Vi todo lo que quería en San Petersburgo: La verja del Jardín de Verano durante las Noches Blancas”, dijo, y regresó a Inglaterra.
Aunque parezca mentira, ¡las puertas y la valla de hierro forjado siguen siendo impresionantes! La valla, decorada con pétalos de flores bañados en oro, se fabricó en parte en la década de 1780 en la ciudad de Tula, famosa por sus artesanos. En 1866, la valla fue testigo de un acontecimiento histórico: frente a ella tuvo lugar un atentado fallido contra la vida del emperador Alejandro II. En recuerdo de estos hechos, junto a la puerta central se construyó una capilla, que fue desmantelada por los soviéticos en 1930.
El Jardín de Verano se construyó en el solar de una antigua finca de un comandante sueco, donde Pedro el Grande vivió por primera vez antes de fijar su residencia en el Palacio de Verano. Inicialmente, el jardín recibió su nombre gracias a los esfuerzos de los jardineros imperiales que plantaban las llamadas letniks, las flores anuales. Aun así, el jardín siguió llamándose “de verano” en contraste con los jardines de invierno que solían plantarse en espacios cerrados de las mansiones de las ciudades.
Aquí se construyó un segundo palacio para la esposa de Pedro, Catalina I, y el edificio adyacente albergó una galería de arte. De hecho, fue la primera galería de arte del país, con obras de destacados artistas europeos. Por desgracia, ambos edificios ya no están en pie.
Según los deseos de Pedro, el Jardín de Verano debía servir no sólo como lugar de descanso para los habitantes de la ciudad, sino también para mejorar su educación. En la segunda mitad del siglo XVIII, el número de esculturas en el parque aumentó a 250. Entre ellas se encontraba la famosa estatua de la Virgen María. Entre ellas se encontraba la famosa estatua de Venus hallada en unas excavaciones en Roma en 1718. Sin embargo, tras las inundaciones de 1777 y 1824, muchas estatuas fueron trasladadas a palacios y museos. Venus fue llevada al Hermitage.
La única estructura conservada en el jardín desde la época de Pedro es el Palacio de Verano construido en 1710-1712 por Trezzini.
En 1934, el parque, con su enorme colección de esculturas de mármol, el Palacio de Verano y la casa de Pedro el Grande pasaron a tener categoría de museo. Arquitectos soviéticos estudiaron los edificios históricos y sus galerías, y se restauraron las esculturas. Ahora, el Jardín de Verano es una sucursal oficial del Museo Estatal Ruso.
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