La ciudad de Ivánovo (300 km al noreste de Moscú) es famosa por sus tejidos de alta calidad. Las fábricas locales han estado produciendo textiles desde principios del siglo XVIII, haciendo ornamentos tradicionales con cachemir y flores (que se llegaron a mostrar la Exposición Colombina Mundial de Chicago, en 1893), así como patrones soviéticos con la hoz, el martillo y Vladímir Lenin. El museo del chintz (tela de algodón multicolor estampada con un acabado esmaltado) local ha digitalizado más de 300 muestras icónicas de telas de algodón y seda hechas en Ivánovo: ¡echa un vistazo!
Una parte significativa de la colección consiste en varios chales de cabeza de señora. Era una parte importante del traje femenino ruso: en primer lugar, hacía frío la mayor parte del año y, en segundo lugar, era indecente que una mujer casada apareciera fuera sin vestir un tocado. Esta bufanda, hecha a mano con un patrón tradicional de cachemir de Ivánovo, fue confeccionada a finales del siglo XVIII.
Uno de los primeros pañuelos temáticos fue la hazaña llevada a cabo por Iván Susanin. Durante la intervención polaca en 1613, este hombre engañó a los invasores, no revelando la ubicación del zar Miguel Romanov, por lo que fue asesinado. Esta pieza de mediados del siglo XIX representa al héroe rodeado de polacos, así como poemas de Kondrati Riléiev en los bordes.
En 1893, las telas de Ivánovo fueron presentadas en la Exposición Mundial Colombina de Chicago, la más grande de su tipo en aquel entonces. En el pabellón ruso se exhibieron telas de nueve fabricantes de Ivánovo. Una de ellas, de Antón Gandurin, recibió una medalla de Estados Unidos por su brillante chintz, diseñado para la exportación a Asia.
En 1913, con motivo del 300 aniversario de la Casa Romanov, las fábricas de Ivánovo tejieron pañuelos de seda con imágenes de la dinastía gobernante.
Sin embargo, el período más interesante en la historia de las telas de Ivánovo fue a principios de la URSS, cuando crearon la llamada “propaganda textil”, piezas con adornos soviéticos de estrellas rojas, aviones, locomotoras e incluso la efigie de Vladímir Lenin.
La hoz, el martillo y las espigas de trigo eran los símbolos del nuevo Estado... y de los nuevos patrones textiles de los años 20. Este calicó recibió una medalla de oro en 1925 en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París.
A mediados de la década de 1920, Ivánovo produjo textiles dedicados a trabajos y ocupaciones de los soviéticos. Este chal representa a los pioneros con su lema “¡Siempre listos!”.
Este satén brillante de 1925 muestra la industrialización de los pueblo. El diseñador combinó el proceso de cosecha con adornos de frutas y verduras.
En 1926, se creó una serie deportiva por orden de la editorial Gudok para la Espartaquiada sindical (un evento deportivo internacional patrocinado por la Unión Soviética). Aquí puedes ver una que representa una locomotora que lleva la bandera del sindicato de trabajadores ferroviarios.
Otro chal, con los mismos bordes, representa al ideal de hombre soviético, deportista y musculoso
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