Algunos consideraron que la novela de Tolstói La sonata Kreutzer, (1890) era su mejor obra, otros, por el contrario, la rechazaron y llegaron a calificar al escritor ruso como un “pervertido moral y sexual”, como lo hizo el presidente de EE UU Theodore Roosevelt. ¿Por qué esta breve novela creó tanto revuelo entre el público? ¿Y qué transmite Tolstói en ella?
El protagonista, Vasili Pozdnishev, cuenta la historia de su vida a un compañero de viaje en un tren. Cuenta que mató a su mujer cuando, al regresar de un viaje a altas horas de la noche, la encontró tocando música con otro hombre. El tribunal dictaminó que el asesinato fue provocado por el adulterio y lo absolvió, por lo que Pozdnishev pudo salir en libertad.
Después de ese terrible episodio, el protagonista pasó por un renacimiento espiritual y afirma haberse dado cuenta del mal estado de la sociedad: “No la maté entonces, sino mucho antes. Igual que ahora están matando, todos, todos…”.
Una escena de "La sonata Kreutzer" de Lev Tolstói representada en el Teatro de Arte de Moscú.
Alexéi Filippov/TASSEl libro no aclara nunca si la mujer de Pozdnishev le fue infiel o no: Tolstói está mucho más preocupado por los sentimientos que por las acciones. Al inicio de La sonata Kreutzer, el autor cita el Evangelio: “Os digo que todo el que mira a una mujer para codiciarla ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”.
“Tolstói estaba convencido de que la desgracia que acontecía a la familia de sus personajes procedía de su promiscuidad sexual antes del matrimonio, que les enseñaba a esperar de la vida familiar, en primer lugar, la satisfacción de los deseos carnales. La decepción lleva a Pozdnishev a odiar a su mujer y a sentir unos celos obsesivos”, escribe Andréi Zorin en su libro La vida de Lev Tolstói. Experiencia de lectura.
Al hablar de la educación sexual de niños y niñas, Pozdnishev observa con amargura lo moralmente corrupta que es la sociedad. Entre la gente de su círculo social, se considera normal e incluso saludable que los hombres “se entreguen al libertinaje” antes del matrimonio.
Pozdnishev comparte con franqueza su primera experiencia sexual o, como él la denomina, la experiencia de “convertirse en voluptuoso”. Acudió a un burdel junto con su hermano y con un grupo de amigos. “Recuerdo que enseguida me invadió una tristeza tan profunda que tuve el deseo de llorar, de llorar por la pérdida para siempre de mi inocencia, de mis relaciones con la mujer. Sí, mis relaciones con la mujer se perdieron para siempre”. Cabe señalar que este episodio es autobiográfico: Tolstói tuvo una experiencia muy similar y la describió en sus diarios.
El joven Lev Tolstói durante la Guerra de Crimea
Getty ImagesAl mismo tiempo, las mujeres se ven privadas de este derecho a mantener relaciones sexuales antes del matrimonio. Sin embargo, según Pozdnishev, las jóvenes casaderas no son mejores que las prostitutas. Sus padres les buscan pareja y hacen todo lo posible para asegurar un buen partido para su hija. Todas las aficiones de las mujeres, ya sea tejer o tocar música, tienen como único objetivo impresionar a un futuro marido.
Cuando se trata de la ropa de las mujeres, Pozdnishev suelta toda una perorata, diciendo que millones de personas trabajan en fábricas sólo para satisfacer los caprichos de las mujeres y crear vestidos que puedan atraer momentáneamente a un miembro del sexo opuesto. Pozdnishev dice que es algo horrible que las mujeres conquisten a los hombres con su sensualidad. “En cuanto está en posesión de sus medios, abusa de ellos y adquiere una terrible supremacía”.
Por sus atrevidas reflexiones sobre el matrimonio y el menoscabo de los valores familiares, La sonata Kreutzer fue prohibida por la censura inmediatamente después de su publicación. Además, en EE UU también se prohibió la tirada de los periódicos que publicaban una traducción de la novela. Sin embargo, fue esta atracción de una fruta prohibida lo que hizo que el libro fuera increíblemente popular. Tolstói ya era una celebridad internacional, pero con La sonata Kreutzer capturó la imaginación de toda la sociedad culta, y especialmente de los jóvenes. La novela se transmitía de una persona a otra en secreto, en copias manuscritas (en una especie de precursor del samizdat soviético).
Pozdnishev describe cómo se enamoró de su futura esposa. Pero al cabo de un tiempo lo vio sólo como una confluencia de un agradable paseo en barco y un vestido atractivo que llevaba ella. Tras la boda, sigue una “vil” luna de miel, que no es más que un vicio legalizado. Y luego resulta que el marido no tiene ni idea del tipo de persona que es su mujer y se sorprende al ver en ella la ira u otras cualidades nuevas. Tienen peleas y malentendidos, y lo único que puede reconciliarlos es el nacimiento de sus hijos.
Pozdnishev (al igual que Tolstói) ve el objetivo de la vida de una mujer en el hecho de tener y criar hijos. Por eso está fuera de sí cuando se entera de que, tras el nacimiento de su quinto hijo, los médicos aconsejan a su mujer que no tenga más, y lo considera una violación de la ley natural. Además, según Tolstói, una mujer que no planea concebir pero que sigue manteniendo relaciones sexuales con su marido e incluso utiliza anticonceptivos es totalmente inmoral. El escritor se tomó este asunto muy a pecho: también a su mujer le aconsejaba no tener más hijos, pero él se oponía a que tomara medidas para evitar el embarazo.
Pozdnishev cree que el mejor camino es la abstinencia sexual. Su compañero de viaje y el oyente accidental de su historia de vida exclama: ¿Pero qué pasa con la raza humana? A lo que el protagonista responde que está de acuerdo con los budistas en que la vida humana no tiene ningún propósito y que acabará de todos modos, al igual que la raza humana, por lo que no habrá ningún daño si se acaba porque todos vivirán moralmente.
“Tolstói rechazó obviamente el significado positivo del matrimonio en sí mismo, emitiendo un veredicto sobre el matrimonio como unión de un hombre y una mujer consagrada por la tradición cristiana”, escribe el estudioso de Pável Basinski.
En la década de 1890, La sonata Kreutzer fue fuente de continuos debates. Basinski escribe que “fue una de las principales modas de la década”. El final del siglo XIX fue una época de aumento sin precedentes de la emancipación femenina. Por eso no es de extrañar que las lectoras vieran en la historia otro problema ético: ¿por qué una joven debe permanecer virgen antes del matrimonio, mientras que un joven tiene derecho a adquirir experiencia sexual por adelantado, e incluso la sociedad le anima a hacerlo?
La película "La sonata Kreutzer", 1987
Mijaíl Schweitzer, Sofia Milkina/Mosfilm, 1987Tras la publicación de la novela de Tolstói, la cuestión de la moral sexual comenzó a discutirse incluso en la prensa. Una de las primeras feministas rusas, Elizaveta Dyakonova, escribió en sus diarios expresando su indignación por el hecho de que cualquier hombre “considerara una vergüenza para sí mismo” casarse con una mujer que hubiera tenido relaciones con otros hombres antes que él, mientras que él mismo considera normal tener experiencia sexual antes del matrimonio. “¡Y está en todas partes, en todas partes! ¡Tanto en Rusia como en el extranjero! Dios mío, Dios mío!”, escribió Diakonova.
Si la novela de Tolstoi impulsó a Diakonova a exigir que los hombres mantuvieran la misma inocencia antes del matrimonio que las mujeres, también impulsó a otras mujeres a darse cuenta de la injusticia de su situación y a buscar la libertad.
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