El lema más habitual durante los primeros años tras la revolución fue el de la emancipación: de la esclavitud doméstica, de la opresión zarista y del antiguo régimen. Los arquitectos de la época concibieron casas ideales y ciudades enteras, adaptadas al nuevo modo de vida del proletariado. Sobre esta ola vanguardista, apareció una tendencia independiente: el clasicismo proletario (también llamado rojo-dórico), que combinaba elementos del constructivismo, entonces de moda, y de la arquitectura clásica antigua. Este estilo influyó en la aparición del estilo “imperio de Stalin”.
1. Casa de la Sociedad Dinamo
El padre de esta nueva tendencia fue el arquitecto soviético Iván Fomin (1872-1936), que logró construir mansiones de estilo neoclásico durante el régimen zarista. La dacha del diplomático Alexánder Polovtsov en San Petersburgo, según su proyecto, tenía pórticos griegos y una amplia columnata, y se considera un modelo de este estilo en Rusia. En los años de la revolución adaptó el orden clásico griego y romano a los diseños lacónicos constructivistas.
Una de sus obras más famosas en Moscú fue la casa de la sociedad Dinamo en Bolshaya Lubianka (1928-1931), construida en colaboración con Arkadi Langman (autor del edificio de la Duma Estatal). Por un lado, esta casa es un ejemplo de constructivismo típico de la época: ventanas redondas, geometría estricta de las líneas. Pero en las fachadas vemos filas de columnas pareadas sin base, un ejemplo clásico de orden dórico antiguo.
2. Jardín del Parterre
A partir de 1919, Fomin dirigió el programa de desarrollo de Petrogrado (San Petersburgo), introduciendo sus ideas para actualizar los clásicos. Junto con su alumno Lev Rudnev (el autor del edificio de la Universidad Estatal de Moscú) se dedicó a la planificación del Campo de Marte, un monumento a las víctimas de la Revolución. Frente al Instituto Smolni (hoy residencia del gobernador de San Petersburgo) se encuentra el parterre, construido por Vladímir Shchuko y Vladímir Gelfreich (los futuros ideólogos de la arquitectura estalinista). Se trata de dos altos propileos de cinco columnas, una puerta ceremonial, típica de la arquitectura griega antigua. En el propileo en letras doradas está escrito “Proletarios de todos los países, uníos” y “Primer Consejo de la Dictadura Proletaria”.
3. Edificio de los Ferrocarriles Rusos en Moscú
También se reconstruyeron casas antiguas en estilo revolucionario. El edificio de oficinas de los Ferrocarriles Rusos en la Puerta Roja se construyó a mediados del siglo XVIII como oficina de un palacio, pero en la década de 1930 Fomin lo convirtió en una locomotora, añadiendo columnas las fachadas.
4. Modelo de ciudad proletaria
Instituto Textil de Ivánovo
Vladímir Smirnov/TASSIvanovo fue la ciudad donde se aplicaron las ideas de Fomin a gran escala. Se trata de la capital textil de Rusia y debido a la gran cantidad de arquitectura de vanguardia, se considera una ciudad proletaria modelo: hay casas-comunidades, y casas-metáforas (en forma de pájaro, de enganche, de herradura), y, por supuesto, “clásicos proletarios”. Los centros educativos se construyeron siguiendo el proyecto de Fomin.
5. Universidad químico-tecnológica de Ivánovo
La Universidad de Ingeniería Química, la Universidad de Ingeniería Eléctrica y el Instituto Textil son algunos de los proyectos de Fomin. Todos los edificios académicos forman un patio delantero y dan a la avenida. El interior está decorado de forma muy lacónica, sin florituras, pero las fachadas están decoradas con columnas de estilo antiguo.
6. Biblioteca Científica Regional
En el patio de los edificios académicos se encuentra la Biblioteca Científica Regional de Ivánovo, del mismo estilo. Así, Fomin cuenta con todo un barrio universitario.
7. Estación Puerta Roja
No solo se construyeron en este estilo sino también la estación de metro de Moscú Puerta Roja (1935) y el Teatrálnaia (1938). Estas estaciones se distinguen por sus enormes pilones y arcos.
8. Estación Teatrálnaya
El autor de los diseños de ambas estaciones fue Ivan Fomin, pero Teatrálnaia (cuando se llamaba Plaza Sverdlov) fue terminada por su alumno Leonid Poliakov.
Los ideólogos del “dórico rojo” creían que la nueva arquitectura soviética debía basarse en la arquitectura clásica, pero de forma más severa. Ya a mediados de la década de 1930, los arquitectos, incluidos los seguidores de Fomin, recurrieron al neoclasicismo, lo que añadió solemnidad a los edificios. En la Unión Soviética llegaría la época de la fastuosa “arquitectura estalinista”.
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