El 13 de junio de 1964, el público de la Casa Central de Escritores de Moscú fue testigo de una asombrosa escena que tuvo lugar en el escenario. La célebre cantante y actriz Marlene Dietrich se arrodilló a los pies de un anciano de aspecto avergonzado, expresando con este comportamiento un profundo respeto. ¿Quién era el hombre ante el que la estrella mundial hacía una reverencia?
Todo por un relato corto
Konstantín Paustovski
Galina Kmit/SputnikEra el autor soviético Konstantín Paustovski. Nominado cuatro veces al premio Nobel de literatura, era conocido por todos los escolares de la Unión Soviética. Sus cuentos formaban parte del programa escolar obligatorio. Paustovski también fue leído en el extranjero. No se puede decir que fuera tan popular como Tolstói o Dostoievski, pero sus obras se vendían en librerías de Europa y en los EE UU Marlene Dietrich se encontró con uno de ellos. Era El Telegrama, una historia sobre una hija que se muda a la gran ciudad y olvida del todo a su amada madre, que se queda en un pueblo remoto. La hija ni siquiera tiene tiempo de despedirse cuando su madre muere.
“Esta historia me impresionó tanto que no pude olvidarla como tampoco el nombre del autor, que nunca había oído antes”, escribió la cantante en sus memorias Marlene (Reflexiones en la edición rusa, en la que dedicó un capítulo entero a Paustovski).
Marlene Dietrich en Moscú
Valentin Mastiukov/TASSEn 1964 Dietrich había llegado a la Unión Soviética para dar una gira de conciertos. Tan pronto como bajó del avión preguntó por Paustovski, a quien había soñado conocer. Resultó que el autor de 72 años, que sufría de asma y había sobrevivido a varios ataques cardíacos, estaba en el hospital.
A pesar de esto, su histórico encuentro tuvo lugar. Antes de su concierto en la Casa Central de Escritores su traductor le dijo a la cantante que Paustovski estaba entre el público. “Es imposible”, exclamó Marlene, incapaz de creerlo. Pero resultó que el autor y su esposa habían venido a verla cantar.
El histórico encuentro
Después de la actuación, se le pidió a la cantante que no abandonara el escenario. Paustovski se acercó a ella desde el público. “Me sorprendió tanto su presencia que, al no poder pronunciar una palabra en ruso, no encontré otra forma de expresarle mi admiración que arrodillarme”, recordó Dietrich.
No fue tan fácil para ella. La propia Marlene tenía 63 años. Se arrodilló con su vestido ajustado y no pudo incorporarse. Un médico subió corriendo al escenario y alertó a Paustovski, que iba a ayudarla: “¡Ni se te ocurra levantarla!” Cuando por fin la ayudaron a ponerse de pie, el escritor besó la mano de la actriz y la incomodidad del momento desapareció, recordaría la hijastra del autor, Galina Arbuzova.
Pasaron varias horas hablando y, tras la partida de Dietrich, ella se mantuvo en contacto con el autor soviético y disfrutó leyendo su Historia de una Vida. “Es el mejor escritor ruso que conozco. Lamento no haberlo conocido antes”. Paustovski murió cuatro años después del memorable encuentro.
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