¿Cómo era ser gay en la Unión Soviética?

Russia Beyond
La vida soviética no era fácil para mucha gente, y los homosexuales, especialmente los varones, tuvieron que pasar por muchas cosas en la Madre Patria.

En el país donde las relaciones homosexuales entre hombres estaban criminalizadas (al menos hubo 25.000 encarcelados), ser gay era duro, por decirlo suavemente.

Un curioso error tuvo lugar en 1978 en la Unión Soviética. El partido comunista invitó a alemanes de la Homosexuelle Aktion Westberlin (Movimiento Homosexual de Berlín Occidental) al país. Los soviéticos confundieron a los activistas pro-gay con una organización de izquierdas que simpatizaba con la URSS. Como uno puede imaginarse, esto levantó algunas cejas.

“Cuando se lo expliqué al comisario que les había invitado, se rascó la cabeza”, recuerda Larisa Beltser-Lisyutkina, que trabajaba en el Instituto del Movimiento Obrero Internacional.

“De alguna manera lo solucionamos”, dice, pero finalmente tuvo que decirles a los alemanes la verdad: era muy peligroso ser gay en la URSS. Por suerte, los activistas volvieron a casa sanos y salvos, pero los ciudadanos soviéticos homosexuales que nunca salieron de la URSS pasaron muchas más penurias.

Los buenos tiempos después de la revolución

Alexánder Deineka (1899-1969). Artista y escultor ruso soviético. 'Los chicos empiezan a huir del agua'

Las relaciones entre la comunidad gay en Rusia y los funcionarios soviéticos empezaron bien: en 1917, justo después de la revolución de octubre, los bolcheviques abolieron el castigo penal para la homosexualidad masculina que existía en el Imperio ruso.

En 1923, el Dr. Grigori Batkis, profesor del Instituto de Higiene Social de la Universidad de Moscú, publicó un artículo titulado La revolución sexual en Rusia que declaraba: “La legislación soviética no hace ninguna diferencia entre la homosexualidad y el llamado coito ‘natural’. Todas las formas de relaciones sexuales se tratan como un asunto personal. La persecución penal sólo se lleva a cabo en casos de violencia, abuso o violación de los intereses de los demás”.

Esta fue una tendencia: al principio, los bolcheviques se posicionaron como liberadores que se deshacían de los anticuados valores conservadores. Pero luego todo cambió.

Stalin contra los gays

En 1934, el gobierno volvió a penalizar la homosexualidad masculina. Al igual que el antiguo régimen, la URSS ignoró el lesbianismo, prestando atención sólo a los hombres homosexuales. ¿La razón? Teorías conspirativas: el jefe del NKVD, Guenrij Yagoda, escribió a Stalin diciendo que los espías homosexuales estaban “creando o una red de salones, nidos, grupos y otras organizaciones pederastas convirtiéndolos en células de espionaje”.

No está claro si tal amenaza era real, pero Stalin reaccionó a su manera brutal, recriminalizando toda la homosexualidad masculina en 1934, aplicando el infame artículo 121 del código penal: cinco años de prisión.

“Esta fue una de las medidas que supuso el giro del gobierno soviético hacia los valores conservadores”, afirma la historiadora Olga Edelman. Las libertades revolucionarias de los años 20 se acabaron mientras Stalin construía su autocracia de tipo imperial y los homosexuales eran víctimas.

La propaganda oficial relacionaba la homosexualidad con el fascismo; el escritor Maxim Gorki declaró: “En Alemania, la homosexualidad es legal... incluso hay un dicho sarcástico, ‘destruye a los homosexuales y el fascismo desaparecerá’”. Varios años después, Adolf Hitler empezó a eliminar a los homosexuales, pero eso no cambió la opinión del gobierno soviético: los homosexuales eran considerados el enemigo.

Problemas estadísticos

Pintura del artista ruso Dmitri Vrubel de Brézhnev besando a Honecker en el Muro de Berlín

No está claro cuántas personas fueron encarceladas por homosexualidad en la época de Stalin. Como aclara el historiador Dan Healey en su libro Homosexual Desire in Revolutionary Russia (El deseo homosexual en la Rusia revolucionaria), los datos que quedan de los archivos del NKVD relativos a los años entre 1934 y 1950 siguen siendo turbios.

Además, a menudo los tribunales no mencionaban directamente la homosexualidad. Uno podía ser gay, saber que estaba oprimido por serlo y, sin embargo, ir a la cárcel con otro pretexto. Eso le ocurrió al conocido poeta gay Nikolái Klyuev, detenido, juzgado y fusilado en la década de 1930 por su “actividad contrarrevolucionaria”.

Las autoridades soviéticas siguieron siendo duramente antigays tras la muerte de Stalin. “El número general de sentencias en las fuentes que tenemos, desde 1934 hasta 1993, está entre 25, 688 y 26, 076 encarcelados, pero estas cifras están lejos de ser concluyentes”, escribe Healey.

Los armarios gay soviéticos

Serguéi Parajanov, uno de los destacados cineastas soviéticos, detenido y encarcelado por su homosexualidad.

Para los homosexuales soviéticos de a pie, esto significaba vivir con miedo, ser ignorados por la sociedad y tener que esconderse. Las autoridades estaban contentas de enviar a prisión a personajes famosos como el cantante Vadim Kozin, “el rey soviético del tango”, y el director Serguéi Parajanov.

Para los homosexuales comunes, la vida también era dura: vivían en secreto y se reunían en lugares especiales, desde el Teatro Bolshoi hasta los baños públicos. “Las condiciones de vida eran un desastre”, dice Alexánder, de 58 años, un homosexual que vivió en la URSS. “¿Dónde podíamos ir? Todo el mundo vivía con sus padres; no podías alquilar un piso o ir a un hotel; eso era sólo para la gente que estaba de viaje de trabajo”.

El otro peligro eran los remontniki (“los reparadores”), homófobos agresivos que convencían a los gays para que se reunieran con ellos haciéndose pasar por homosexuales; luego les pegaban o les chantajeaban. A veces los gays tenían que defender sus derechos en peleas. Viktor, de 66 años, recuerda: “En los años 70, nuestros chicos sí que podían enfrentarse. Una vez un grupo de siete hombres nos atacó, pero les dimos su merecido. Le rompí una botella de cerveza en la cabeza a uno de ellos”.

Activistas LGBT protestando en Moscú, 1991.

¿Y el artículo 121? “No era fácil encarcelar a un hombre en virtud de este artículo”, recuerda Viktor. “Había que atraparlo en ‘la escena del crimen’... Pero, por supuesto, podían informar a sus empleadores de que alguien estaba visitando lugares 'gay', y eso causaba muchos problemas". Sin embargo, los menos afortunados iban a la cárcel: “Creo que se llevaron a unas 50 personas al año sólo en Moscú”, dice Alexánder.

No fue hasta 1993, tras la caída de la URSS, cuando el artículo 121 fue abolido por el gobierno ruso. Esto no significa que las personas LGBT en Rusia vivan ahora en el paraíso, pero al menos ya no temen ser encarceladas por su orientación sexual.

Las citas de personas homosexuales están tomadas del libro Right Ear: Monologues of Queer People Who Lived in the USSR.

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