El MiG-15, primer caza a reacción diseñado para la URSS por la Oficina de Diseño Mikoián-Gurévich.
TASSEn septiembre de 1950, la Fuerza Aérea estadounidense llevó a cabo una incursión masiva durante el día en la ciudad norcoreana de Sinŭiju. El ataque llevado a cabo por ochenta bombarderos B-29 resultó en la mayor pérdida de vidas desde el bombardeo atómico estadounidense de Nagasaki. La ciudad entera, que estaba construida de bambú y madera, se quemó hasta el suelo. Más de 30.000 civiles inocentes fueron quemados vivos.
Incapaces de detener estas incursiones de las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia, los norcoreanos apelaron a Moscú. Los rusos enviaron su nuevo caza, el MiG-15, que sería pilotado por veteranos de la Segunda Guerra Mundial.
Bombarderos B-29 atacando objetivos en Corea en 1951. Dominio público
El resultado no pudo ser más dramático. En la primera batalla aérea entre aviones rusos y estadounidenses sobre Corea, el 1 de noviembre de 1950, los rusos derribaron dos Mustangs, sin perder ninguno de sus MiG. "El dominio estadounidense del cielo coreano había llegado a su fin", escribió el expiloto de caza, Serguéi Kramarenko, en su libro, Combate aéreo sobre el frente oriental y Corea.
Sobre los cielos de Corea, los ases aéreos de Rusia se enfrentaron a sus oponentes occidentales en los primeros combates de caza de la era de los reactores. En batallas aéreas mortales sobre la península, los pilotos rusos derrotaron repetidamente a formaciones de combatientes enemigos mucho más grandes y convirtieron decenas de bombarderos en chatarra ardiente.
El MiG-15 fue un factor clave para establecer la superioridad rusa. El avión tenía un techo de acción más alto que los aviones occidentales, como el F-86 Saber, de modo que los pilotos rusos podían retirarse fácilmente escalando a más de 50.000 pies, sabiendo que el enemigo no podía seguirños.
En segundo lugar, el MiG-15 tenía mucho mejor aceleración y velocidad - 1.005 km/h frente a los 972 km/h de sus oponentes. La velocidad de subida de 9.200 pies por minuto del MiG-15 también era superior que los 7.200 pies por minuto de la mayoría de las versiones del F-86.
Un factor crítico en la guerra aérea fue la diferencia en el armamento. Los MiG-15 estaban armados con cañones capaces de alcanzar un objetivo desde una distancia de 1.000 metros, mientras que las ametralladoras a bordo de los bombarderos B-29 estadounidenses tenían un alcance de 400 metros.
Kramarenko explica: "Entre los 1.000 y 400 metros nuestros aviones disparaban y destruían a los bombarderos mientras todavía estuvieran fuera del alcance de su fuego de ametralladora. Fue el mayor error de cálculo del comando estadounidense - un error de sus diseñadores y productores de aviones. Esencialmente, aquellos bombarderos enormes y caros estaban indefensos contra los cañones de nuestros MiG".
Restos de un bombardero B-29 estadounidense dañado por los MiG-15 y estrellado en un aeropuerto de Japón. Dominio público
Las balas explosivas del MiG-15 abrían un agujero de aproximadamente de un metro cuadrado en los aviones enemigos. Pocos de los aparatos enemigos impactados por aquellos proyectiles volaron de nuevo. Por otro lado, los MiG-15 con su blindaje más grueso podían aguantar el recibir muchos daños y a pesar de ello regresar a casa de forma segura.
El teniente general retirado, Charles "Chick" Cleveland, de la Fuerza Aérea de EE UU, contó a Air & Space Magazine: "Hay que recordar que el pequeño MiG-15 en Corea tuvo éxito haciendo lo que todos los Focke-Wulfs y Messerschmitts de la Segunda Guerra Mundial nunca pudieron hacer – barrer a la fuerza de los bombarderos de Estados Unidos de los cielos".
La mayoría de los pilotos de combate rusos que participaron en la guerra de Corea eran ases aéreos de la Segunda Guerra Mundial, que apenas había terminado seis años antes. También lo fueron muchos pilotos estadounidenses y británicos. Los pilotos de los tres países habían luchado contra la Luftwaffe alemana altamente entrenada, pero había una diferencia.
Las batallas aéreas que acompañaron al avance ruso hacia Berlín fueron despiadadas. La Fuerza Aérea de la URSS enfrentó a pilotos de la Luftwaffe cada vez más desesperados, inferiores en número pero aún mortales y que estaban dispuestos a darlo todo por defender su patria.
Los pilotos rusos, por lo tanto, tenían mucho mejor experiencia de combate que sus oponentes occidentales. Por ejemplo, la 324ª División Internacional de Aviación, enviada a Corea, estaba liderada por el coronel Iván Kozhedub, quien, con 62 victorias, fue el mayor as aliado de la Segunda Guerra Mundial.
Iván Kozhedub, 1944. Dominio público
Los rusos también tenían mejores tácticas de combate. Por ejemplo, grandes formaciones de MiG-15 esperaban en vuelo, a lo largo del lado chino de la frontera, la llegada de los aparatos occidentales. Cuando estos aparecían, los aviones de la URSS se lanzaban en picado sobre ellos desde gran altura. En caso de problemas, lo soviéticos volvían a cruzar la frontera hacia China.
Los escuadrones rusos de MiG-15 operaban en grandes grupos, pero la formación básica era un grupo de seis aviones, dividido en tres pares, cada uno compuesto por un líder y un avión de apoyo. El primer par de MiG-15 atacaba a los Sabres enemigos. El segundo par protegía el primer par. El tercer par se mantenía arriba, apoyando a los otros dos pares cuando era necesario. Este par tenía más libertad y también podía atacar objetivos de oportunidad, como los Sabres solitarios que habían perdido a sus aviones de apoyo.
La participación de Rusia en la guerra tuvo un efecto positivo en la moral de Corea del Norte y China. Cuando los rusos comenzaron a entrenar a pilotos de caza chinos para volar el MiG-15, descubrieron que los aprendices estaban en mal estado físico y apenas podían bajarse del avión después de una salida. Esto se debía principalmente a su dieta - tres tazas de arroz y una taza de sopa de col al día. Después de varias semanas con una dieta basada en las normas rusas, los aviadores chinos fueron capaces de soportar mejor los rigores del combate aéreo. Del mismo modo, los norcoreanos comenzaron a realizar proezas en el aire, derribando varios aviones estadounidenses.
Durante las batallas aéreas del 12 de abril de 1951 los norteamericanos perdieron 25 bombarderos estratégicos y alrededor de 100 aviadores. La jornada fue bautizada como "Día Negro" y la Fuerza Aérea estadounidense declaró una semana de luto.
Los estadounidenses afirmaron que derribaron 11 MiG-15 ese día. "En realidad", dice Kramrenko, "todos nuestros cazas lograron volver a sus bases y sólo tres o cuatro MiG-15 tenían impactos de fuego de ametralladora. Los estadounidenses contaron a los aviones enemigos derribados basándose en las cámaras de ametralladora. Supongo que los pilotos norteamericanos me contaron hasta a mí como derribado - y no menos de dos o tres veces".
La parte rusa tenía un sistema mejor para asegurarse del número de aviones enemigos derribados. Sus pilotos tenían que proporcionar tomas claras de cámara y contar con la confirmación de un grupo de búsqueda, que debía hacerse con los restos de cada avión enemigo derribado. Esto presentaba problemas. Muchos aviones norteamericanos que se habían retirado hacia el mar y caían al agua, no se contaban como victorias rusas. A veces los aviones enemigos cayeron en lugares inaccesibles como bosques y desfiladeros y no fueron recuperados porque el grupo de búsqueda no pudo encontrarlos. Estos aviones derribados nunca fueron registrados como victorias. En realidad, los rusos estaban golpeando duro a las fuerzas aéreas occidentales.
Según los documentos de personal del mes de septiembre de 1951, proporcionados por el 64º Cuerpo de Aviación de Combatientes de la Fuerza Aérea soviética, los pilotos de las dos divisiones soviéticas habían derribado 92 aviones enemigos, mientras que sólo perdieron cinco de sus propios aviones y dos pilotos. Sin embargo, según los registros estadounidenses, en el mismo período sus pérdidas ascendieron a seis aviones. Pero según otra investigación posterior a la Guerra Fría, realizada por académicos rusos y extranjeros, el número de pérdidas occidentales durante septiembre de 1951 fue de 21 aviones en combate contra los MiG-15. Además, otros ocho cazas adicionales resultaron tan gravemente dañados que tal vez nunca volaron de nuevo. Así, incluso tomando estas cifras extremadamente conservadoras, la relación de pérdidas entre las dos partes en las batallas de septiembre es de 4:1 a favor de los pilotos rusos.
Sin embargo, autores, historiadores y analistas occidentales se niegan obstinadamente a revisar los números de muertos de la USAF. Una controversia similar involucró a los australianos, quienes enviaron a su 77º Escuadrón de aparatos Gloster Meteor a Corea del Sur. En un frío día de diciembre, mientras realizaban una patrulla de combate, los rusos liderados por Kramarenko encontraron hasta 20 de estos aviones de fabricación británica. Cuando los MiG-15 rompieron las formaciones de los Gloster, resultó ser un día negro para los australianos. En cuestión de segundos, había una docena de ellos ardiendo en el suelo. Hubo solo un superviviente que consiguió llegar sano y salvo a su base. Los rusos vieron al fugitivo piloto australiano, que parecía resignado a su destino y decidieron no atacarle. "Me despertó compasión", escribe Kramarenko. "El Gloster dejó de ser el enemigo y decidí dejarlo ir en paz. ¡Deja que vuelva a su aeródromo y cuente el destino del resto de sus camaradas que habían querido acabar con una ciudad coreana y cuyos aviones ardían en las laderas cerca de esta ciudad y de su estación de ferrocarril!".
Meteor en la base de Kimpo (Corea del Sur) antes de partir en una misión de escolta de bombarderos, 1951. Dominio público
Kramarenko añade: "Todavía no logro entender por qué los estadounidenses habían permitido a estos novatos luchar en aviones obsoletos sin cubrirlos con sus Sabres".
Los rusos nunca encontraron más Glosters sobre los cielos de Corea. En realidad, los australianos fueron mantenidos fuera de peligro por los estadounidenses.
La proporción de victorias en la guerra de Corea, obtenidas por los MiG-15, podría haber sido aún mayor, si no fuera por la decisión del líder soviético, Iósif Stalin, de rotar a las tripulaciones de cazas. Como consecuencia, los ases rusos de la Segunda Guerra Mundial, que consiguieron un gran número de victorias aéreas en 1951, fueron reemplazados por jóvenes pilotos novatos con poca o ninguna experiencia de combate. Esto permitió a la desmoralizada USAF tomarse un respiro y derribar decenas de aviones rusos.
Otro factor fue el traje G, que permitió a los pilotos estadounidenses volar sin exponer su cuerpo a las fuerzas extremas a las que están normalmente expuestos los pilotos de combate. La Fuerza Aérea de la URSS carecía de este accesorio vital y, en consecuencia, muchos pilotos rusos tuvieron que dejar de volar durante semanas o meses para recuperarse del estrés de combate. La paridad fue restaurada una vez más cuando el grupo original ruso de héroes de la Segunda Guerra Mundial volvió a Corea, pero con la muerte de Stalin en 1953, la guerra empezó a llegar a su fin. Puesto que esto no era una batalla por la patria, ninguno de los pilotos rusos quiso ser el último a morir. No hubo más grandes batallas aéreas sobre los cielos de Corea.
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