Los viajeros con los que hablamos destacaron la importancia de dejar de lado las percepciones mediáticas. Ari, de Brasil, que ha visitado Rusia más de 15 veces en los últimos 12 años, aconseja: "Apaga la tele y deshazte de tus prejuicios".
Rachael Weston, de EE UU, se hizo eco de esta opinión. Cuando visitó Moscú por primera vez en 2023, se dio cuenta de que Rusia era muy diferente a la imagen que dan de ella los medios de comunicación occidentales.
A pesar de las preocupaciones iniciales sobre las complicaciones del visado y las tensiones diplomáticas, su experiencia en el consulado ruso fue inesperadamente amable, admite.
Rachael exploró los lugares más famosos de Moscú, como la Plaza Roja, el GUM, el Kremlin, el Parque Gorki y el mercado Izmailovski.
"El GUM y la Plaza Roja fueron mis favoritos. Fui varias veces y me gustaban especialmente de noche", dice.
Debido a las sanciones, Rachael tuvo que llevar mucho dinero en efectivo, lo que al principio le resultó estresante. Sin embargo, Moscú le pareció muy seguro y no tuvo ningún problema.
Rachael utilizó el metro y los taxis para moverse por la ciudad y se sintió segura, incluso cuando hacía turismo sola. Le llamó especialmente la atención la tranquilidad del metro moscovita: "Me sorprendió lo tranquila que es la gente, sobre todo en el metro, donde todo el mundo iba muy callado, escuchando con auriculares o hablando en voz baja con sus compañeros. Fue un cambio muy agradable respecto a los metros de otras grandes ciudades".
Ilaria, de Italia, que visitó a su novio ruso en Novosibirsk, bromea diciendo que lo único que no le gustó de visitar Rusia fue tener que marcharse. "He viajado por muchos países y puedo confirmar que los rusos son gente increíble", afirma. A pesar de su limitado nivel de ruso, los rusos estuvieron siempre dispuestos a ayudarla.
Sin embargo, Fateme, de Irán, tuvo una experiencia diferente en San Petersburgo, donde le resultó difícil comunicarse debido al escaso dominio del inglés de sus habitantes. Sugiere aprender al menos algo de ruso básico para que la experiencia sea más fluida.
Ari, de Brasil, observa cambios significativos en Rusia desde su primera visita en 2011. Observa que el país está evolucionando y abriéndose aún más a los extranjeros.
"Antes eran más fríos y reservados. Ahora me parece que se están abriendo mucho y se están volviendo más amistosos", dice. No dejan de sorprenderle los rasgos culturales rusos, como beber té en exceso, añadir eneldo a todos los platos y llevar tacones altos a pesar de la nieve.
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